No mentir ni herir a las familias de los 43
Los nuevos hallazgos en las investigaciones sobre la desaparición de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa, que se encuentran en el informe de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia (CoVAJ), presentado el 18 de agosto por el subsecretario Alejandro Encinas, perdió consistencia con el peritaje técnico que mandó realizar el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI). Se detectaron varias fallas en 118 capturas de pantalla que no son confiables en cuanto a su autenticidad y veracidad, por lo mismo, no se pueden considerar como pruebas dentro del proceso judicial.
Para don Mario, padre de César Manuel, esta investigación no fue transparente. La realizaron a prisa, no trataron de cotejar los resultados, ni tuvieron la intención de compartir los hallazgos con el GIEI. Presentaron una información que requería del apoyo de especialistas en la materia, para que no hubiera cuestionamientos ni dudas, como ahora está sucediendo. Como padres y madres era importante saber con anticipación lo que iba a presentar licenciado Alejando Encinas en su informe. No estuvo bien que a boca jarro dijera todo lo que viene en las capturas de pantalla, sin que nos presentara pruebas contundentes. Hizo una investigación paralela en la que nos ignoró. A nadie nos tomó en cuenta, al GIEI, al fiscal especial Omar Trejo y a nuestros abogados. Prefirió trabajar con su equipo a su modo, sin medir las consecuencias y los costos de su forma de actuar.
Los pantallazos nos hicieron mucho daño. Nos dolió mucho cuando nos dijo que nuestros hijos fueron disueltos en ácido, que fueron desmembrados, que fueron acarreados y tirados en cuatro diferentes lugares; que los fueron a recoger, que los tiraron de nuevo hasta que los llevaron al ejército. No merecíamos ese trato, menos por la confianza que hemos tenido en la CoVAJ. Fue una puñalada más en nuestro corazón que de por sí se desangra.
Desde el fondo de mi alma, el informe de la CoVAJ no solo nos torturó, sino que intentó acabarnos. Fue igual que con el gobierno de Peña Nieto. Actuaron con la misma táctica, de causarnos el mayor daño posible, de pegarnos donde más nos duele. A pesar de que en el decreto presidencial hay una cláusula de que toda información delicada tiene que compartirse a los padres antes de darla a conocer a los medios, pesaron más los intereses políticos. Varios padres y madres estamos enfermos, enfrentamos muchas dificultades en nuestro caminar, pero aún así el licenciado Encinas aventó la bomba de los pantallazos, dio declaraciones a la prensa, como si ya se tratara de otra verdad histórica. Fue un golpe tan duro que quedé sin saber cómo reaccionar. Quedé aturdido, muy mal. Nos agarraron desprevenidos porque no teníamos nada de información. Ya contábamos con las escuchas de Chicago, de las conversaciones que tuvieron los jefes de guerreros unidos. Era lo que nos daba una pista más de cómo se coludieron los narcos con gente del ejército.
La investigación que hizo el fiscal especial Omar Gómez es muy valiosa, sin embargo la desecharon, y lo corrieron. A pesar de que no contaba con el apoyo del fiscal general tuvo el valor de sacar 83 órdenes de aprehensión y mostrar que estaban bien sustentadas. Ahí vimos que saltó la liebre, porque las autoridades salieron en defensa del ejército. Prefirieron golpearnos como padres en lugar de colocar a los militares en el banquillo de los acusados. La cancelación de las 16 órdenes de aprehensión contra los miembros del ejército de diferente rango, fue otro agravio más, pero eso no les importó. Por eso ahora vemos que el asunto está más complicado, porque no quieren que se vaya el fondo de la investigación. La misma fiscalía general se encargó de cancelar las órdenes de aprehensión contra el ejército y contra personajes claves del gobierno del estado que se coludieron con la maña.
Hay muchas deficiencias en ese informe por culpa de los pantallazos. Las expertas y los expertos nos explicaron por qué. No tienen sustento como para decir que son verdaderos. El GIEI sí hizo un trabajo serio y minuciosos, por eso públicamente dijo que no tienen validez porque varios datos no cuentan con soporte técnico. Como padres y madres ya aprendimos a que solo vamos a darle credibilidad cuando existan pruebas científicas.
Como padres reconocemos el profesionalismo del GIEI. Nos ha demostrado que nunca va a publicar algo si no tiene pruebas. Además algo que honra nuestra lucha es que siempre nos toman en cuenta, en todo momento nos hablan con la verdad. Lo saben hacer de la mejor forma y nos dicen los pasos que hay que seguir. En los momentos más difíciles siempre nos han dado un gran respiro.
Nuevamente nos estábamos ahogando, pero el GIEI otra vez nos dio oxígeno puro. Es la misma vida la que nos da otra oportunidad. Ojalá y Dios quiera que estén bien nuestros hijos, pero si están mal que no hayan sido tan crueles con ellos. El informe del GIEI es otro respiro que nos da fuerzas para seguirlos buscando y luchando por ellos. Me quedo con lo que dijo el GIEI creo en lo que han investigado de las capturas de pantalla. Ellos me dan la la esperanza de que nuestros hijos regresen a casa.
