Rompecabezas

Red de Solidaridad con Chiapas de Rosario

Había una vez en Rosario, a 100 metros de la casa del Che, un volquete que hizo historia

Así comienza

19 de diciembre del 2001, cadena nacional, De la Rúa anuncia ESTADO DE SITIO. Fue la llamada a despertar de la crisis y salir y tomar las calles, las plazas, los supermercados… estallido social en todo el país, al grito de “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. En respuesta, el gobierno reprimió violentamente dejando 38 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos en todo el país. En Rosario asesinaron a Pocho Lepratti, Graciela Acosta (Villa Gobernador Galvez), Walter Campos, Juan Delgado, Yanina García, Rubén Pereyra, Sandra Ríos, Miguel Pacini y Ricardo Villalba.

Y el día 20, esa imagen imborrable de un helicóptero sobre la Casa Rosada, con el renunciante presidente huyendo a bordo…

Luego las asambleas barriales comenzamos a funcionar como vecinos autoconvocados, difundiendo de boca en boca, con la necesidad de hablarnos, de organizarnos, gritar nuestras broncas, intentar algo nuevo, distinto. Y así fue, logramos una organización horizontal, colectiva, tolerante, donde nosotros, los vecinos éramos el denominador común, con distintas edades, sexo, nivel educativo y distintas experiencias políticas. Acompañábamos las demandas de organizaciones de desocupados, empresas recuperadas, organismos de derechos humanos, y fuimos construyendo nuestras propias reivindicaciones, en particular cambiando la forma de “hacer política”, realizando distintas actividades, iniciando pequeños emprendimientos.

Nosotras y nosotros formamos la Asamblea del Monumento, una mezcla de vecinos preocupados por lo que estábamos viviendo, exmilitantes políticos atravesados por historias previas, y otras y otros buscando compartir propuestas y expectativas. Funcionamos como una verdadera asamblea, en un espacio de construcción horizontal y de reconstrucción y redefinición de las relaciones políticas.

” y poco a poco surge la idea de comenzar a recuperar espacios abandonados, con proyectos combinados entre nuestra asamblea, vecinos y movimientos contraculturales. Intentar un lugar activo para los vecinos, para quienes no tienen donde vivir y compatibilizar los dos proyectos: el de vivienda y el cultural. Este sueño comenzó a hacerse realidad aquel día que nos congregamos frente al mural del Che, en la plaza de la Cooperación, y con palas, herramientas y un volquete partió una avanzada a la vieja mansión abandonada de calle Entre Ríos 360. Fue así, como los nuevos albañiles, utilizando el volquete en su puerta, entraron y sumaron nuestras manos para comenzar la tarea de reconstrucción”. – rememora Liliana

… “lo que fue la ocupación de la Casa de Calle Entre Ríos estuvo dentro de lo que fue el post-2001, ¿no? Con todas las asambleas populares y espacios culturales que se iban formando. En toda esa época, en ese momento, es que la asamblea de ustedes, que era la Asamblea del Monumento, más otros grupos, militancia cultural, se decidió llevar a cabo una acción de ocupación de un espacio. Me parece que fue una experiencia colectiva, que si bien lamentablemente terminó no muy bien (fuimos desalojados por la policía) algo se manifestó más profundamente, que es la necesidad de activar espacios culturales alternativos”. – relata el Chachi

“que yo recuerde los que estábamos ahí: por ejemplo, Pablo de la gente de biotecnología, gente de los espacios culturales, el Topo, Soledad, el Edu, gente de la Conjura también participó, chicos de la Cimarrona, Ana, Marisa, Jorge, Lili, Reinaldo, Nora, Gabi, Paula…. y Luna, la perra que en esa época era la única que figuraba en los medios por su nombre. Éramos entre 40 y 50 los que participábamos en la casona tomada” – nos sigue relatando el Chachi

”la experiencia de la calle Entre Ríos, a pesar de ser una experiencia efímera, fue profundamente democrática y rupturista culturalmente con la forma de relacionarnos los habitantes de las grandes ciudades. La experiencia de la toma de la casa para mi punto de vista es hija de lo que fue tan novedoso por lo espontáneo, por lo extraordinario; el fenómeno de las asambleas populares que surgieron a lo largo y a lo ancho del país, después de la debacle económica del 2001. La espontaneidad protagonizada fundamentalmente por sectores de clase media y baja muy angustiados (donde nos habían llevado estos gobiernos y los anteriores) llevó a esa explosión de descontento rupturista, al “se vayan todos” y abrió, por un periodo de un año una situación democrática muy profunda, donde las relaciones entre los vecinos, las personas de todos los estratos sociales que se sentían descontentos, furiosos, produjeron un fenómeno nuevo, algo que no había pasado nunca”. – nos dice Jorge, alias Bigote

