Me llamo L. Tengo 36 años y vengo de Túnez. Llegué a Francia el 20 de junio de 1998 con una visa de turista. Vine para tratar de ganar un poco de dinero para ayudar a mi familia en Túnez, donde somos muy pobres. Después mi mujer se vino conmigo con una visa de estudiante y ahora vamos a tener un niño en agosto. Hemos tenido muchas dificultades para casarnos. Muchas alcaldías no quisieron casarnos porque no tenemos papeles. Finalmente encontramos un alcalde del partido comunista que aceptó casarnos.

He tenido muchos problemas para trabajar. De 1998 al 2003, no estaba declarado y trabajaba en restaurantes o en los mercados. Los patrones se aprovechaban de nuestra situación de Sin Papeles para explotarnos. Trabajaba 16 horas por día por 15 euros (270 pesos mexicanos). Luego el restaurante cerró y los últimos meses ni siquiera nos pagaron. En el 2003 encontré un trabajo en el sector de limpieza donde pude ser declarado gracias a una tarjeta de residencia falsa. Nuestra situación nos obliga a utilizar papeles falsos para tratar de obtener mejores condiciones de trabajo. Pero en abril de este año, el patrón me corrió por la tarjeta falsa. Desde abril 2009 trabajo de nuevo sin ser declarado.

También somos explotados con la vivienda. Debemos pagar en efectivo y la renta aumenta sin cesar. No podemos protestar. Estamos sin papeles, de ilegales, así que no podemos denunciar para defender nuestros derechos.

Tuve muchos problemas con la policía. Varias veces me han controlado en los mercados. Di nombres falsos diciendo que no tenía mis papeles conmigo. Pero en el 2003 me arrestaron. Como tenía una solicitud de regularización pendiente me soltaron. En el 2008, de nuevo me arrestaron. Estaba trabajando para la empresa de limpieza cuando los policías me detuvieron en la calle. Pero tenía otra solicitud pidiendo la regularización en la Prefectura. Y sobre todo el Noveno Colectivo de los Sin Papeles, una asociación en defensa de los Sin Papeles, presionó organizando reuniones frente a la Comisaría donde estaba detenido. De nuevo me liberaron. La presión contra nosotros es cotidiana, a cada momento que salgo a la calle. Cada mañana le digo a mi esposa que no se si voy a regresar. Vivimos con este miedo permanente. Evito los lugares donde hay más policías pero puede haber controles donde sea.

En los últimos meses han muerto muchos Sin Papeles intentando escaparse de la policía, cayendo de un techo o ahogándose en el río al que saltaron para evitar su detención y su expulsión.

Me uní al Noveno Colectivo de los Sin Papeles en el 2004 porque tenía un amigo ahí y porque este es uno de los colectivos más activos. Uno se siente menos solo actuando con otros. Estamos obligados a luchar para tener nuestros papeles. Multiplicamos las ocupaciones, las manifestaciones, pero es muy difícil. A veces el gobierno francés otorga papeles a dos o tres personas, pero es muy poco. Cada vez es más difícil tener papeles y la política del gobierno francés es cada vez más represiva. Con las cuotas de expulsión, hay cada vez más controles. El Estado francés quiere regresarnos a nuestros países. Pero yo no quiero regresar a mi país después de once años, sin nada para mi familia. Estamos obligados a luchar para que nos regularicen. Porque mientras no tengamos papeles vivimos en el miedo, no podemos desplazarnos por miedo a ser arrestados. Hoy las mercancías circulan cada vez más fácilmente. Nada más los seres humanos están bloqueados por las fronteras. ¡Esto es un país democrático!

El gobierno francés, bajo la presidencia de Sarkozy, vuelve cada vez mas difícil las regularizaciones de los sin papeles. Lleva a cabo un verdadera caza contra ellos, imponiendo cupos de expulsión cada año mas altos.

Publicado el 01 de Noviembre de 2009