Mujeres Transnacionales

Rosalba Rivera Zuñiga*

Simulación, la protección de la niñez migrante

Se acerca la conmemoración del Día de la Niña y el Niño en México, para la mayoría de la niñez será un día de júbilo, reuniones en casa o en la escuela, dulces, regalos, risas…, para la niñez migrante será un día más para sobrevivir en un sistema que les rechaza y no protege. Voltear la mirada hacia esta población y reconocer que aún con los avances en la protección de sus derechos, en materia legislativa y de política pública, todavía queda un gran camino para llegar a una protección efectiva, y que sin importar su nacionalidad o estatus migratorio vivan un 30 de abril como la mayoría de las niñas y los niños.

En noviembre de 2020 se logró la armonización de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes con la Ley de Migración y la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político que, entre otras cosas, prohíbe la detención de la niñez y la adolescencia migrante y sus familias y pone el acento en las Procuradurías de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes como las instancias encargadas de realizar evaluaciones individuales de las necesidades de niñas, niños y adolescentes y plasmarlas en Planes de Restitución de Derechos, teniendo como base el Interés Superior de la Niñez, además de dar seguimiento a los planes y verificar su cumplimiento o ajustar según cada caso. En enero de 2021 entraron en vigor las reformas y se esperaba que, al menos, la niñez y la adolescencia no vieran transgredidos sus derechos y se garantizarán mejores condiciones en este país, porque después de todo son niñas y niños antes que migrantes. La realidad ha sido otra y la simulación la regla.

Primero, la detención de la niñez y la adolescencia ha continuado. Datos de la Secretaría de Gobernación señalan que en 2021 se registraron 77 mil 608 eventos de detención de niñas, niños y adolescentes; en 2022, 70 mil 019; y entre enero y febrero de 2023 suman 13 mil 506. Aunque los datos estadísticos señalan que toda esta niñez y adolescencia fue canalizada a Centros de Asistencia Social, lo cierto es que aún existen niñas, niños, adolescentes y familias detenidas en estaciones migratorias por todo el país.

Segundo, la simulación es el eje. El pasado 6 de marzo, el Instituto Nacional de Migración (INM) informó sobre el “rescate” de 343 personas migrantes en Veracruz, provenientes de Guatemala, Honduras, El Salvador y Ecuador, entre ellas, se identificaron a 103 niñas, niños y adolescentes no acompañados, principalmente de nacionalidad guatemalteca. Las autoridades migratorias olvidaron aclarar que su “rescate” no fue más que una detención migratoria como resultado de un operativo de revisión migratoria en carretera -por cierto, inconstitucionales desde mayo de 2022 como lo resolvió la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Más grave aún que el uso de eufemismos y la detención, fue que a estas niñas y niños se les retornó al día siguiente a su país de origen, sin que hubiera existido una valoración, caso por caso, de su situación, sin haber escuchado su opinión y los riesgos a los que estarían expuestos al ser retornados a su país, de donde la mayoría viene huyendo por diversas situaciones de violencia -como lo ejemplifica el documental “De vuelta con las Maras: México expulsa a niñez migrante que huye de la violencia”. El tema pasó desapercibido y de bajo perfil, aunque las organizaciones de la sociedad civil alzamos la voz, parece que a pocas personas les importa que se regrese a niñas y niños a contextos de violencia, a la muerte.

Pocos días después, el comisionado del INM, Francisco Garduño, hizo públicas sus intenciones de separar a las familias migrantes, “que los niños se les quiten a los padres”, argumentando que es su obligación tutelar el Interés Superior de la Niñez. Nuevamente las alertas se encendieron, pues no solo es ilegal esa pretensión sino que va en contra de esa reforma que parecia muy progresista, al menos en el papel lo es. El Comisionado no entiende que no por el hecho de ser niñez y adolescencia migrante puede pasar por encima de las Procuradurías de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, instancia encargada de tutelar el Interés Superior de la Niñez, que el trabajo del INM es brindar documentación migratoria a las familias, brindarles información sobre sus opciones de regularización migratoria o su derecho a solicitar asilo, implementar acciones que les permitan realizar cruces seguros por los puertos de entrada, expedir tarjetas de visitante por razones humanitarias, como lo prevé la ley, para niñas, niños y adolescentes y sus familias, combatir la extorsión y el abuso contra las personas migrantes, eliminar la política migratoria de contención que obliga a las familias a transitar por lugares más peligrosos, a subir al lomo de un tráiler, a cruzar por puntos que ponen en riesgo su vida, y a dejar de coadyuvar con las políticas migratorias estadounidenses. Además de que existe una estructura de Estado, el Sistema de Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), organizado para dar respuestas a las diferentes necesidades y grupos de niñez y adolescencia que se encuentran en territorio mexicano.

Mientras que el pasado 27 de marzo, un incendió en la estación migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua, donde perdieron la vida 40 migrantes, 27 resultaron heridos y 15 mujeres pudieron salir, fue otro punto de alerta ya que ese día se reportó la detención de familias con niñas y niños por agentes migratorios para ser llevadas a esa estación migratoria, las consecuencias hubieran sido más terribles si esas familias no hubieran sido liberadas antes del incendió -algunas familias incluso tenían documentos migratorios, su única falta fue vender dulces en las calles de Juárez. No obstante, muchas niñas y niños son parte de las personas afectadas por el incendió dado que sus familiares, incluso padres, murieron o quedaron gravemente heridos. La mayoría están pasando diversas situaciones de dolor, miedo, duelo, trauma e incertidumbre por sus procesos migratorios, ya que algunos siguen resguardados en espacios privados por ser testigos y a la espera de que se resuelva su situación familiar para saber si continúan en México o irán a otro país.

A estos escenarios se suma las miles de niñas y niños, extranjeros y mexicanos, que se encuentran hacinados en los albergues o en situación de calle en la frontera norte del país, esperando una oportunidad para que cambien las políticas estadounidenses, como Título 42, y puedan acceder al asilo en Estados Unidos porque México no es una opción donde se sientan seguras y protegidas.

Recordamos al Estado mexicano, en especial a las autoridades migratorias y de protección de la niñez y la adolescencia, que las niñas, niños y adolescentes antes que migrantes son niñas y niños, que el retorno a los países de origen o la realización de planes de restitución colectivos no pueden considerarse como parte del trabajo y compromiso que tienen para garantizar y proteger el Interés Superior de la Niñez migrante. Por lo que la conmemoración del Día de la Niña y el Niño no puede ser un día inclusivo ni generalizado de fiesta pues quedan muchos pendientes, y sobre todo, dejar de mirarles como migrantes y hacerlo como lo que son, niñas y niños.

*Coordinadora de infancia migrante, Instituto para las Mujeres en la Migración, AC (IMUMI)

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