La columna de lxs que sobran

Desde el Margen

La impunidad de la guerra contra los pueblos

Autor: Xilotrópico

Para el día en que se publique este artículo, posiblemente ya se habrá cumplido un mes desde que el Estado genocida de Israel dio paso a una limpieza étnica contra el pueblo de Palestina; una masacre. Esto como una “respuesta” a la acción militar de la Brigada de Al-Qassam[1] contra asentamientos y colonias israelís. La “respuesta” ha sido una masacre genocida con total impunidad ante los ojos del mundo.

Palestina viene siendo ocupada por Israel desde 1947, cuando por una resolución de la ONU se implementa y legitima al Estado de Israel. Una resolución que parte de la historia colonial europea que sometió a varios territorios en el mundo y que en contextos de guerra —bajo esa lógica— se repartían estos territorios “ganados” y “conquistados”. Esto provocó que el sionismo —que vino de occidente— se instaure de manera hostil, teniendo como objetivo principal expulsar al pueblo palestino de ese territorio.

El genocidio que ha venido dándose desde hace décadas y que hoy vemos de manera más brutal no es producto de una guerra religiosa, tampoco es solo territorial, sino que es cultural; es un proyecto político de colonización y de despojo total. El pueblo palestino viene resistiendo a este proyecto de colonización, incluso antes del 47. Y no es algo aislado, lo vivimos aquí, en toda Abya Yala, desde 500 años atrás. Lo viven todos los pueblos y territorios que fueron colonizados en el mundo y que generalmente pertenecemos al sur global. La forma de operar es la misma; arrancarnos la identidad, la historia —nuestra otra historia—, las lenguas, la forma de pensar, sentir, organizarse y habitar la vida. Para así imponernos una sola forma de ver el mundo, que es la de ellxs, de los ahora llamados Estados-nación y dentro de esa estructura de una nacionalidad oficial, una lengua oficial, una moneda oficial, una religión oficial; nunca va a poder existir lo heterogéneo, lo diverso, aunque se llame Estado Plurinacional, si sigue siendo bajo la misma estructura y base (que hay que repetir que es patriarcal, capitalista y colonial), siempre habrá alguien oprimidx; siempre habrán vidas que van a valer menos.

Los Estados-nación y las élites que los controlan, saben bien que las posibilidades de organización de la vida por fuera de sus estructuras son posibles y reales, por eso se reiventan y constantemente crean nuevas formas para mantener la hegemonía que ellxs crearon y estas estrategias, además, siempre son contrainsurgentes.

Volviendo al punto en que Palestina viene resistiendo a la ocupación incluso antes del 47, entre los años 36 y 39 realizaron una huelga general ante la ocupación y colonización británica, lo interesante de esto es que, para sostener esa huelga, el pueblo palestino, practicaba la auto organización y el autogobierno; el pueblo siempre fue participe tanto de la lucha de masas, como de la resistencia armada[2]. Así mismo, la primera Intifada (1987-1993) fue sostenida desde organizaciones populares y locales, y ante los cierres de las escuelas por parte de la ocupación, el comité popular de la Intifada organizó programas de estudio popular. Precisamente ante estas posibilidades de organización que se estaban dando y la creciente fuerza de las organizaciones de izquierda y seculares (laicas) como la OLP (Organización para la liberación de Palestina) y el FPLP (Frente Popular para la Liberación de Palestina), sobre todo esta última, que dentro de su práctica política también ponían sobre la mesa el desafiar todos los aspectos de dominio cotidiano que había generado la ocupación sobre la vida del pueblo palestino, era necesario para el Estado de Israel y sus aliados como Estados Unidos, Arabia Saudita, crear una estrategia contra insurgente que parara con eso. De ahí que Israel fortalece a Hamás como una estructura política, con su legalización y financiamiento, pudieron aplicar prácticas asistenciales que cubrían de amplia manera las necesidades inmediatas del pueblo palestino —que las organizaciones armadas de izquierda no podían cubrir precisamente por las condiciones de ocupación militar y no financiamiento—. Eso provocó una gran cooptación de bases palestinas y de alguna manera también la fractura de las organizaciones más locales. Y aunque Israel deja de financiar a Hamás en el 2000, este se fortaleció de tal manera que dio paso a que ahora sea un movimiento político sumamente grande.

