California, Estados Unidos. El trabajo agrícola ha sido históricamente un elemento clave en la documentación fotográfica de la realidad social en los Estados Unidos, y particularmente en la documentación de la protesta social. Dorothea Lange, Hansel Meith, Otto Hegel y la generación de los 30 y los 40 dejaron un conjunto de obras que muestran la explotación extrema de los trabajadores agrícolas y documentan los tempranos esfuerzos de organización en el sector, parte del gran auge del trabajo en esas décadas.
La iconografía de la fotografía documental social se formó a partir de imágenes como aquella de la madre y el niño en Nipomo, de Lange, o aquellas de los huelguistas del algodón apiñados en la parte trasera de una camioneta bajo su pancarta “¡Desarmar a los granjeros ricos o armar a los trabajadores para la autodefensa!”, o los cultivadores con sus rifles esperando al acecho.
El crecimiento de la Unión de Campesinos en sus primeras dos décadas fue indudablemente una de las protestas sociales más fotografiadas de
la era de los derechos civiles. También tuvo sus íconos –como la línea de marchistas en su camino de Delano hacia Sacramento, perfilada contra el cielo, o César Chávez debilitado por su ayuno, al lado de Robert Kennedy.
En 1994, un año después de la muerte de Chávez, la Unión realizó una segunda marcha de Delano hacia Sacramento. En 1996, inició un esfuerzo para organizar en la industria de la fresa en la costa central de California, que empleaba a 25 mil trabajadores. Esa lucha enfrentó a los trabajadores y la Unión a despidos masivos, listas negras, sindicatos patronales y el uso de la estructura legal para socavar los esfuerzos de los trabajadores. En 1998, los trabajadores del entonces segundo mayor cultivador de vegetales, D’Arrigo Brothers, se pusieron en huelga en el Salinas Valley.
Las fotografías de esta exposición documentan este periodo de la historia de la Unión, especialmente las campañas de organización en Watsonville y la huelga en D’Arrigo. Algunas también documentan la vida laboral de los trabajadores mismos. Los cosechadores de fresas se doblan por la mitad sobre los surcos, corren a medida que recogen uvas para vino o tomates, o se balancean en la punta de palmeras de dátiles sin cuerdas de seguridad. También muestran la extrema juventud de los trabajadores agrícolas hoy, cuando la edad promedio ha caído a 20 años.
Como todos los trabajadores, los agrícolas se enorgullecen de la habilidad que se necesita para desempeñar sus tareas, de su valentía de cara a las peligrosas condiciones (el trabajo agrícola tiene una de las tasas más altas de accidentes de trabajo de todos los empleos en los Estados Unidos), y de la contribución social que realizan al proveer comida para millones de personas.
Éstas no son imágenes de explotación pasiva diseñadas para obtener una respuesta comprensiva. Son un registro documental de los esfuerzos que han hecho lo trabajadores para organizar un sindicato frente a condiciones de trabajo brutales y bajos salarios.
Las imágenes son una mirada desde abajo, que observa al proceso de trabajo y al sindicato desde el punto de vista de los trabajadores.
La Unión ha tenido un enorme impacto en el movimiento obrero de los Estados Unidos en los últimos 50 años. Ayudó a inspirar el resurgimiento del interés en organizar, y capacitó a cientos de personas que se convirtieron en organizadores de sindicatos y organizaciones comunitarias en todo el país.
Estas fotografías son parte de una exposición más grande y un proyecto de documentación acerca de los trabajadores agrícolas y la migración hoy. Este conjunto de imágenes fue exhibido en el Museo de California de Oakland, la Universidad Laboral de los Estados Unidos, la galería Pan y Rosas y el Museo Americano del Trabajo, gracias al apoyo de la Coalición del Norte de California por los Derechos de los Inmigrantes y la Fundación Zellerbach.
Publicado el 28 de mayo 2012