Mujeres Transnacionales

Gretchen Kuhner

El impacto de la imposición de visas para las personas venezolanas

*Directora, Instituto para las Mujeres en la Migración, AC (IMUMI)

En enero de 2022 entró en vigor el requisito de visa para las personas venezolanas que busquen ingresar a México, haciendo el viaje en avión casi imposible para quienes necesitan salir de ese país en busca de protección internacional. Desde 2021, como parte de las negociaciones migratorias con Estados Unidos, el gobierno mexicano acordó imponer visas para nacionales de Ecuador, Brasil y Venezuela, en respuesta al número de personas que estuvieron cruzando la frontera con Estados Unidos.

Para quienes trabajamos los temas de protección a personas solicitantes de asilo, la imposición de una visa fue particularmente indignante debido a la postura de México hacia Venezuela y la tasa de reconocimiento de la condición de refugiado, por parte de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), de la población venezolana, del 97%. Esto significa que México reconoce que casi la totalidad de las personas de ese país que solicitan asilo en territorio mexicano necesitan protección debido a las graves violaciones de derechos humanos que existen en su país.

Es un contrasentido que un país haga imposible a las personas buscar protección aún cuando reconoce que están huyendo de su país y que necesitan protección. La decisión no responde a una política humanitaria sino a una decisión política pragmática del canciller Marcelo Ebrard, en la difícil relación que tiene con Estados Unidos en el tema migratorio, y cuyas implicaciones incluyen una situación de terror para las personas intentando llegar o transitar por México, la facilitación del tráfico de personas y la pérdida de vidas como resultado.

En un viaje reciente a Tapachula, Chiapas, para conocer la situación de las personas migrantes y solicitantes de asilo, tuvimos la oportunidad de platicar con algunas mujeres venezolanas que estuvieron apoyando de forma voluntaria en un centro comunitario de salud mientras esperaban los resultados de sus solicitudes de asilo. Llevaban tres meses esperando y conocían la situación en Tapachula, habían hablado con muchas personas de Venezuela, Cuba, Honduras, Guatemala, El Salvador, Haití, y otros países. Algo que nos había llamado la atención, previo a la charla, fue el aumento en el número de solicitantes de asilo de Venezuela desde Tapachula (frontera sur) en 2022, y les preguntamos si sabían algo. Nos dijeron que como no podían conseguir una visa para México desde Venezuela habían cruzado por Colombia, subiendo por el Tapón del Darién y los países centroamericanos, “si no fuera por el tema de la visa, hubieran tomado un avión directamente a México sin tener que sufrir un mes de caminos peligrosos”. El Tapón del Darién es conocido como una de las rutas más peligrosas para las personas migrantes, con altas tasas de asaltos y violencia contra las mujeres. Después de hablar con estas mujeres revisamos las estadísticas disponibles para ver los cambios en los 4 meses desde que México requirió una visa a esa población. No hay conclusiones contundentes, pero emergen patrones.

Entre enero y mayo de 2021, 53 mil 063 personas de Venezuela ingresaron al país a través de los aeropuertos, mientras que, en el mismo periodo de tiempo pero de 2022 fueron 35 mil 563, una disminución del 33%. El requerimiento de visa entró en vigor el 20 de enero de 2022, mes en el que entraron 22 mil 779 personas y posteriormente bajaron drásticamente a aproximadamente mil 200 personas por mes. Entre enero y mayo de 2021, 321 personas venezolanas fueron detenidas por el Instituto Nacional de Migración, mientras que en el mismo periodo de 2022 fueron detenidas 8 mil 308. En el mismo patrón, fueron deportadas 10 personas venezolanas entre enero y mayo de 2021, y 215 en 2022. De enero a junio de 2021, 6 mil 134 personas venezolanas solicitaron asilo en México, y en el mismo periodo de 2022 fueron 7 mil 196. Finalmente, entre enero y febrero de 2022, el número de personas venezolanas detenidas en la frontera entre México y Estados Unidos bajo de 22 mil 779 a 3 mil 073.

Sabemos que en México viven aproximadamente 83 mil personas venezolanas, un número bajo considerando que hay más de 5 millones de personas de Venezuela viviendo fuera de su país en la región, con más de 2 millones en Colombia, un millón en Ecuador y 121 mil en Panamá -un país de 4., millones de personas. Lejos de la retórica de protección del gobierno mexicano, éste podría crear un programa real de recepción e integración para la población venezolana, sobre todo facilitando acceso a autorización para trabajar y facilidades para el reconocimiento de habilidades y revalidación de estudios.

De las estadísticas, podemos confirmar las experiencias y observaciones de las mujeres venezolanas en Tapachula. El requerimiento de una visa ha hecho casi imposible para las personas de Venezuela llegar de forma segura a México (en avión), entrar como turistas, solicitar asilo si lo necesitaban, realizar reunificación familiar, o solicitar otras formas de estancia migratoria regular en el país. Ahora, las familias venezolanas con necesidades de protección están tomando el camino más largo y peligroso. No pueden ni siquiera volar a Belice, El Salvador, Honduras, Guatemala o Costa Rica porque estos países también fueron presionados por Estados Unidos e impusieron una visa a las personas venezolanas. De forma regional, los gobiernos están poniendo a las personas en situaciones sumamente vulnerables ante el crimen organizado, en particular en el cruce por el Tapón del Darién. Entre enero y mayo de 2021, 218 personas de Venezuela cruzaron por esa zona, para 2022 van 16 mil 720, de las cuales alrededor de 8 mil mujeres han tomado esa ruta, expuestas a todo tipo de violencia. Este es solo un ejemplo de cómo la política migratoria mexicana de contención coloca a las personas migrantes y con necesidades de protección en mayor riesgo, vulnerables al crimen organizado, el tráfico de personas y rutas más peligrosas.

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