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“México tiene una educación sin fronteras”…¿de verdad?

Por. Instituto para las Mujeres en la Migración, AC

Twitter: @imumidf

Septiembre del 2015 significó un antes y un después para el acceso a la educación básica en México de niñas, niños y adolescentes nacidos o con estudios en el extranjero. La Secretaria de Educación Pública (SEP) modificó su Acuerdo Secretarial 286 que, entre otras cosas, garantiza el acceso a la educación básica y media superior sin la necesidad de un acta de nacimiento mexicana o apostillada y traducida por perito oficial, o la Clave Única de Registro de Población (CURP). Basta con llenar los formatos de inscripción firmados por la madre y/o el padre.

Estas modificaciones beneficiarían potencialmente a 600,000 niñas y niños nacidos en el extranjero viviendo en México, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) 2010. Plasmadas en las Normas Específicas de Control Escolar Básicas Relativas a la Inscripción, Reinscripción, Acreditación, Promoción, Regularización y Certificación en la Educación Básica, y los Criterios para el Ingreso, Permanencia, Tránsito y Egreso en la Educación Media Superior; y recientemente en la Ley General de Educación. A partir de ese momento, ninguna escuela puede obstaculizar o condicionar el acceso a la educación de niñas, niños y adolescentes en el país.

Sin embargo, a dos años de las modificaciones y en este ciclo escolar 2017-2018, aún con las promesas de algunos políticos de facilitar el acceso a la educación de la niñez y adolescencia nacida en el extranjero, en el marco de la nueva política migratoria de Estados Unidos, se siguen registrando casos de barreras en el acceso a la educación. La falta de una CURP o de un acta de nacimiento apostillada, sigue en la lógica de los planteles educativos, así como en los procesos del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA).

Erick, forma parte de esos casos. Originario de El Salvador, en 2015 tuvo que salir de su país junto con su familia, a excepción de su hermana menor. Las pandillas locales habían amenazado de muerte a su hermana mayor por no aceptar colaborar como informante. Su madre solicitó visas de turista para venir a México, a diferencia de muchas familias que viven la misma situación de persecución y amenazas, la familia de Erick contaba con un poco de dinero y una red social que les permitió ingresar a México con un estatus migratorio regular.

Luego de unas semanas, su hermana menor fue utilizada por una de las pandillas para transportar droga en el recorrido de su casa a la escuela. Su madre fue por ella. Al entrar a México le informaron que debido a la situación en la que se encontraban tenía derecho a solicitar asilo en nuestro país. Iniciaron el proceso ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados. Al poco tiempo sus dos hermanas y su madre fueron reconocidas como refugiadas en México. Erik no corrió con la misma suerte debido a que entró como turista y no había salido del país.

Sin embargo, desde que llegó a México, tanto su madre como él, buscaron integrarse al país. El primer paso, continuar con sus estudios. Debido a la premura con la que la familia salió de El Salvador no trajeron consigo los documentos necesarios que acreditaran sus estudios, así que el INEA se convirtió en su opción para cursar primaria y secundaria. Comenzaron los obstáculos. Necesitaba un acta de nacimiento apostillada y una CURP.

Luego de insistir, pudo acceder al sistema del INEA no sin antes firmar una carta en la que se comprometía a entregar los documentos necesarios para poder continuar su educación y recibir su certificado. Hoy, aunque está a punto de terminar los 10 módulos correspondiente a primaria, Erick ha visto frenado su proceso, entre otras cosas, porque el INEA le ha dicho que no podrá presentar los últimos exámenes debido a que no cuenta con una CURP y en consecuencia no le podrán otorgar su certificado de primaria.

Huecas o políticamente correctas son las declaraciones tanto de Peña Nieto como de Aurelio Nuño, Secretario de Educación, al señalar que “México tiene una educación sin fronteras”, pues aún con modificaciones en las leyes y acuerdos en materia educativa, la niñez y la adolescencia, nacida en el extranjero, sigue enfrentándose a diversos obstáculos para acceder a la educación en nuestro país. A ello se suma el miedo y la discriminación hacia esta población.

De acuerdo con el Inegi, nuestro país es el hogar de 961,121 personas nacidas en el extranjero, menos del 1% del total de la población mexicana. De ellas, 243,280 son mujeres y 249,337 son hombres. Durante el ciclo escolar 2013-2014 la SEP reportó que en el país estaban inscritos en educación básica 307,125 niñas y niños nacidos en el extranjero, de los cuales 49% son niñas y 51% niños. El 94% nació en Estados Unidos.

Historias como la de Erick se repiten a diario, pero las ganas de salir adelante son más grandes que los obstáculos que enfrenta, en un país que si bien le abrió las puertas para salvaguardar su vida y la de su familia, no le brinda la oportunidad de integrarse. Pero él no se rinde y ha logrado obtener una beca para un curso de gastronomía, lo que le permitió realizar prácticas en un restaurante con la posibilidad de integrarse como parte del personal, no obstante, le solicitan se registre ante el Seguro Social, pero la falta de una CURP, nuevamente es la barrera. Con apenas 17 años de edad, Erick tiene varios obstáculos que sortear: ser reconocido como refugiado, al igual que su familia, terminar sus estudios sin condicionamientos, y poder trabajar.

Me siento decepcionado y triste. Me esfuerzo por avanzar en mis estudios, por aprender, pero al parecer no tiene caso. No me van a dar mi certificado y tampoco podré trabajar en el restaurante porque no tengo una CURP. Es triste ver cómo te cierran las puertas, no te informan, no te apoyan. Me gustaría que cuando una persona va a buscar apoyo, en vez de decirte no, o meterte miedo, te muestren alternativas”, Erick.

Esta semana inició el ciclo escolar 2017-2018, más de 25 millones de niñas y niños regresaron/ingresaron a educación básica, pero ¿cuántas más quedaron sin esa oportunidad por la burocracia y la falta de información de las autoridades escolares?

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