Montaña adentro

Abel Barrera Hernández

La cuna de la delincuencia

Iguala, Guerrero, la cuna de la bandera, es ahora el municipio más peligroso y violento de la zona norte. A nivel estatal ocupa el tercer lugar en cuanto al número de muertes violentas, después de Acapulco y Chilpancingo. Ciudad famosa por ser tierra de orfebres. Cuenta con un valle con gran potencial agrícola y comercial, que desde la década de los 90 fue perdiendo importancia por el trazo de la autopista del sol, que tomó otro derrotero para llegar al puerto de Acapulco. Su ubicación le permitió articular los negocios lícitos e ilícitos provenientes del estado de Morelos, la Tierra Caliente, la Sierra y el Centro del estado. Su actividad minera compartida históricamente con Taxco de Alarcón la transformó en una ciudad donde empezó a proliferar el contrabando de oro florentino y la venta de ropa “americana”. Su tianguis fue un referente comercial para los municipios circunvecinos. La misma explotación de minas en la región Norte, Tierra Caliente y zona Centro la colocó como la ciudad boyante por su cercanía con Cuernavaca y el Distrito Federal. Por muchas décadas fue el paso obligado para la mayoría de guerrerenses que viajaban al Distrito Federal o que tenían como plan cruzar la frontera con Estados unidos.

Iguala es una de las ciudades del estado que más familias migrantes tiene residiendo en Chicago. Se calcula que ésta megalópolis es la segunda ciudad donde radican más guerrerenses después del puerto de Acapulco. En el 2010 el INEGI registró a 350 mil guerrerenses radicados en Chicago, que representan el 11.36% de la población total. El barrio de Pilsen es el referente obligado para todos los paisanos que por primera vez llegan a la ciudad de los vientos en busca de trabajo.

Iguala es ahora la cuna de la delincuencia. Es la plaza más disputada de la región norte donde convergen varias organizaciones criminales provenientes de Michoacán, que han controlado la ruta de los principales pueblos de la Tierra Caliente. Otro bloque de la delincuencia proviene del estado de Morelos cuyo centro neurálgico es Cuernavaca. Un tercer frente lo conforman los grupos que se han diversificado en todo el macizo de la sierra y que tienen como centro de operaciones la capital del estado. Es una región caliente no sólo por su clima sino por la disputa a muerte por la plaza, donde se han involucrado agentes del estado de diferente nivel, que en los últimos años se aliaron con Guerreros Unidos.

No podemos dejar de lado un dato relevante en esta configuración social, económica y política de la región. Los grupos de poder que han gobernado el estado tienen su origen en el cacicazgo histórico de los Figueroa. Una familia que desde la gesta revolucionaria logró conformar una corriente política conservadora que tuvo mucho peso político en el estado, logrando consolidar un grupo hegemónico con alcance nacional. Su beligerancia en la lucha por el poder y el control que lograron ejercer sobre el transporte público los colocó como un grupo con mucho peso económico y político.

Hasta la fecha es una corriente que influye por encima de los demás grupos para elegir al gobernador en turno. Su respaldo es determinante para acuerpar a los grupos políticos que no tienen liderazgos consolidados. El municipio de Huitzuco es la cuna de los Figueroa y desde ese lugar se han tomado muchas decisiones que marcan el derrotero del PRI en el estado. Huitzuco aparece también en el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) y de la CNDH, como uno de los lugares donde policías municipales, coordinados con federales, se llevaron a un grupo de estudiantes de Ayotzinapa que se encuentran desaparecidos desde el 26 de septiembre de 2014. Es una línea de investigación que la PGR no ha querido atender por sus implicaciones políticas.

A pesar de que Iguala es parte del patrimonio histórico de la nación, donde ondea una de las banderas más grandes de México y que luce majestuosa en el cerro Tehuehue, la ciudad se desgarra por la guerra intestina que libran los grupos de la delincuencia organizada. La disputa por la plaza entre guerreros unidos, los rojos, los templarios de Michoacán, los de Jalisco Nueva Generación y los grupos que se han conformado en el macizo de la Sierra, ha dejado centenas de desaparecidos y un gran número de asesinados. Tan solo en el primer semestre del 2016 hubo 76 asesinatos.