La estrategia de los Estados-nación siempre ha sido esa, implementar la idea del enemigo interno y si es necesario crear a ese enemigo interno (como vivimos también aquí en Ecuador con el fortalecimiento de un narco-estado mafioso), para así entrar en los pueblos con todo su arsenal y dar supuesta seguridad y paz a la población, ¿paz para quiénes?, ¿paz entre quiénes?, en realidad solo entre ellxs; lxs de arriba.

Una gran contradicción que evidencia como a los Estados-nación y quienes tienen el poder en ellos, en realidad, no les interesa que haya una paz verdadera es la “solidaridad” del estado genocida de Turquía ante la masacre que ocurre con el pueblo palestino. Erdogan, presidente de Turquía se posicionó con la causa palestina y ha condenado los ataques de Israel: “Sus ataques desproporcionados contra Gaza, que carecen de base moral alguna, pueden llevar a Israel a una posición que nunca esperó y que no desea ante los ojos de la opinión pública mundial”[3], “Una paz duradera en Oriente Medio solo es posible mediante una solución final al conflicto palestino-israelí”[4]. Esto es un insulto y burla a la solidaridad de los pueblos, cuando Erdogan es un genocida más, pues mientras rechazaba los bombardeos a la Franja de Gaza, al mismo tiempo, bombardeaba zonas de Rojava —territorios kurdos liberados—. Y es que casi en las mismas fechas en las que todxs empezáramos a mirar la masacre al pueblo Palestino, el Estado genocida de Turquía bombardeaba con drones al pueblo kurdo, solo el 9 de octubre bombardearon a toda una academia de las Fuerzas de Seguridad Internas, que son quienes controlan la región autónoma de Rojava, asesinando a casi 30 combatientes, también atacó a hospitales e hidroeléctricas. Entonces, ¿cómo Erdogan puede hablar de paz mientras asesina a un pueblo que también lucha por su identidad y autonomía? El proyecto político de Erdogan y el Estado genocida de Turquía, también es el exterminio del pueblo kurdo. Además, que, hacia adentro, las relaciones entre Turquía e Israel, no es que son malas. De hecho, sus relaciones comerciales y militares se mantienen muy estables, no importa que Erdogan haya dicho que Israel es un Estado terrorista ocupante, como Estados-nación, siguen manteniendo alianzas y acuerdos.

Intifada/Serhildan: Levantamiento

No tratamos de comparar quién bombardea más a quién, sino de develar cuál es la lógica que mantienen los Estados-nación y la gran alianza que hay entre ellos, además del control e influencia de unos sobre otros. El papel de Estados Unidos es fundamental en esta guerra contra los pueblos, el lobby sionista (presión económica y política que marca el diseño y la ejecución de la política militar de Norteamérica) ha influido en el genocidio a Palestina, desde el cómo maneja Estados Unidos al Consejo de Seguridad de la ONU según sus intereses, la propaganda hegemónica de los medios de comunicación de masas, instituciones financieras, comercio y obviamente la tecnología bélica. La Franja de Gaza, lugar sitiado y que tiene una dinámica de cárcel donde la población palestina tiene nula autonomía sobre sus vidas y todo está tutelado por Israel, ha sido el lugar histórico que Estados Unidos ha usado para poner en prueba sus armas y estrategias militares. Las amplias donaciones de armamento que ha hecho al ejército israelí no son gratis, todo tiene un costo político que para los pueblos siempre se traducen en masacres; la explotación de nuestros cuerpos-territorios en toda Abya Yala es lo que permite que occidente viva en la “modernización”, el uso de los cuerpos africanos para las pruebas experimentales médicas, son lo que sostiene a las patentes y de quienes son dueñas las grandes élites, y así como Israel y Estados Unidos prueba su tecnología bélica con el pueblo palestino, Turquía —bajo las mismas alianzas— usa de prueba al pueblo kurdo. Porque para ellos nuestras vidas y territorios —así como en la colonización— siguen siendo lugares de experimentación, explotación y exterminio para sostener su modelo económico e ideológico. Y son precisamente estas alianzas las que permiten que los Estados-nación más poderosos tengan una total impunidad ante las masacres que cometen, pues ninguno va a otorgar o celebrar la liberación autónoma de ningún pueblo ni territorio.

