Tierra Roja

Abel Irala

En sigilo se aprobó el trigo transgénico en Paraguay

Paraguay es uno de los países con mayor cultivo transgénico a escala mundial, desde el año 2012 se han ido aprobando una serie de eventos transgénicos para las plantaciones de maíz, algodón y soja, en el mes de mayo el gobierno, dió luz verde al trigo transgénico.

Vale recordar que sólo entre los años 2012 y 2015 se aprobaron 19 eventos nuevos para favorecer a las grandes empresas como Monsantos-Bayer, Syngenta, DAS. Estos primeros lotes de transgénicos fueron aprobados en los gobiernos de Federico Franco (2012-2013) y Horacio Cartes (2013-2018) inmediatamente después del golpe parlamentario para la destitución en junio del 2012 del entonces presidente Fernando Lugo. Hasta setiembre del 2012 existió un organismo científico colegiado integrado por especialistas de varias instituciones para el estudio y control de los transgénicos antes de su aprobación, esto fue desmantelado por un decreto presidencial de Franco, para dejar todo en manos de una sóla institución, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y así iniciar un proceso desregulación, sin control estatal, sin participación ciudadana y académica en la liberación de los transgénicos1.

Los diferentes gobiernos fueron claves para ir destrabando las instancias legales, institucionales y facilitar el trámite de aprobación de un evento transgénico, han trabajado para debilitar la burocracia estatal con el objetivo de favorecer, simplificar y agilizar la aprobación de los mismos en favor de las corporaciones.

Otro gran paquete de transgénicos fue aprobado durante el gobierno de Mario Abdo Benítez, quien estará entregando su mandato en agosto del 2023, hasta el momento Paraguay tiene 49 Organismos Genéticamente Modificados liberados comercialmente bajo el control absoluto de unas pocas corporaciones transnacionales.

El último en ser aprobado sigilosamente fue el trigo transgénico (HB4), la desregulación de las normativas que realizaron los gobiernos, permitió su aprobación de manera silenciosa, sin debate público, sin información y tomando en cuenta simplemente el pedido hecho por el Instituto de Agrobiotecnología Rosario S.A., un instituto científico de la empresa argentina Bioceres, que es la que se encarga de su comercialización.

Lo grave es que los organismos estatales pasan a depender prácticamente de las decisiones de las grandes empresas de los agronegocios, sin mayor rigurosidad y perdiendo absoluta independencia, priorizando los intereses privados sobre los intereses públicos y sin considerar siquiera los impactos de estas decisiones en los territorios y en la población.

Este tipo de hechos atentan contra la democracia y la participación, una decisión de tal magnitud no puede ser tomada de forma casi secreta entre un Ministerio y una empresa privada, debe considerarse la participación de amplios sectores de la población, la transparencia, la información y la rigurosidad, como principio democrático. y mucho más aún cuando se trata de un tema de alimentación y salud humana.

Entre los principales impactos de los transgénicos en el campo ha sido la utilización de mayor cantidad de agrotóxicos con los efectos negativos para la biodiversidad, la salud humana y la contaminación de cauces hídricos, además de atentar contra la agricultura tradicional campesina e indígena. En al menos dos décadas, ningún organismo estatal ni tampoco un gobierno en Paraguay y en la región se ha tomado el trabajo de evaluar sus impactos.

En el caso de Paraguay, el uso de más soja transgénica ha significado también el mayor uso del glifosato, un potente herbicida que ha sido calificado por la OMS como “probablemente cancerígeno” y que sólo en el año 2021 se ha importado más de 17 mil toneladas de este producto2.

Con la reciente aprobación del trigo transgénico se incrementará el problema de la importación y uso de agrotóxicos en el país, así como la deforestación para la expansión de monocultivos empresariales, por lo tanto seguirá el problema de la concentración de la tierra, la contaminación del trigo convencional y agroecológico con el transgénico. La población no sabrá con precisión si el pan, la tortilla, las empanadas que están consumiendo es en base a transgénico o no.

El trigo transgénico HB4 trae consigo el uso indispensable para su producción del herbicida de gran espectro glufosinato de amonio, existen estudios científicos que aseguran que este agrotóxico no sólo permanece en el ambiente y afecta al suelo, sino que también estará presente como residuo en los alimentos3, con los efectos que esto pueda tener sobre la salud, ahora bien, quienes serán responsables? el Estado? las empresas? no se sabe… Lo importante para ellos es saciar las ansias de lucro de las multinacionales.

1 Apipé (2017) disponible en https://www.baseis.org.py/wp-content/uploads/2017/12/SojaAlCuello17WEB1-ilovepdf-compressed.pdf

2 García (2022) disponible en https://www.baseis.org.py/wp-content/uploads/2022/11/Sojaalcuello2022-interactivo.pdf

3 Guadagno (2022) disponible en https://agenciatierraviva.com.ar/glifosato-y-glufosinato-de-amonio-un-combo-toxico-para-el-ambiente-y-la-salud/

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