De los movimientos sociales rurales que actúan en el territorio brasileño, sin duda el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST), que cuenta con más de 25 años de lucha, es el más conocido no sólo a nivel nacional sino internacional. Su lucha no sólo se limita al campo de la Reforma Agria, en un país donde el uno por ciento de la población es dueña del 46 por ciento de las tierras, sino por su compromiso y reconocimiento en el campo de la educación, una educación político–pedagógica inspirada en las enseñanzas del Profesor Paulo Freire.
Hoy en día, se calcula que son más de mil 800 escuelas públicas actuando en 23 estados del país, así como la reconocida Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF), creada en enero del 2005 y que se ha convertido en una referencia histórica-pedagógica tanto para el MST, como para otros movimientos de América Latina. La educación para el MST, se convierte en la base fundamental para la transformación social, una educación que está del lado de la lucha por la tierra.
Por el otro lado, estos años de lucha han estado acompañados de múltiples estrategias para criminalizar al Movimiento. Desde la impune masacre a 19 militantes en Eldorado de los Carajas, en 1996, o la reciente aplicación de una Comisión Parlamentar de Investigación (CPI) a través de la cual se pretendía investigar los recursos que el movimiento recibía por parte del gobierno, una iniciativa de la bancada de los terratenientes del Senado, sin olvidar el caso de los presos en varios lugares del país, desde Pernambuco, Puntal de Paranapanema, Rio Grande del Sur, entre otros. Este último se ha caracterizado por ser el Estado donde más se han condenado las acciones del movimiento, el mismo Estado que, en Febrero del 2009, por una determinación del Ministerio Público, en un acto de persecución política y desconociendo el derecho a la educación, cerró ocho escuelas itinerantes y pedía la extinción del propio MST.
Entre tanto, los arduos intentos del Estado sureño para criminalizar la educación del MST han tenido un revés silenciado, no sólo por los medios de comunicación sino por todos aquellos que no creen que la educación popular puede sembrar semillas y crear conciencias de cambio. Recientemente, una de las Escuelas de los Sin-Tierra (el asentamiento 25 de Mayo) ubicada en el Estado de Santa Catarina, demostró tener las mejores calificaciones de su región ante la aplicación del Examen Nacional de la Enseñanza Secundaria (ENEM, de la sigla en portugués), realizado en todo el país como paso para entrar a la Universidad. De esta forma, quedó comprobado que la educación del movimiento, tuvo una mejor calidad que algunas otras escuelas públicas y privadas.
En otras palabras, “así es como la historia se construye, con un brazo en el ahora y el otro en el después, empujándonos y halándonos hacia la condición de igualdad que deberíamos compartir, sin importar la etnia, el sexo, la edad, ni ninguna otra condición” (palabras de Vernor Muñoz, abogado y activista de los derechos humanos, Ex Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la educación).
Publicado el 01 de Febrero de 2011