Crónicas de las luces y de los ruidos

Oleg Yasinsky 

Oxímoron fotográfico para una fiesta del olvido

Este 9 de mayo los pueblos de lo que fue la Unión Soviética celebrarán el 72 aniversario del triunfo de su país sobre el fascismo alemán. Durante las ultimas décadas no hubo otra fecha más sagrada y absoluta para quienes crecimos y nos educamos como nietos e hijos de los vencedores del fascismo.

En mi país, Ucrania, ese triunfo costó vidas de uno de casa seis de sus habitantes y en la vecina Bielorrusia fueron uno de cada cuatro. Los últimos estudios indican que el terrible y redondo numero de 20 millones de los ciudadanos soviéticos, civiles en su mayoría, caídos en esta guerra, fue una manera de minimizar nuestras bajas, y su cifra real, bastante más alta, difícilmente se sabrá.

La restauración del capitalismo en los países de la Unión Soviética no sería posible sin una audaz y total campaña mediática, previa al tiro de gracia que le dio el folclórico y grotesco ex miembro del Comité Central del Partido Comunista Boris Yeltzin. La prensa, liberada de la censura y de los escrúpulos, promovió dos nuevas virtudes ciudadanas: anticomunismo y nacionalismo, para hacer que el diverso, multiétnico y pluricultural pueblo del país más grande del planeta, se arrepienta de su propia historia y solicite consejos y orientación a las sabias y prosperas democracias occidentales. El grado de la ingenuidad política de nuestros compatriotas no fue otra cosa que producto de una cierta desviación del socialismo donde el pueblo no participaba en la política, no tenía experiencia de la organización desde abajo y la burocracia del estado – resultado de la selección vía purgas de Stalin –  ya tenia claros gustos y apetitos capitalistas imposibles de satisfacer dentro del socialismo. Para destruir la Unión Soviética era necesario destruir las bases de su máximo orgullo histórico – profundamente popular y el menos oficialista de todos – su gran triunfo sobre el fascismo en la Segunda Guerra Mundial. Era necesario empezar a comparar a Hitler con Stalin para luego igualarles con el fin de igualar al fascismo con el comunismo. Creí que jamás iba a ser posible, pero una vez más me equivoqué.

En Ucrania, la republica de la ex URSS que sigue en la vanguardia de retroceso histórico, el actual gobierno golpista inauguró su agenda política con la “descomunización” de país que significó la luz verde a las hordas neonazi para destruir cientos de monumentos soviéticos y profanar miles. Se aprobó una ley prohibiendo la ideología y la simbología comunista y como no podían declarar ilegal la celebración del Día de la Victoria, la nueva iconografía oficial en imágenes de los tanques soviéticos avanzando hacia Berlín reemplazó las banderas rojas con hoz y martillo por banderas nacionales de color azul con amarillo. Lo gracioso y lo vergonzoso del asunto es que justo bajo estos colores pelearon al lado de los nazi contra el Ejercito Rojo los nacionalistas ucranianos, los personajes a quienes el actual poder trata de convertir en los nuevos héroes del pueblo ucraniano.

Miren esta imagen. Es la propaganda oficial que acaban de instalar en estos días en varias ciudades y aldeas de Ucrania. Como el 9 de mayo es el Día de la Victoria, se inventó otro feriado: el 8 de mayo, Día de la Memoria y la Reconciliación. El afiche representa a un veterano del Ejercito Rojo y un combatiente del Ejercito Ucraniano Rebelde y dice abajo: TRIUNFADORES DEL FASCISMO. Este oxímoron fotográfico supone la reconciliación del soldado soviético con un aliado de los nazi dentro de la supuesta lucha de ambos contra el fascismo. Los autores de la imagen no pueden ignorar que justamente el Ejercito Ucraniano Rebelde aparte de pelear al lado de los alemanes fue el proncipal protagonista de la represión contra la población soviética en los territorios ocupados por los fascistas y sus tropas son responsables de los crímenes mas atroces contra los civiles en Ucrania, Bielorrusia y Polonia. Quienes son presentados ahora por el gobierno de Kiev como los guerrilleros independentistas de Ucrania en términos latinoamericanos de hoy fueron más bien los paramilitares, con justa razón combatidos por la guerrilla y el ejercito soviéticos.

El objetivo del show es enterrar nuestra historia para seguir mintiendo. Por eso su Día de la Memoria y la Reconciliación es parte de la noche del olvido y del odio en que ellos sumergieron el país hace tres años. Pero nos queda nuestro 9 de Mayo, donde los 20 o mas millones de nuestros muertos no nos dejarán solos, son centinelas de nuestros pueblos, y esta guerra por la memoria no ha terminado.

 

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