Desde hace poco más de seis meses, en el poniente de la Ciudad de México se pelea la batalla contra la llamada Supervía Poniente, un proyecto promovido por el actual gobierno de “izquierda” de la megalópolis mexicana y que sería realizado – de llevarse acabo – por empresas privadas transnacionales, mismas que desde hace ya varios años han metido las manos en prácticamente todos los grandes proyectos encasillados en el rubro de “obra pública”.
Desde mediados del año 2010, la comunidad de la colonia La Malinche se organizó y construyó un plantón permanente en las zonas afectadas (expropiadas) para la gran obra. La comunidad local resiste el avance de las obras, consiguiendo no sólo la vasta solidaridad de la sociedad civil de la capital mexicana, sino también poniendo en entredicho las reales intenciones del gobierno local (Gobierno del Distrito Federal – GDF) guiado por Marcelo Ebrad Casaubón y logrando rescatar los lazos comunitarios que precisamente las autoridades del gobierno quisieron cortar.
En esta historia ya se ganó una parte pues “ganamos en el terreno de reconstruir la comunidad”, dicen quienes están presentes en el plantón. Una historia que hoy también significa un posible parteaguas en el futuro del Valle de México: “No se puede seguir viviendo así. Es necesario sentarnos todos a estudiar seriamente el Valle y planear de otra manera a la ciudad”, señalan los vecinos entrevistados.
La Supervía: “una ocurrencia” interesada
Con al menos 20 millones de habitantes, de los cuales ocho viven en la llamada Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), que comprende la capital mexicana y otros 60 municipios aledaños, la Ciudad de México es una de las regiones más densamente pobladas del planeta. Los reflejos de esta densidad de población son múltiples y no todos gratos: escasez de recursos naturales (sobre todo agua), contaminación en niveles excesivos, difícil acceso a los servicios (habitacionales, escolares, de salud, etcétera) y graves problemas de movilidad.
En efecto, Ebrard en colusión con los empresarios han hecho «caca» la ciudad y han instalado asfalto y cemento en cualquier espacio verde por pequeño o grande que sea minando la sustentabilidad de la ciudad. El lucro y la ganancia desmedida por estas obras es la prioridad, no el bienestar de los ciudadanos. Multipliquemos estas protestas y, llegado el momento le impediremos a Ebrard y sus compinches que lleguen a la presidencia, aún más, que el PRD vuelva al gobierno de la ciudad de México, ningún partido, necesitamos un candidato ciudadano con conocimiento y ética, no un politiquero barato como los que ha tenido la ciudad.
Nepomuceno G.