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El artículo 30 de la Constitución mexicana establece que las niñas y los niños nacidos en el exterior, hijas e hijos de madre, padre o ambos mexicanos, también son mexicanos. Sin embargo, el requisito de la apostilla para la inscripción de la nacionalidad mexicana ha sido una barrera, convirtiendo a miles de personas en indocumentadas en su propio país. Aunque este proceso no se limita sólo a la niñez nacida en Estados Unidos, un porcentaje importante nació allá.

La apostilla es una certificación -traducida en un sello- que se coloca al acta de nacimiento que certifica que ese documento fue expedido donde dice que se expidió, sin embargo, su trámite debe realizarse en el lugar de registro de nacimiento de la niña o el niño, tiene un costo en dólares y a menudo es imposible para las familias retornadas y deportadas hacerlo desde México. Además del desconocimiento del trámite para la mayoría de los servidores públicos de los registros civiles mexicanos, lo que se convierte en una barrera mayor para las familias.

De acuerdo con el censo de población, en México viven más de medio millón de niñas y niños nacidos en Estados Unidos con madre, padre o ambos mexicanos que tienen derecho a la nacionalidad mexicana, de los cuales, más de la mitad no han podido registrarla por la apostilla. Esta cifra no refleja a la niñez nacida en otro país pues no se cuenta con esos datos.

Eliminar el requisito de la apostilla de las actas de nacimiento de la niñez nacida en el extranjero aligerará los procesos de integración al país de las familias retornadas y deportadas; facilitará el goce de derechos y eliminará el desgaste de las familias por conseguir este requisito desde el territorio mexicano.

Luego de más de 8 años de trabajo del Centro de Atención a la Familia Migrante Indígena (CAFAMI) y el Grupo de Identidad y Educación (GIE), el pasado mes de julio, Tlaxcala se convirtió en el primer estado del país en eliminar el requisito de apostilla para la inscripción de la nacionalidad mexicana, abriendo un nuevo panorama para las familias tlaxcaltecas transnacionales.

El impacto no es sólo a nivel personal, también es un efecto sustantivo a la estructura familiar, a los procesos de reintegración, llegada al país, pérdida de la vida cotidiana, los vínculos filiales y comunitarios escindidos por la deportación o el retorno forzado.

Con la eliminación de la apostilla en Tlaxcala se demostró que sólo se necesita voluntad política para eliminar una barrera que deja invisibles a todas las personas nacidas fuera de México y que a su vez se convierte en un obstáculo para acceder a educación, programas sociales, y servicios de salud. La identidad brinda certeza a las personas, garantizarla es deber del Estado mexicano.

Es importante mencionar que no basta con publicar su eliminación en el Diario Oficial del Estado de Tlaxcala, ahora falta su proceso de implementación en todos los registros civiles del estado y acciones de difusión para que las familias conozcan de estos cambios y puedan acceder a este derecho.

Aunque este es un paso importante, el camino aún es largo. CAFAMI y GIE siguen empujando porque la eliminación de la postilla se haga en todo el país. Actualmente hay una iniciativa de reforma de los artículos 314 y 1144 del Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares en la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados y se espera que la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Relaciones Exteriores emitan una opinión favorable para que la Comisión dictamine positivamente en la sesión legislativa que se instalará el próximo 01 de septiembre.

La eliminación del requisito de la apostilla es una exigencia legítima de las comunidades deportadas, retornadas forzadas, y mexicanas residentes en el exterior. Ningún trámite administrativo puede estar por encima de un derecho ni discriminar a su población.