La semana pasada, desde el 16 hasta el 19 de mayo, miles de personas se reunieron en Frankfurt, Alemania, para participar en las iniciativas de movilización europeas contra las políticas de austeridad, llamadas “BlockupyFrankfurt”. Frankfurt es el corazón financiero de Europa, pues aquí se encuentra la sede del Banco Central Europeo (BCE), el ente que, junto a la Unión Europea y al Fondo Monetario Internacional, está imponiendo todas las directivas de austeridad a muchos Estados del continente. Estas políticas, basadas en el recorte del gasto social y de derechos, han causado aumento del desempleo y de la pobreza, sobre todo en países como Grecia, España e Italia.
Las movilizaciones fueron propuestas por una red de organizaciones sociales alemanas que hace unos meses lanzaron la convocatoria para juntarse estos días en Frankfurt. En algunos sectores de los movimientos sociales italianos comenzó un debate colectivo para adherirse a la convocatoria. Se decidió crear la campaña r.i.s.e.up (Rising Italy for Social Europe), para participar todos juntos como italianos en Frankfurt. En la convocatoria de r.i.s.e.up se lee el por qué ir a Frankfurt y la necesidad de llevar las movilizaciones sociales a un nivel europeo.
“Asistimos dondequiera – y en nuestro país el Gobierno Monti es un ejemplo paradigmático – a un vaciamiento del poder de los parlamentos nacionales a través de las imposiciones directas o indirectas del Banco Central Europeo (BCE). Los dictámenes que el BCE impone van en un rumbo muy claro: austeridad, abolición gradual de los derechos laborales, restricción de los espacios de democracia, despojo de los bienes comunes y privatizaciones.
Hemos imaginado la campaña r.i.s.e. up, Rising Italy for Social Europe. Esto quiere decir intentar poner en relación redes, colectivos, grupos, centros sociales, trabajadores del espectáculo, estudiantes, para ir a Frankfurt juntos, porque a pesar de las diferencias que nos caracterizan, todos hemos reconocido en Europa un espacio de conflicto, en los movimientos una práctica política de democracia, en fin, un nuevo horizonte que surge de la crisis no solo económica sino política.”
El miércoles 16 de mayo fue el primer día de movilización, e inmediatamente la policía y el gobierno alemán mostraron su intento de cerrar cualquier espacio democrático y de protesta. Decenas de policías desalojaron la acampada que desde hace meses había en el centro de la ciudad, cerca de la zona en que está la sede del BCE. Ya en los días anteriores, el gobierno había prohibido cualquier manifestación y solamente dejaba la posibilidad de la del sábado. Por eso, los días miércoles, jueves y viernes han sido caracterizados por los intentos de impedir las protestas e incluso la presencia de los manifestantes. El jueves fueron detenidos 77 activistas italianos que intentaban salir de la universidad, que estaba sitiada desde horas antes por los policías. En la noche todos fueron liberados y les dieron una hoja judicial que les prohibía estar en la ciudad de Frankfurt por unos días. Entonces, era muy claro el intento de los policías: detener preventivamente a la mayor cantidad gente posible para desanimarla de participar en la marcha del sábado.
El viernes comenzaron las primeras marchas y bloqueos en la ciudad y el centro financiero, y ocurrieron otras detenciones más. Los medios hablan de alrededor de 400 personas, entre las cuales están unas decenas de italianos. A las mismas horas, en varias ciudades de nuestro país como Roma, Rimini y Nápoles, hubo iniciativas frente a los consulados de Alemania para pedir la liberación de los detenidos y por la libertad de manifestación. En Venecia, algunas decenas de activistas de los centros sociales ocuparon el consulado. En Frankfurt todos los bancos cerraron sus puertas, pues la presencia de los activistas y sus iniciativas lograron parar realmente las actividades financieras aquel día.
El día sábado se realizó una marcha por el centro de Frankfurt en la que participaron cerca de 30 mil personas. Aunque las calles estaban rodeadas por miles de policías, la manifestación transcurrió sin problemas, con una presencia muy colorida y con gente de diversos países europeos. Durante horas estuvo bloqueado el centro financiero de Europa, y los miles de manifestantes han mostrado que hay una mayoría de ciudadanos que ya no están dispuestos a seguir con las políticas de austeridad y el poder financiero.
Quizás a este movimiento europeo que está naciendo ya le tienen miedo los poderosos, pues -por lo menos en Italia- en ningún noticiero se contó lo que pasaba en Frankfurt en estos días. La crónica de las movilizaciones ha llegado a la gente sobre todo por parte de medios independientes de información como el nuestro, Global Project, y a través de las redes sociales.
A través de las entrevistas aparecidas en Global Project vamos a ver cómo comenta la marcha del sábado Giammarco De Pieri, un activista italiano de r.i.s.e.up. “La marcha de hoy en Frankfurt, que ha atravesado el corazón financiero de Europa, ha sido una marcha importantísima, tanto por el número como por la capacidad que ha tenido de romper el clima de miedo que habían creado en estos días en la ciudad. Más de 30 mil personas en la marcha, más de 10 mil personas en el sector anticapitalista -que fue un sector transnacional, un sector que ha logrado juntar varias subjetividades y movimientos en un proyecto común de marcha con un enfoque transnacional al actuar político”.
Sobre todo, el desafío mas importante que hubo que tratar en estos días fue el intento de que estas movilizaciones fueran el inicio de un camino común de los movimientos sociales europeos en la lucha contra la sociedad neoliberal que quieren imponer los de arriba y el poder financiero, y por la construcción de una Europa social, de los movimientos, por los derechos y una verdadera democracia. Es una manera de caminar juntos y en red, que en Italia empezamos a llamar con la palabra “coalición”.
Giammarco nos cuenta: “en la mañana hubo la asamblea de los delegados de los diferentes grupos del sector anticapitalista. Todos expresaron su disponibilidad para la construcción de procesos organizativos comunes, con forma claramente federativa y orientada a la coalición para Europa. Esto lleva un desafío y una oportunidad, porque todos nosotros debemos tener la valentía de entender que el desafío actual no es contrarrestar una Europa, sino hacer realmente La Europa (que hasta ahora solamente la hemos visto como un comité de negocio para la conservación de un orden económico que produce únicamente pobreza, miedo y devastación ambiental). Realmente -¿si no ahora, cuando?- tenemos que hacer Europa”.
Publicado el 21 de mayo 2012