Los saldos del 2 de octubre de Mancera

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México, Distrito Federal, 2 de octubre de 2014. Como venganza particular contra los anarquistas, o como resultado de una política general de reprimir a quien se manifiesta “fuera de sus parámetros”, once jóvenes siguen bajo proceso penal desde hace un año, acusado de ataques a la paz pública durante la marcha del 2 de octubre, informa Emilio Jiménez, de la organización antirrepresiva Cruz Negra Anarquista. Tres de los detenidos están en la cárcel: Jorge Mario González, Abraham Cortés Ávila y José Alejandro Bautista Peña.

El 1 de octubre, dos de los presos (Jorge Mario González, quien se encuentra en la torre médica del reclusorio femenil de Tepepan, y Abraham Cortés Ávila, que purga pena por intento de homicidio en el Reclusorio Norte) declararon una huelga de hambre indefinida “para accionar en una lógica de protesta e insumisión ante el encarcelamiento de nuestros cuerpos y por la humillación, aislamiento y frustración que significa el estar recluidos en estos centros de terror”, y para acompañar a la nueva marcha conmemorativa de la masacre de 1968. En la protesta participan también los presos libertarios Carlos López y Fernando Bárcenas Castillo.

Jorge Mario González –quien optó por un proceso sumario- recibió una sentencia de cinco años y un mes de prisión, mientras que Cortés Ávila, 13 años. En ambos casos, señala Jiménez, las únicas pruebas fueron los dichos de los policías, además de que “todos fueron detenidos arbitrariamente y torturados, lo cual está documentado en el caso de Mario”. Aztlalli Cabrera Prado, Irene Pérez Villegas, Erick Leonel Aguilar Ruiz, José Luis Ramírez Alcántara, Cristian Antonio Carmona Emmer, César Uriel Cruz Elías, Carlos Jhasi Jarquín Peña y Hugo Guillermo Mejía Ventura, detenidos junto con Mario González, lograron salir bajo fianza, pero siguen con proceso y está a punto de dictarse la sentencia.

El integrante de la Cruz Negra resalta que contra Mario González hubo un tratamiento diferenciado, pues aunque fue detenido con los que alcanzaron fianza, a él se le negó por considerarlo un “peligro social”. El asunto es una castigo no sólo a su activismo –participó en las protestas contra el cambio a los planes de estudio e los Colegios de Ciencias y Humanidades-, sino por su ideología anarquista, precisa Emilio Jiménez. “Con él se ensañaron”, define. González ya llevó adelante otra huelga de hambre, que duró 53 día, pero sus demandas no fueron atendidas.

“Se trata de una política de persecución y criminalización de quienes se manifiestan, y particularmente se dirige contra una ideología política, el anarquismo”, señala el luchador antirrepresivo. “Mancera afina su estrategia y no sabemos qué pueda pasar en la marcha de hoy”, advierte.

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