La siguiente tabla nos indica en cierta medida el nivel de impunidad y violencia que persiste en Iguala, por encima de la tragedia del 26 y 27 de septiembre, donde desaparecieron a 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, asesinaron a 3 de sus compañeros y otras 3 personas más, así como 40 heridos. Fue un hecho atroz que conmocionó al país y atrajo los ojos del mundo, por la forma como actuaron las corporaciones policiacas, el Ejército, las autoridades municipales, las estatales y las federales. Hicieron causa común con la delincuencia organizada y permitieron que se atentara impunemente contra la vida y la integridad física de los estudiantes.

MES NÚMERO DE ASESINATOS
Enero 5
Febrero 4
Marzo 20
Abril 6
Mayo 19
Junio 22

El mes de junio terminó con 4 personas decapitadas y 3 cuerpos desmembrados. Lo aberrante de la situación es que las autoridades se mantienen impasibles ante hechos que nos deshumanizan, que trivializan la tragedia y que burdamente la califican como un problema entre delincuentes. La vida ha perdido su valor y la población parece estar resignada a esperar la muerte cuando las armas del crimen organizado lo determinen.

La tragedia de Iguala impulsó a las familias de Los Otros Desparecidos para romper el silencio y dar a conocer públicamente, la ola de asesinatos y desapariciones que desde hace años están sucediendo. Varias familias conocen bien el modus operandi de las organizaciones criminales que tienen el respaldo de las corporaciones policiacas. Ubican a sus líderes, saben dónde están las casas de seguridad; también saben quiénes son los halcones e identifican a la gente del gobierno que trabaja para ellos. Tienen información de los lugares donde hay fosas clandestinas y los parajes donde se llevan a las víctimas para matarlos.

La violencia campea en toda la ciudad, por eso la población no denuncia, porque sabe que los delatores están en el mismo gobierno. La infiltración del crimen en las estructuras del poder municipal y en las corporaciones policiales representan el peligro más grande para los familiares de los desaparecidos, porque ellos son la ley y la aplican con toda saña. A pesar de estos peligros, las familias de Los Otros Desaparecidos, no solo se han armado de valor para hacer visible su exigencia al gobierno para que busquen a sus familiares, también se han organizado para salir a los cerros a buscar a sus hijos. Dan por hecho que fueron asesinados. Sus esfuerzos se concentran en la búsqueda de fosas clandestinas para descubrir restos humanos, exhumarlos y tratar de identificarlos con el apoyo de la PGR. Han desafiado a los grupos de la delincuencia y han obligado a las autoridades para que los acompañen en sus búsquedas. Exigieron además que la PGR coordine los trabajos y conforme equipos de peritos para realizar las exhumaciones. Es admirable lo que han logrado, porque han podido avanzar en la ubicación de cuerpos y en la identificación de algunos. Es un trabajo loable, muy minucioso y sumamente riesgoso. Con mucho sacrificio, pero sobre todo con el dolor y el sufrimiento que los embarga, han logrado lo que el gobierno nunca hizo; de buscar a sus familiares desaparecidos y ubicar cuerpos en fosas clandestinas. Desde que se propusieron realizar la labor de búsqueda en noviembre de 2014, el grupo de Los Otros Desaparecidos de Iguala, con el apoyo de peritos de la PGR, han encontrado 145 cuerpos que fueron inhumados en fosas clandestinas, logrando que 24 de ellos estén identificados.

El pasado 29 de agosto, en la víspera del día internacional de las víctimas de desaparición forzada, familiares de desaparecidos de Iguala, Chilapa y Acapulco con la compañía de los padres y madres de los 43 estudiantes desaparecidos, organizaron un foro dentro de las instalaciones del congreso del estado, para denunciar las tropelías del gobierno que se ha coludido con los grupos criminales. Levantaron la voz para exigir a las autoridades que se comprometan a buscar a sus hijos y que agilicen la llegada del equipo de trabajo que dará continuidad a las recomendaciones del GIEI. No cejarán en su lucha de subir a los cerros para buscar a sus hijos a pesar de que esto implique poner en riesgo sus vidas.

Abel Barrera

Antropólogo mexicano y defensor de los derechos humanos. En 1994 fundó el Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan en Guerrero, México. Ha recibido diversos premios por su trabajo en la defensa y promoción de los derechos humanos, de Amnistía Internacional Alemania en 2011, y el premio de derechos humanos 2010 del Centro por la Justicia y los Derechos Humanos Robert F. Kennedy, entre otros

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