La columna de lxs que sobran

Desde el Margen

No aflojar

¿Qué diría el Negro de todo esto? Esta pregunta me la he hecho últimamente, sobre todo al sentir cierta incertidumbre de lo que va a pasar o de lo que puede pasar. Para quienes no sepan —“El Negro”— fue y es un compañero de esxs que ya casi no hay. Coherente en su decir y hacer, lo que lo convirtió en alguien imprescindible en la lucha. Y no es que yo lo haya conocido mucho, de hecho, casi nada. Dos veces nomás le vi. Pero de la palabra de mis compas —quienes sí lo conocieron— tengo la imagen de un Negro amoroso, claro y militante. Que practicaba la pedagogía de los sueños posibles, haciéndote ver y creer lo necesario que eres en la lucha. Seguramente también tenía contradicciones, no lo dudo. Lo recuerdo aquí y me permito escribir sobre él con mucho respeto y amor como compañerxs que somos. Sé que mis compas hoy son lo que son —en gran parte— por la escuela del Negro, y eso, dice mucho. El Negro se quedó ciego porque los chapas le torturaron cuando era joven. Murió por cáncer, cáncer al estómago… el cáncer de lxs pobres.

Pienso en qué diría él, mientras metemos meses de organización y planes, en cajas y bolsas; porque nos toca irnos. Y mientras voy sacando foto por foto de la pared de la memoria —una pared donde había fotos de compañerxs de la lucha de distintos territorios y geografías— y esta queda blanca; pienso en qué dirían esxs compañerxs que están en las fotos y que parece como si nos miraran fijamente.

¿Qué dirían ellxs de todo lo que está pasando? Y no me refiero a tener que meter todo en cajas y bolsas, y quedarte sin un lugar de encuentro. Me refiero a todo esto… a toda esta vida que se nos sigue yendo por las manos, debido a un proyecto de muerte de lxs de arriba. Debido al patriarcado y capitalismo que nos sigue matando y que además de eso —como si fuera poco— también debemos lidiar con los egos, con el medirse las militancias entre lxs mismxs compañerxs y procesos. Herencia que nos impuso el colonialismo y que hace que entre lxs de abajo nos veamos como competencia para sobrevivir, rompiendo con nuestro potencial si nos juntáramos sin juzgarnos.

Sé que esxs compas de las fotos atravesaron situaciones y momentos más duros, la vida misma… la muerte misma. Seguramente ellxs también sintieron soledad, más de una vez. Seguramente ellxs también tuvieron que empezar de cero, más de una vez.

Y justo por eso, no podemos aflojar. Quizá nos toque ir más lento —sí— porque toca reacomodarse, volver a tomar viada en el camino; pero no hay que aflojar. Porque si aflojamos —si desistimos—, ganan ellxs. Lxs mismos de siempre, lxs de arriba. Y como dirían lxs compas zapatistas “somos mucho pueblo para la derrota” y aunque a veces nos sintamos ahí, hay que mirar más allá. No más arriba —esperando una mano compañera desde ahí— porque no vendrá.

Debemos mirar a los lados, a los márgenes. Porque es ahí donde estará la mirada compañera, el abrazo compañero, el acto solidario de estar, pero principalmente; el compromiso para seguir. Es ahí y con ellxs con quienes se construirán esos mundos otros. Para que nadie más sea torturado, ni perseguido. Para que nadie más tenga hambre. Para que lxs de arriba no nos sigan robando nuestros sueños, ni nuestras vidas.

Así que, seguramente el Negro y lxs otrxs compas nos dirían: “no aflojen compañerxs, que así mismo es”. Y quizá nos recuerden esa pregunta que varixs nos hemos hecho, más de una vez ¿para qué luchamos? Nosotrxs luchamos para vencer compañerxs ¡No pasarán!

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