Trotamundos político

Fabrizio Lorusso

Luchas sociales en León: del trasporte al bien común

El Movimento Passe Livre (MPL), que desde el 2005 en Brasil pelea por las “tarifas cero” en el transporte público, ha enseñado que existen varios niveles de lucha articulados entre sí, pues de la dimensión local y coyuntural, representada por el costo de un pasaje que, por su propia naturaleza, es un factor de exclusión, se pasa a la sistémica y estructural, al relacionar esas tarifas desbordadas con la pobreza, la marginación, el proceso de gentrificación y la explotación laboral: se trata de cotidianidades dramáticas en las realidades sociales desposeídas en la época del neoliberalismo salvaje. A veces no se vislumbra la relación entre éstas realidades cotidianas y el modelo de sociedad definido, desde arriba, a nivel político y cultural. Una protesta legítima y una lucha específica se vinculan, más o menos explícitamente, con fenómenos más amplios como el tipo de globalización incondicional y excluyente de que México forma parte y su modelo socio-económico, adoptado para mayor ventaja de unas cuantas clases dirigentes.

La exclusión social es el centro de las batallas del MPL, en donde un servicio de transporte que sea realmente público sería una de las palancas para reducir desigualdades y discriminaciones en el aprovechamiento del espacio urbano y, más en general, en la anquilosada estructura de clases (pero también de razas, castas, género, etc…) de la sociedad. Finalmente, se trata de luchar por el bien común y contra un patrón de explotación que va más allá del costo de un boleto.

En las megalópolis, pero también en las ciudades medianas y pequeñas en proporciones diferentes, es como si la escasa movilidad social y la reproducción endémica, interseccional, de las desigualdades tuvieran su correspondencia con la escasa movilidad urbana, debida a costos, tiempos e inseguridades cada vez más prohibitivos, que acaba creando guetos y barrios “perdidos”. Pero no es una “desgracia”, es producto de decisiones, planeaciones, discriminaciones. Y son más que “polígonos de pobreza”, como se les llama en León, Guanajuato. Son comunidades con un tejido social desgarrado y con grupos abandonados por el Estado, las instituciones e, inclusive, por los demás habitantes de la ciudad que los estigmatizan.

Más allá del transporte, el mismo razonamiento se puede aplicar a la salud o a la seguridad públicas y a la educación, al Estado de bienestar (casi inexistente o clientelar/selectivo en gran parte de América Latina y del mundo) y a los derechos humanos de la población. En realidad, la ciudad, hasta cualquier colonia, tiende a reproducir las desigualdades del conjunto, del sistema, y hay grandes y pequeños “polígonos”, manzanas, vecindades o calles de marginación y pobreza por donde sea.

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León GTO

Según reporta el medio leonés Zona Franca,en la tarde del 2 de enero, “más de 3 mil manifestantes inconformes con el aumento del costo al transporte público en la ciudad manifestaron su descontento”, pues desde el primero de enero en promedio el transporte público, concesionado a privados, aumentó de más del 20% en la ciudad de León, Guanajuato. Ha sido una marcha pacífica y animada que pretende consolidar espacios de reflexión y acción más estables.

Para el estándar del Bajío y, en especial, de León, ha sido una de las manifestaciones más concurridas de los últimos años, siempre y cuando se excluyan del listado las marchas conservadoras “en defensa de la familia”, fomentadas por sectores de la Iglesia y del empresariado. Algunos organizadores, pertenecientes a la Coordinadora Popular Leonesa, y participantes hablan incluso de más de 4 mil personas concentradas en la plaza principal, la Plaza de los Mártires del Dos de Enero de 1946. Esta fecha es simbólica en la memoria de la ciudad, ya que ese día ejército y policía masacraron a 26 personas e hirieron a otras 37 disparando desde los balcones del Palacio Municipal. La manifestación ciudadana también se encargó de mantener vivo el recuerdo de la matanza.

El objetivo de la organización convocante, como aparece en su página Facebook,es “organizar, reforzar y participar en las luchas justas de la sociedad civil en la Ciudad de León y en el Estado de Guanajuato”, basándose en “los principios de concientización, información y empoderamiento ciudadano”.

Las consignas de “No al aumento” y a favor de la destitución del presidente municipal, el panista Héctor López Santillana, resonaron en las calles del centro histórico, en donde familias y transeúntes, poco habituados a las marchas, miraban curiosas y algo desconfiadas mientras los participantes les gritaban “¡Únanse!”. “Además – sigue informando Zona Franca – el contingente exhortó a los curiosos a unírseles para promover un amparo colectivo que los proteja contra el incremento tarifario”, por lo cual se recaudaron firmas y contactos de miles de indignados.

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“Nos sentimos indignados, nosotros los ciudadanos de la tercera edad de mayores de 60, tengo yo 65 años. La medida totalmente arbitraria, injusta, por parte del edil, de seguirle el juego a los empresarios”, dijo Alejandro Osorio, de 65 años de edad, al medio ContraPuntoNews. Acompañado de Manuel Riva, de 78 años, establecieron una huelga de hambre frente a la presidencia muncipal “hasta que los enjuagues del gobierno y los empresarios sean echados abajo”, según reporta ContraPuntoNews.

La Coordinadora Popular Leonesa, formada por unas 14 organizaciones, y la gente en general han apoyado, asimismo, el “Pos Me Salto” en estos primeros días del 2017 y se van a establecer, cada lunes, unas jornadas de reapropiación del espacio público en la misma plaza por parte de la ciudadanía para discutir propuestas e iniciativas. Tanto el discurso de los organizadores, de los colectivos participantes y de la gente en la manifestación como los carteles y pancartas desplegados en el evento hablan de una dimensión inclusiva y amplia de la lucha, es decir, de un movimiento social que crea una identidad de oposición a un modelo de gestión pública elitista y poco transparente, sobre todo por lo que concierne a la relación entre el Municipio y sus concesionarios, y a patrones económico-sociales excluyentes.

Se vinculan la lucha feminista y las enormes problemáticas de género en la ciudad con el transporte público y la corrupción, así como las temáticas de los salarios y del poder adquisitivo, comprometido aún más por el gasolinazo de este año, con la marginación social y una red de buses inadecuada. Para concluir, reproduzco algunos mensajes de la gente que dan cuenta de la escalada más “sistémica” de las problemáticas detectadas y de la protesta, del problema del transporte al del bien común y el trabajo digno: “Nuestros hijos y nietos están perdiendo días de salario por la mala planeación de las rutas”, “Salario digno”, “No le temo a la represión del gobierno, le temo al silencio de mi pueblo”, “Alto a tus tranzas, no más aumento, el pueblo del maíz”, “Aumentas alimentos, canasta básica, gasolina, transporte, ¿y los salarios?”, “Salario mínimo al Presidente para que vea que se siente”, “No al aumento de su nivel de ganancia y de nuestro grado de explotación, si es público es colectivo, no de su bolsillo”, “El derecho al transporte digno y al precio justo es efecto y causa de la libertad, ¡Por un León libre!”.

Señalo fotos y videos de la marcha del 2 de enero en este link.

@FabrizioLorusso

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