En Movimiento

Raúl Zibechi

Las “democracias” guerreras

Ava M. fue multada con 600 euros por corear un lema a favor e Palestina en una concentración en la ciudad alemana de Berlín. Se trata de la primera sentencia contra una manifestante que empleó un eslogan propalestino (“Desde el río hasta el mar”) durante una protesta contra Israel. El tribunal dijo que Ava estaba respaldando los crímenes de Hamas, sin tener en cuenta la supuesta libertad de expresión ni siquiera el genocidio que estaba denunciando.

La ministra francesa de deportes, Amélie Oudéa-Castéra, anunció en septiembre de 2023 la prohibición de que las atletas francesas compitieran con su hiyab en los Juegos Olímpicos de París. La norma rige sólo para las atletas francesas, a pesar de la posición de Naciones Unidas o de Human Rights Watch que rechazan dicha prohibición.

Un reciente informe de Amnistía Internacional titulado “Ya no podemos respirar. Ni siquiera podemos practicar deportes”, denuncia las violaciones de los derechos humanos de las mujeres y niñas musulmanas a causa de la prohibición del hiyab en los deportes en Francia.

Un artículo de Ángeles Ramírez en Ctxt señala: “Los últimos 20 años están siendo muy difíciles para las musulmanas –y también los musulmanes– en esa Francia de las libertades. En la línea cronológica de la islamofobia en el país, el primer hito es el año 2004, fecha de la promulgación de la “ley del pañuelo”, que prohíbe los signos religiosos en la escuela pública, pero que va dirigida contra el hiyab; en 2010 se prohíbe el niqab en el espacio público, y en 2016, el bañador de cuerpo entero –llamado burkini– en un puñado de playas en Francia, interdicción que termina extendiéndose a las piscinas”1.

Estamos hablando de racismo y restricción severa de las libertades en dos países (Alemania y Francia) que dicen ser democracias avanzadas que respetan los derechos humanos y se permiten decir quiénes no lo hacen.

Es muy curioso comprobar que mientras se rechaza la “portación de símbolos religiosos” de las musulmanas, hemos visto deportistas que se persignan haciendo la señal de la cruz antes o después de competir, o llevan cadenitas con la cruz católica, sin que nadie interfiera en esa costumbre.

Ciertamente, estamos ante casos flagrantes de racismo y persecución al Islam, quizá porque siguen considerando ciertas prácticas que realizan los “otros” como peligrosas para la seguridad del Estado.

“Se usa el miedo al islam para eliminar la disidencia política y reforzar la securitización y el control. Por ejemplo, esta ley, que sirvió para ilegalizar el Colectivo Contra la Islamofobia, también ha servido para presionar al movimiento ecosocial Les soulevements de la Terre2 hasta ilegalizarlo, proceso que frenó el Consejo de Estado”, escribe Ramírez.

Cuando aparecen situaciones como éstas, habituales en todos los países de Europa que afectan a movimientos en Grecia, en Italia (NO TAV) y en el Estado Español, además de los países ya citados, suele mentarse la “crisis de la democracia”. Creo que no es así. Las democracias ya no existen, por lo menos para las y los de abajo, como lo demuestras los casos de la protesta contra el genocidio palestino y la persecución a las mujeres musulmanas que ya no pueden ingresar a muchas piscinas sin la indumentaria “adecuada”.

Como analiza en profundidad Emmanuel Todd en “La derrota de Occidente”, las democracias están cayendo por el ascenso de una “oligarquía liberal” que domina naciones y Estados, que en su nihilismo ha destruido “la noción misma de verdad” y “cualquier descripción razonable del mundo” (p. 24).

Esta nueva/vieja cultura oligárquica está asociada a la guerra que Occidente (apenas el 15% de la población mundial) le ha declarado a las mayorías del planeta, en general pueblos originarios, negros, campesinos y gentes del color de la tierra. La opción por la guerra está, además, intrínsecamente atada al racismo y al neo-colonialismo, moneda corriente en estos momentos por parte de las oligarquías occidentales que de ese modo esperan mantener sus privilegios, aún a costa de la destrucción de la humanidad y del planeta.

Las “democracias” occidentales cierran filas impidiendo la disidencia en sus sociedades porque necesitan la homogeneidad para hacer la guerra. Se dicen democráticas no porque crean en las libertades, sino porque es el modo para mejor controlar a las personas diferentes, en particular a las y los migrantes que son bienvenidos para hacer los peores trabajos pero a los que se les niegan derechos. Sin esos contingentes el Norte Global no podría poner en marcha su maquinaria económica, que funciona para la guerra, como es cada vez más evidente.

Creo que ya es momento de dejar de lado las ilusiones de que hay diferencias sustanciales entre democracias y dictaduras (las hay, pero cada vez menos), y sobre todo no dejarnos embaucar por las políticas del “mal menor” y de creer que en las elecciones se juega algo importante en la vida de los de abajos.

1 Hiyab es el velo que cubre la cabeza. Niqab es un velo que cubre el rostro.

2 “Levantamientos de la Tierra” es un movimiento ecologista radical francés que se opone al acaparamiento de tierras y a proyectos de “desarrollo” como las megacuencas, las autopistas o líneas de alta velocidad mediante manifestaciones y sabotajes. Lo integran un centenar de asociaciones o colectivos y tiene una pertenencia de unas cien mil personas, según el movimiento.

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