..”En ese marco, la toma de la casa de la calle Entre Ríos es un sobreproducto de esa situación y lo grande, lo bueno, lo lindo es que permitió relacionarnos entre mucha gente que hasta ese momento no nos conocíamos, no teníamos contacto y fue una experiencia, inclusive etárea, ya que en esa toma participamos sectores muy diferentes, no en lo esencialmente económico, sino en actividades sociales, un gran protagonismo fundamental de la juventud, una juventud desplazada, descontenta, muchos de ellos dedicados al arte, gente con un espíritu muy libertario. Lo bueno que tiene es que todo ese fenómeno incluyendo el de las asambleas no pudo ser acaparado por ningún partido ni organización y fue un fenómeno casi anárquico de las masas, es decir fue producto de la movilización de la gente, que fue llevando a que nos uniéramos gente muy disimiles con un objetivo, el objetivo fue construir un espacio de libertad, de libertad cultural y social, un espacio de circulación de la gente, de actividades y eso creó una especie de hermandad espontánea”. – sigue relatando Bigote

“lo que busqué era una vivienda donde se pudiera proyectar algo a la sociedad; un espacio donde el barrio pudiera venir y hacer realidad sus proyectos y sus ideas, que el estado no le estaba dando…”-dice Carlos

 “Personalmente lo sentí como un aire nuevo, un viento de libertad, que, aunque duró muy poco tiempo realmente porque el lugar ya estaba lamentablemente en manos de unos cuervos (abogados) y era el cobro de honorarios de un juicio. Nos enfrentamos a un grupo poderoso que logró que nos desalojaran. Pero los pocos días que duró y todo lo anterior que había sucedido y cómo se planificó, fue profundamente hermoso y democrático: los chicos de la asamblea, esa asamblea multicultural que armamos realmente tenía una energía vital y eso es lo que trasciende la casa, combinado con algunos como yo y como Liliana que veníamos de experiencias políticas muy anteriores y que creo que supimos captar esa energía. Y cuando la juventud se predispone logra cualquier cosa, cuando sale a luchar realmente para cambiar las cosas las cosas suceden.

Produjo un impacto en la ciudad, un hecho político que trascendió, despertó mucha curiosidad sobre cómo habíamos logrado esa ruptura y tuvo visitas ilustres como, por ejemplo, John Holloway.

La toma fue corta pero muy bonita y muy dinámica y dejó en el corazón de todos los que participamos una profunda emoción por ser tan comunitaria, tan participativa, con esa forma de decidir, de discutir, aunque no pensemos exactamente lo mismo, con tantas ideas y tanta energía; y todavía está latente, y si algo tiene que pasar en este mundo y en estas situaciones: esto es lo único que puede cambiar las cosas. – continúa Bigote

Paula, estudiante de cine, en una entrevista en la casona, decía, “…la idea es abrir este espacio para todos, dejarlo habitable y accesible al barrio. La misma situación del país es la que está haciendo que este tipo de cosas se generen u crezcan. El apoyo de la gente nos hace sentir que hacía falta” …

…” Para mí personalmente fue sacarme de la frustración de mi militancia en la izquierda, después de tantos años de la caída del muro, y casi de un aislamiento social en el sentido político, o sea que fue un aire de libertad y que me conmovió profundamente. Me conmovió profundamente esa contradicción, relacionarme con esa diversidad, no exactamente con los que pensaban como yo, sino con gente de diferentes ideas, pero con fuerza y potencia y que estaba dispuesta a ir al frente, y así llegué a conocer a muchas y muchos que piensan por sí mismo, con un pensamiento crítico, muy valiosos. Hacer amigos y darme cuenta que no sólo los intelectuales, ni los de partidos de izquierda son la gente que razona o se preocupa por la sociedad con certeza, sino que cada uno tienen mucho para aportar cuando se despliega esa potencia y esa fuerza

El símbolo de la toma era esa pequeña muestra de libertad, que ojalá algún día se expanda, y creo vale la pena contarla, relatarla, publicar los documentos que se han conservado y que los jóvenes (ya han pasado más de veinte años) puedan conocerlo y tal vez les parezca muy loco y extraordinario.

Me hizo cambiar en muchas cosas y ver la realidad desde otro lugar, fue impagable. Por más que fue efímera, fue muy profunda, importante y es inolvidable, no hay nada que autocriticarse, sino por el contrario, hay que lanzarlo y hacerlo conocer, como algo que quedará en la historia de los sucesos importantes que ha tenido esta ciudad y ojalá podamos volver a repetirla, pero potenciada.”-termina relatando Bigote

                                                                                   Rosario 2002

Red de Solidaridad con Chiapas de Rosario-Argentina

Intentamos compartir con los zapatistas ese camino de dignidad y esperanza, a través de las Brigadas Civiles de Observación, testimoniando las violaciones a sus derechos y difundiendo su lucha desde nuestros territorios. Buscamos una nueva forma de hacer política y caminos de encuentro.

Imagen: Mural a cargo de China del Río, Rosario 2019

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