Mujeres Transnacionales

Valeria Scalisse García* y Francisco J. Landeros Jaime**

La atención a la salud mental de las mujeres migrantes

El 8 de junio de 2021 Guadalupe regresaba a su casa en Honduras, después de finalizar su jornada laboral, para encontrarse con su hijo. En el inmueble un grupo de cuatro hombres la esperaban, abusaron sexualmente de ella como represalia por la negativa de que su hijo, de 13 años, fuera reclutado por la pandilla local, lo cual desde hace tiempo le generaba miedo, preocupación, ansiedad y tristeza. Luego de la agresión sexual, Guadalupe pensó que los pandilleros desistirían de su objetivo y dejarían tranquilo a su hijo, sin embargo, el hostigamiento y la persecución continuaron por lo que días después decidió cruzar las fronteras hasta llegar a México para buscar un lugar donde su hijo estuviera a salvo. En territorio mexicano también fue agredida. Aun así, nunca recibió atención ni seguimiento médico. Actualmente Guadalupe sufre de trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión. En su diagnóstico se identificaron pensamientos y planeación suicida.

La historia de Guadalupe es uno de los 120 casos al que el equipo del Instituto para las Mujeres en la Migración, AC (IMUMI) le ha dado seguimiento tanto legal como psicológico desde 2020. Como parte de este esfuerzo para atender la salud mental de las mujeres en movilidad se han documentado casos similares en los que las usuarias reportan afectaciones mentales severas producto de la violencia que vivieron en su país de origen, durante su tránsito, y en el país de acogida, en un contexto en el que buscar mejores oportunidades en lugares desconocidos implica emprender un viaje que en ocasiones las devuelve a la misma situación, y otras genera distintos tipos de problemáticas, tanto a su salud física como a la mental; y para quienes buscan ser reconocidas como refugiadas el impacto aún es más severo, al tener que revivir y procesar nuevamente todo lo que han vivido.

A partir de las atenciones brindadas en los últimos años, en las que el 82.5% de las usuarias reportan haber sufrido violencia psicológica, el IMUMI identificó diversas afectaciones a la salud mental de las mujeres en movilidad, entre las que se encuentran: depresión y depresión grave; ansiedad y trauma complejo, este último implica que es vinculante a su historia de victimización y traumatización constante desde la niñez. Identificarlo ayuda a generar mejores estrategias para el bienestar de las mujeres. De este modo, la sintomatología común que presentan la mayoría de las usuarias se divide en elementos emocionales, físicos, cognitivos, y sociales; lo que permite valorar cómo se manifiestan y en qué aspectos de la vida diaria se observa el impacto en su salud mental, y el impacto del trauma complejo en sus actividades cotidianas. Es importante subrayar que todo esto genera en las mujeres problemas para relacionarse, inseguridad, miedo, trastornos alimenticios, dificultades para dormir, pesadillas y pensamientos suicidas. Esta última sintomatología se presentó en varias ocasiones, sin embargo, afortunadamente las mujeres desistieron de esa idea al brindarles un espacio seguro para compartir sus sentimientos y pensamientos.

Es importante considerar en el diseño e implementación de programas de salud mental que el historial de violencia que han sufrido las mujeres en movilidad se trata de un proceso continuo y violento, no de hechos aislados, que en la mayoría de los casos no disminuye, sino que se presenta en una continua escalada en los niveles de agresividad, hostigamiento y violencia en general, perpetuando aún más el trauma complejo.

Prueba de ello se encuentra en que algunas de las mujeres reportaron al equipo del IMUMI haber sufrido violencia y problemas asociados a la salud mental desde hace más de una década; tanto en el país de origen, como en el de tránsito y en el de destino. De lo anterior se concluye que el acumulamiento de experiencias violentas propicia que las afectaciones sean más severas, por tanto, de mayor complejidad al momento de atenderlas. Adicionalmente, podemos afirmar también que existe una relación entre el trayecto migratorio de las mujeres usuarias del IMUMI, la violencia que han vivido y las complicaciones psicológicas que esto acarrea para su apropiada integración en la comunidad de acogida.

Es así como desde el IMUMI exhortamos a que de forma urgente las autoridades responsables de atender el fenómeno de la migración internacional en México pongan en su agenda de trabajo el tema de la atención a la salud mental de las mujeres migrantes y solicitantes de protección internacional como un asunto prioritario, considerando que esto requiere un esfuerzo integral, no solamente de quienes se encargan de brindar un servicio de salud en el país, sino también de aquellas instituciones que de alguna manera se vinculan al tema de la movilidad en cada una de las entidades federativas y en los gobiernos locales. Es crucial una atención sistemática y sostenida en el tiempo que asegure estabilizar y mejorar la salud mental de las mujeres para que puedan replantearse sus proyectos de vida, donde ellas sean realmente quienes tomen el control.

*Psicóloga

**Investigador del Instituto para las Mujeres en la Migración, AC (IMUMI)

Twitter. @IMUMDIF

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