Mirando a largo plazo, tanto Palestina, como Kurdistán que están cerca geográficamente, comparten una realidad similar, así como el resto de pueblos y territorios colonizados. Incluso la historia de resistencia de Palestina influyó en la de Kurdistán, y justo esa historia y experiencia hay que regresar a mirar. El paradigma de liberación que construyó el Confederalismo Democrático y que propone la Revolución Kurda consta de tres principios fundamentales: la liberación de las mujeres como la liberación de la vida, la autoorganización democrática y el cuidado del territorio (naturaleza), esto por fuera de la lógica y estructura de un Estado-nación, y es un paradigma que apunta precisamente a la liberación real y la convivencia diversa que habitan las sociedades y territorios, y se vuelve un camino para Palestina. No decimos que es un manual que hay que replicar exactamente igual, pero que es una posibilidad para los pueblos con sus diferentes realidades y contextos; lo es. Claro que ahora las condiciones de ocupación militar y el genocidio en pie al pueblo palestino pueden frenar y hacer tardar las posibilidades de organización, pero también regresando a ver la historia, Palestina ha vivido ya estas experiencias de organizaciones más comunales y locales que han resistido a la ocupación británica y al sionismo, y sumado a la experiencia kurda, se puede revitalizar el movimiento de liberación palestino. Porque la verdadera solidaridad solo nace entre los pueblos de abajo, entre quienes hemos vivido la colonización y masacre de nuestros territorios, cuerpos y vidas.

Para el cierre de este artículo ya hay casi más de 9.500 palestinxs asesinadxs por el Estado genocida de Israel, de los cuales casi 4.000 son niñxs y esto no es ajeno a nosotrxs. Los medios y la comunidad palestina en el exterior, que intentan romper el cerco mediático, difunden videos e imágenes que muestran la brutalidad y crueldad de la masacre, también vemos como desde la ideología sionista hay quienes niegan el genocidio, se burlan y justifican todos esos asesinatos. El discurso de la no-violencia siempre termina haciéndole juego y protege a los Estados. Mientras lxs de arriba piden paz, permiten que sigan matando a los pueblos. El genocidio debe parar. Y ojalá en algún momento de la historia, nuestra capacidad organizativa —de todos los pueblos y territorios que resisten— sea tan amplia, que de verdad podamos frenar de manera global el proyecto de muerte. Y como nos dijo Lemebel, que nuestra Revolución pueda darle un pedazo de cielo rojo (y en algún momento todo el cielo rojo) a lxs niñxs para que puedan volar[5]


[1] Brazo armado de Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica).

[2] El Confederalismo Democrático y la experiencia Palestina https://anfespanol.com/reportajes/el-confederalismo-democratico-y-la-experiencia-palestina-45048

[3] Pronunciamiento de Erdogan https://www.eluniverso.com/noticias/internacional/el-presidente-turco-erdogan-negocia-con-hamas-la-liberacion-de-los-mas-de-cien-rehenes-israelies-nota/

[4] Erdogan pide que se cree un Estado Palestino https://www.aa.com.tr/es/mundo/erdogan-insta-a-la-realizaci%C3%B3n-de-un-estado-palestino-independiente-y-geogr%C3%A1ficamente-integrado/3011961

[5] Manifiesto Hablo por mi diferencia. Pedro Lemebel

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