En los círculos del poder vemos que hay un ambiente complicado. Sentimos que se cierran las puertas en la fiscalía general, también con el ejército. Ya no es la misma confianza, porque el respaldo que nos brindaban, ha cambiado. Al fiscal en quien confiábamos lo corrieron, desconocieron su trabajo y hasta pidieron que se cancelaran las ordenes de aprehensión que ya le habían concedido. Nuevamente vuelven los ataques contra nuestro equipo, el ejemplo más claro es con el compañero Vidulfo.
El castigo mediático al licenciado Encinas fue por presentar resultados apresurados. En el fondo no valoramos su trabajo. Nos consta que es una de las personas que ha estado muy activo en busca de los muchachos, sin embargo, también notamos que está siendo presionado dentro del mismo gobierno. Son momentos difíciles, porque afectan el proceso de investigación. En lugar de avanzar, retrocedemos, todo por proteger al ejército.
Ahora estamos en un atolladero, patinamos y ya no avanzamos. El mismo presidente nos confunde porque a veces dice una cosa y luego dice otra. Nos ha dicho que no va a proteger a nadie pero sentimos que está del lado del ejército. Nos desconcierta cuando dice que estamos en su contra. Eso no es cierto, porque en verdad lo único que nos interesa es saber dónde están nuestros hijos. Como padres sólo estamos exigiendo lo que prometió. Para eso se firmó un decreto y dio su palabra.
Como madre de Benjamín Ascencio Bautista he dicho que los del gobierno tuvieron conocimiento de lo que pasó el 26 y 27 de septiembre. Ellos escondieron todo para no esclarecer los hechos, y si no hay detenciones contra todos los que participaron no vamos a llegar a la verdad.
Me molestó mucho la información que dio el licenciado Encinas, porque nos lastimó no solo a las madres y padres, también a nuestras hermanas, a los abuelos y a todos los tíos. Nos sentimos destrozadas y abandonadas. Es muy triste todo lo que está pasando. El único apoyo que tenemos es el de las expertas y expertos y también de las organizaciones que nos acompañan.
A ocho años y un mes de caminar nos hemos sacrificado mucho. Puro desvelo y viviendo todo el tiempo en la intranquilidad, porque dejamos nuestra milpa, nuestra casa y nuestras hijas por saber que está pasando con las búsquedas y las investigaciones. La preocupación más grande es no saber cómo están nuestros hijos y dónde están.
En estos días estuve con el corazón apachurrado, sobre todo cuando escuché lo que hicieron a nuestros hijos. Fue muy duro soportar todo lo que decían los pantallazos. A nadie le dijeron lo que contenía el informe. Se supone que estaban trabajando como equipo con el ex fiscal especial, el GIEI, la CoVAJ. Yo siempre he reconocido el trabajo de Encinas porque él va por delante, encabezando, pero fue difícil creer que no trabajaron en coordinación. Ahí no entiendo, quién está manipulando?
Yo pienso que el fiscal general de la república no quiere que se esclarezcan los hechos, aunque el presidente dice que sí. Nos dan palabras de aliento, pero de pronto renuncia el fiscal especial y ponen a otro que ni siquiera conoce la investigación, entonces cómo vamos a alcanzar la verdad?
Es muy triste y no quiero imaginar que Alejandro Encinas renuncie. Si renuncia, ¿quién va a entrar? ¿Otra vez vamos a empezar de cero? Me preocupa mucho también que del GIEI se vayan dos. Siento que con dos no van a poder agilizar las investigaciones, no sé ¿qué va a pasar?
Nosotras como madres y padres no nos queda de otra que empujar las investigaciones y dar con el paradero de nuestros hijos. Por eso seguiremos exigiendo al ejército que entregue todos los archivos que hacen falta, también a los de la marina.
Como madre quiero hacer un llamado a los políticos porque no queremos más palabras que nos hieran. El secretario de gobernación, Adán Augusto López, vino al congreso local de Guerrero a decir que el ejército es moderno y que “la noche de Ayotzinapa ha quedado atrás”. Dijo que ahora los mexicanos ya sabemos realmente lo que sucedió, y tomó partido para defender al ejército, como si no tuviera cuentas pendientes en Guerrero por la desaparición de cientos de personas. Esos comentarios demuestran que a los políticos no les interesa respetar nuestro dolor. Para el secretario es más importante apoyar al ejército aunque viole los derechos humanos. Los pone en un pedestal en lugar de exigir cárcel para los que participaron en la desaparición de los 43. Estaría bien que se pusiera sólo un día nuestros zapatos para ver el dolor que se siente, solo así van a comprender realmente lo que es ser papá o mamá de un desaparecido. Lo mínimo que le pedimos es que no mientan y que no desangren más la herida de nuestro corazón. ¿Con qué autoridad se atreve a decir que la noche de Ayotzinapa ha quedado atrás?
Abel Barrera
Antropólogo mexicano y defensor de los derechos humanos. En 1994 fundó el Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan en Guerrero, México. Ha recibido diversos premios por su trabajo en la defensa y promoción de los derechos humanos, de Amnistía Internacional Alemania en 2011, y el premio de derechos humanos 2010 del Centro por la Justicia y los Derechos Humanos Robert F. Kennedy, entre otros