Kolumna Okupa

Rocío Silva Santisteban

Boluarte y Biden: amarraditos los dos

Cuando vi la foto en un post de X —esa red social tenebrosa que dejó de dar trinos celestes— pensé que era un meme. Noooo— le comenté a mi hija, esa foto no puede ser cierta, es una foto trucha del presidente Biden con su esposa que le han puesto la cara de Dina Boluarte en una edición bien hecha. Pero era real. Tan real que fue difundida por la cuenta de la Presidencia de la República del Perú. En la foto podemos ver a Joe Biden de la mano de Dina Boluarte como si se tratara de dos adultos mayores arrebolados por amores otoñales cantando “vamos amarraditos los dos/ espumas y terciopelo/ tu con un recrujir de almidón,/ y yo serio y altanero”. La foto es tan de república bananera que hasta una periodista bastante ceremoniosa como Mónica Delta comentó el domingo pasado en su programa que le había impactado por paternalista.

Dina Boluarte y su séquito viajaron a Washington para una reunión bilateral con el presidente de los Estados Unidos que nunca se dio. Ese fue el argumento esgrimido ante el congreso para el permiso de rigor. Pero no estuvo pactada ni en agenda. En realidad, el viaje fue para participar de la Cumbre de Líderes de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas (APEP): una movida política para contrarrestar la potente arremetida de China en América del Sur con la participación de múltiples presidentes latinoamericanos y promovida por el propio Biden. ¿Por qué no se pudo decir la verdad y se inventó una reunión bilateral como las que sí tuvieron Gabriel Boric y Gustavo Petro?

Tal ha sido la torpeza diplomática que la canciller Ana Gervasi renunció al regreso, así como el Embajador del Perú en Washington, Gustavo Meza Cuadra. En realidad, el viaje pudo presentarse perfectamente como importante en el marco de la cumbre, pero la imperiosa mendacidad de la primera mujer presidenta del Perú —duele formularlo así— se impone para poder mostrar que en el extranjero los jefes de Estado la atienden. Pero ¿cómo la atienden? De la misma manera como la atendió el Papa Francisco con rostro de asombro, en reunión fugaz, y ella contrita con mantilla negra como protagonista de película de terror. Espero que sepa que la bendición papal no perdona los pecados mortales como el asesinato de 49 personas.

Por eso la foto al paso, de la mano de Joe Biden, amarraditos los dos, que se tomaron subiendo las escaleras de la Casa Blanca en un recorrido de cortesía, espumas y terciopelo, no fue una reunión para hablar de asuntos de Estado ni para discutir inversiones o tensiones, ni para hablar de cooperación técnica. Solo fue una especie de selfie gubernamental al paso, con criollada altanera, que demuestra una vez más la banalidad de un Estado peruano que agoniza. No le importa que Biden esté apoyando a Israel en esta masacre televisada que es la segunda nakba, ni le importa o quizás ni sabe que sigue construyendo un muro fronterizo continuando las políticas migratorias de Trump. Ella lo que quiere es la foto, el selfie, la pose: embriagarse del perfume de poder. Pero lo peor de esa foto, lo que nos da vergüenza ajena a Mónica Delta, a mí y a otros latinoamericanxs, es la actitud genuflexa de la representante del Perú tomando de la mano, entrelazados los dedos, al octogenario presidente en un gesto que no es digno de una estadista. ¡¿Podrían imaginar a Dilma Rousseff o a Angela Merkel en ese plan?!

Y sin embargo el congreso acaba de autorizar un nuevo y quinto viaje de la señora Boluarte, en menos de cuatro meses, nuevamente a Estados Unidos. No hay agenda pero al parecer eso no importa. Solo se sabe que la reunión es para la transferencia de la presidencia pro tempore del Foro de Cooperación Económica Asia – Pacífico APEC de Biden a Boluarte. Exacto: una vez más amarraditos los dos se encontrarán en los pasillos de la Casa Blanca. Esperamos que a su cohorte no se le ocurra gritar entusiasmada “beso, beso, beso”.

Rocío Silva-Santisteban Manrique

Feminista, activista, poeta, profesora universitaria y consultora de derechos humanos, género y conflictos ecoterritoriales para UNICEF, OXFAM, GIZ, Diakonia, Broederlijk Delen, Terre des Hommes, Red Muqui, entre otras. Miembro del Pacto Ecosocial del Sur y del Tribunal Internacional de Derechos de la Naturaleza.

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