En tierra ocupada

Melissa Cardoza

Un lampo de himno

Como suele suceder con himnos, banderas y tiempos patrioteros, en Honduras es el mes de septiembre cuando se inflaman los ánimos que de pronto despiertan con este amor marcial a la patria, dirigida por infames que la adulan en estas fechas.

El himno nacional de Honduras es una pieza de historia colonial relatada bajo una melodía de corte militar, un retrato de la estética nacionalista que tanto gusta a la clase política del país. Ellos son los que la usan para sus fines banqueros, futboleros, depredadores del bien público y común. Entre las frases inolvidables del himno nacional, que nos han hecho aprendernos hasta el vómito en las instituciones escolares, se dice que la bandera hondureña está cruzada por un bloque de nieve. Si calculamos que en este país la temperatura promedio andará en los 35 grados centígrados,  la nieve no es más que una imagen de la televisión, o la que cae sobre la carne tropical de los migrantes que luego la sufren allá, en el norte inhumano que los persigue y explota. Botón para mostrar uno de los disparates sublimados en dicha composición, en la que por cierto abundan.  

Pues dicho esto, como marco, resulta que en los años de resistencia contra el golpismo, que aún anda saludable por las calles, un autor, José Yeco, hizo una canción llamada Lampo de Cielo, refiriéndose también a una frase del himno, compuso una hermosa canción indignada en la que se recupera la letra original, con significativos cambios, y se entona con una honda melodía. Esta canción marca un tiempo de historia y poder del pueblo hondureño construyendo emancipación en las calles y en diálogo. Ese se convirtió en el himno de la resistencia, que hemos cantado a pulmón por todas las latitudes.

Karla Lara, una hermosa cantora feminista, de largas y árduas peleas ante el patriarcado vario pinto que acuna en brazos de todos los hombres, casi sin excepción, de este país tan bonito como desgraciado. Karla, amiga de comunidades en resistencia, reconocida por la gente que camina los cerros, las fronteras, las cárceles, el espacio diario de la sobrevivencia. Karla, toda colochos y pensamientos lúcidos y complejos. Karla es la cantora más reconocida del himno de la resistencia.

Invitada por un sector del gobierno actual entonó este himno en un evento que se hizo público por las redes y desató la ira del nacionalismo fundamentalista más agrio del pueblito. No sólo los de siempre, esos señores emperifollados que crecieron escuchando a Brahms y les molestan las interrupciones de sus armonías con palabras como hambre y justicia;  las gargantas pagadas por la derecha que abundan en los periódicos también de la derecha y que se encargan de difamar a compañeras; pero también abundó la agresión en los sectores del magisterio que dan más pena que otra cosa, que en su mayoría se dedican a esperar la jubilación y poco hacen por la conciencia nacional teniendo en sus manos lo más noble de este territorio, aduciendo una afrenta a los valores patrios de Honduras, tierra vendida al mejor postor blanco y adinerado; con toda y su gente dentro, lo que no genera a estos profesores de marras ni el más mínimo pronunciamiento. Por cierto, no han faltado los artistas más oficialistas, que el propio autor del tal himno, que consideran que Karla no debió pasarse de esa raya.

Por fortuna ella se salta todos los límites de esta reacción romántico conservadora,  y los dardos contra su imagen y actos se convierten en margaritas frescas que se abren a su paso a puro sol hondureño. El acto de repudio, sin embargo no se queda ahí, se ha hecho una denuncia ante el sistema judicial que es bien efectivo para responder a la derecha empresarial, y por lo tanto estamos aquí esperando que la llamen para ir a cantar con ella, todas las que nos sabemos el peso de esta música y letra recuperada a la rancia clase política hondureña. 

Hoy, 28 de septiembre, día por la despenalización del aborto, en todas partes de esta Honduras llena de polilla neoliberal y de odios patriarcales  heteronormados se sale a decir a la calle que las mujeres decidiremos por nuestros cuerpos y sus procesos sin permiso y en contra vía, como lo hemos hecho, aunque saquen sus biblias y rosarios a la calle, o más bien por eso.

Hoy, tarareamos música de  Karla Lara, miramos bien los nombres de quienes la amenazan, porque esto es contra todas,  y seguimos adelante con el corazón y el paso latiendo fuerte.

Melissa Cardoza

Escritora, activista feminista integrante de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras y la Asamblea de Mujeres Luchadoras de Honduras.

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