DESconstrucciones

Fernando Híjar Sánchez

Revueltas, el retrato del joven compositor

DESconstrucciones (XX)

Segunda parte

Para Cecilia Santa Cruz, las penumbras no pudieron con ella, muchos años más al frente del Salón de la Plástica Mexicana

El Cenidim en la cafetería, el Cenart, Ofelia, los elefantes blancos y los 500 asesinados

De nuevo hago referencia a la cafetería Gabis, en la colonia Juárez, pero a su espacio antiguo, a la que estaba en La Plaza Washington. Como ya lo he referido en varias ocasiones, este lugar fue testigo de encuentros, uniones, desuniones, conocimientos, aciertos, desaciertos, algarabías, tristezas, charlas infinitas (con varios expresos de por medio), horas productivas y muchas otras improductivas, en fin, fue el detonador de proyectos, esperanzas, sueños y anhelos cumplidos e incumplidos, de plegarias atendidas y desatendidas. Pues bien, a esta cafetería asistían (aparte de todos los personajes, de fama e infamia, que he mencionado en otras DESconstrucciones), investigadores del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim), que estaba a dos cuadras del Gabis (en la calle de Liverpool número 16, ésta fecunda institución llegó a esta sede a finales de los años setentas, en el terremoto del 85 fue seriamente dañada y se trasladó, por dos años, a la Escuela Superior de Música. Ya de regreso debido a las condiciones de inhabitabilidad de la construcción, una espléndida casona con muchos años a cuestas, los investigadores se refugiaban en la cafetería para avanzar en sus trabajos. El Cenidim se mudó al Centro Nacional de las Artes, Cenart, a mediados de los noventa; en la actualidad la casona alberga a la Fundación para las Letras Mexicanas que dirige el poeta, ganador del Premio José Lezama Lima, Eduardo Langagne. Eduardo es un conocedor cabal de la poesía y literatura en lengua portuguesa, tradujo los 35 sonetos de Fernando Pessoa y escribió las letras en español del fonograma Agua de beber, 2011, de Eugenia León. Ya dedicaremos estos espacios a la relación tan íntima que guarda el poeta, nacido en la Colonia Tabacalera, con las expresiones musicales. Por cierto, conocí hace cerca de 40 años a Eduardo en el ineludible Gabis, su hermana Cecilia me lo presentó. Un último agregado, y perdón por este paréntesis tan largo. El Cenart fue inaugurado en el último año de Salinato, noviembre de 1994, el primero de enero de ese mismo año se llevó a cabo el levantamiento zapatista y en marzo, el asesinato de Colosio. La actriz, activista social y documentalista Ofelia Medina, a quien admiro sin pestañear, dijo que no se iba a presentar nunca en el Cenart en protesta por el dispendio gubernamental, los mentados elefantes blancos, ante el desprecio y olvido hacia amplios sectores de la sociedad sumidos en la injusticia y desigualdad; este espacio cultural nació en el sexenio del criminal Raúl Salinas de Gortari, recuerden los más de 500 asesinatos de militantes de izquierda en este período espurio, es en esta etapa en la que se consolida la política depredadora del neoliberalismo; hasta donde yo sé, Ofelia ha cumplido su promesa y su posición fue innegablemente correcta en aquel contexto político), de este modo conocí a Luis Jaime Cortez, y a otros estudiosos de la música, como Antonio Robles Cahero y Guillermo Contreras. En alguna ocasión platiqué con Karl Bellinghausen, él casi siempre estaba solo y sumido en sus papeles, Karl falleció a los 63 años en los momentos más productivos de su carrera.

Reencuentro, no disparen por favor, los dorados y escenas fugaces únicas

Después de casi treinta años volví a reencontrarme con Luis Jaime, aunque he seguido su trayectoria, no hay nada mejor que platicar, cara a cara, con el protagonista y esto ocurrió, gracias a Antonio Robles Cahero (destacado historiador de la música mexicana, músico, musicólogo, especializado en la guitarra novohispana del siglo XVIII, colaborador y ex director de la revista Heterofonía), y a la realización del VI Congreso de la Sociedad de Musicología que se efectuó en el pasado mes de agosto, aquí en la Ciudad de México, en el cual confluimos los tres.

