Lucha migrante

Marta Sánchez Soler

El sur global migrando hacia el norte

Los insólitos flujos de desplazados desde el sur global hacia Europa y hacia los Estados Unidos son bombas de tiempo a punto de estallar y confrontar a los países del norte con las consecuencias de siglos de intervención política, económica y militar de los imperios hacia sus vecinos del sur.

Suman millones desplazados por la violencia. Cada día más de 33,972 personas en todo el mundo salen huyendo. Ya son 16.1 millones de refugiados en el mundo, más 5.2 palestinos.

Por el Mar Mediterráneo, más de 312 mil han llegado este año desde África y Oriente Medio. Casi 3,000 han muerto ahogados superando las cifras del 2015.

Pero en el continente Americano, tenemos nuestro propio mar Mediterráneo: México, por el que cruzan anualmente unos 400,000 migrantes, desplazados y refugiados provenientes mayoritariamente del triángulo norte de Centroamérica (El Salvador, Honduras y Guatemala).

La vigilancia y control en la frontera sur de México han dado lugar a una cacería sin cuartel de migrantes centroamericanos por las autoridades mexicanas. Los migrantes en tránsito por México, están en manos de la delincuencia organizada quienes al amparo de las autoridades los han convertido en la segunda fuente de sus ingresos vía el secuestro, la extorsión y el tráfico de personas, la trata y la utilización forzada de su fuerza de trabajo en apoyo de actividades extralegales, al tiempo que mediante tratos con polleros o coyotes y los zetas, las autoridades mexicanas reciben generosas “compensaciones” por dejar fluir el tráfico humano por carreteras, aeropuertos y vías marítimas y férreas. Mientras que el crimen organizado cosecha la vulnerabilidad sembrada por una política que obedece a la lógica de seguridad nacional plasmada en la Ley de Migración y actualmente en el Programa Frontera Sur, con el que se pretende reforzar la frontera con Guatemala y que opera bajo la lógica de “perseguir, capturar y deportar”.

Pero el Mediterráneo mexicano enfrenta nuevos retos debido a su vecindad con la codiciada frontera México-Estados Unidos y a las circunstancias geopolíticas mundiales:

•En 2013, a partir del último trimestre, los flujos migratorios centroamericanos en su tránsito por México, mostraron un incremento sustancial que se convirtió en verdadera avalancha en los meses de abril y mayo y junio del 2014. Este se caracterizó por un aumento considerable de jóvenes no acompañados de entre 14 a 18 años, y una cantidad inusitada de mujeres con niños de entre 0 y 12 años.

•En 2015, miles de cubanos viajan desde Ecuador o Guyana rumbo a México y cruzar la frontera de los Estados Unidos y acogerse a los beneficios del asilo con el temor que las políticas migratorias cambien en función del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos

•En 2016, a partir de la primavera, nuevos migrantes empezaron a llegar en México después de un viaje de más de 17,000 kilómetros y de pagar miles de dólares a los traficantes. A miles de kilómetros de distancia de casa, sin pasaporte o alguna otra forma de probar su nacionalidad, son notoriamente difíciles de deportar por lo que, después de una breve detención, el Instituto Nacional de Migración (INM) generalmente los libera y les otorga un oficio para salir del país antes de 20 días.

Miles esperan en las ciudades fronterizas de Tijuana y Mexicali a que la autoridad estadunidense les dé una la ficha de turno para entregarse a la autoridad migratoria solicitando asilo a los que se suman los flujos tradicionales de migrantes mexicanos y centroamericanos, provenientes del sur o deportados de los Estados Unidos, y a las personas desplazadas internas que llegan a Tijuana desde Michoacán, Guerrero y otros estados.

El 22 de septiembre, el gobierno de Obama suspendió el programa de estancias temporales a los haitianos de 2010. El número de personas que aceptan por día se redujo a 70 personas en Tijuana y 40 en Mexicali, resultando en una crisis humanitaria de proporciones mayores.

El INM ha entregado en la frontera con Guatemala, 14,800 permisos de tránsito; 18 mil desplazados ya están en el país del norte y permanecen en BC entre 3 mil y 4 mil migrantes. Se estima que unos 40.000 más van en camino a través de América del Sur y Panamá. Vienen de lugares tan diversos como remotos: Afganistán, Paquistán, Burkina Faso, Nigeria, Sudan, Camerún Bangladesh, Rusia, Republica Dominicana, Irak, Costa de Marfil y abrumadoramente de Haití.

El repentino incremento de personas de todo el mundo a lo largo de la ruta migratoria de Brasil a México sugiere la apertura de nuevos corredores de traficantes en razón de las restricciones que han impuesto los países europeos en la ruta del mediterráneo.

Con más migrantes dirigiéndose a la frontera, la crisis en Baja California arde como una expresión más del mayor desastre regional de migrantes y refugiados en todo el mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial según Amnistía Internacional.

Lo que queda muy claro es que los sufrimientos de la gente son responsabilidad de todas las naciones involucradas y que sólo se podrá resolver el asunto migratorio con estrategias globales que contemplen los derechos humanos de la gente, el derecho a migrar, el derecho a no ser desplazados forzosamente y el derecho a no migrar.

Dejar una Respuesta

Otras columnas