En el 2000 sale a la luz la novela biográfica o biografía novelada Favor de no disparar sobre el pianista acerca de Silvestre Revueltas, escrita por Luis Jaime (cuyo título me recuerda la película Disparen al pianista, 1960, de Francois Truffaut, en pleno arranque de la corriente vanguardista denominada nueva ola francesa, esta película está catalogada como neo noir, nuevo cine negro, de crimen y suspenso con tintes “modernos”; en este film actúa como protagonista principal el cantante Charles Aznavour, su faceta como actor es poco conocida a pesar de que participó en cerca de 60 películas, la vida del compositor e intérprete de Venecia sin ti, de origen armenio, bien merece una DESconstrucción; también, el nombre de la novela de Luis Jaime, me rememora los ensayos que escribió Oscar Wilde sobre sus viajes por Estados Unidos, en 1882, y están plasmados en Impresiones de América. Oscar se sorprendió cuando visitó la ciudad de Leadville, en Colorado, y encontraba en los Salones -cantinas o tabernas- letreros que decían:

¡Por favor, no disparen al pianista, está tocando lo mejor que puede!

En este estado -donde la riqueza afloraba por la salvaje explotación minera y las controversias se dirimían, literalmente, a balazos- se registraba una mortalidad asombrosa producto de balas perdidas que impactaban en los cuerpos de inocentes y desprotegidos pianistas. Es una delicia leer estos ensayos del hombre del clavel verde. Pero en definitiva, el título tiene que ver con la aparición fugaz de Silvestre Revueltas en la película ¡monos con Pancho Villa! de Fernando de Fuentes, filmada en 1935, en ésta interpreta al pianista – él mismo compuso la música del film– que al estar tocando La cucaracha en una cantina repleta de Dorados de Villa, los que están alrededor del piano la cantan, unos descontrolados, entrados en copas, empiezan a tirar balazos a una lámpara, en ese momento el mismo pianista levanta un cartel que dice: Se suplica no tirarle al pianista), en donde, en base a testimonios y documentos, va configurando la vida y personalidad del autor de La noche de los mayas. Luis Jaime tiene una trayectoria académica relevante y significativa como ya lo adelanté en la primera parte: pianista, compositor, historiador, musicólogo y escritor. Aparte del libro mencionado sobre Revueltas, escribió Tabiques rotos: siete ensayos musicológicos y Mario Lavista: textos en torno a la música; autor de dos óperas: La tentación de San Antonio y Luna; compuso la sinfonía: Lluvias. Fue director del Cenidim (1988-1994), Rector del Conservatorio de las Rosas en dos períodos (1994-2004 y 2011-2017); es Doctor en Música por LA UNAM y tiene un Doctorado en Artes por la UG. A pesar de este amplio bagaje académico, aquí expusimos tan solo una parte, uno pensaría que lo rodean ciertos aires de superioridad o pedantería muy comunes en estos niveles, pero no, Luis Jaime es una persona que sabe escuchar y es dueño de una conversación amena, pero cuando no está de acuerdo con algo lo plantea de manera firme y con argumentación, de modo que no queden dudas en torno a su posición. Ya desde un “lejano” 1988, Luis Jaime nos muestra un conocimiento pleno sobre el Silvestre joven, al escribir cinco entregas para la revista Pauta: Preámbulo, El comienzo, La primera orfandad, Una inocente sed y The Bear.

En la siguiente colaboración escribiré sobre la familia Revueltas, así como una breve semblanza de Silvestre, ahondaremos en la mencionada novela y entraremos en el contexto del surgimiento y presentación de las obras de juventud para piano revueltianas.

Las imágenes (tanto las fijas como las secuenciales, corresponden a la película referida en párrafos anteriores), que aparecen en esta DESconstrucción fueron tomadas directamente de la pantalla televisiva por el canal de youtube. Hasta el momento, éstas son las únicas imágenes móviles que se conocen del compositor duranguense.

Fernando Híjar Sánchez

Promotor cultural, productor musical e investigador independiente. Uno de sus más sobresalientes fonogramas: Lienzos de viento (músicos zoques y mames en diálogo con Horacio Franco) obtuvo el Premio Patrimonio Musical de México, INAH 2012.

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