Justicia, paz y desmilitarización exigen en Ciudad Juárez

Julián Contreras, del Frente Plural Ciudadano de Ciudad Juárez

Quiero agradecer a Javier Sicilia por lograr lo que durante casi tres años hemos intentado en Ciudad Juárez, y es aglutinar un movimiento nacional para dar una lucha que, si bien en algunos puntos no coincidimos, en lo esencial, en la exigencia de justicia, de paz con dignidad nos encontramos.

En Ciudad Juárez las organizaciones nos declaramos listas para recibir la Caravana que se encamina hacia nuestra ciudad, y estamos trabajando para que el diálogo que se geste en nuestra ciudad, en este proceso de construcción en el que estamos y en el que, si bien no ha sido lo más perfecto precisamente por la irrupción tan rápida del movimiento, se puede  perfeccionar para poder construir un movimiento que nos abarque a todos, o como dicen los zapatistas, un mundo donde quepan muchos mundos, pero sin militarización porque si no, no avanzamos.

El Cristo (yo no soy cristiano, pero quisiera citarlo) solía decir al terminar sus parábolas que  el que tenga oídos para oír, que oiga. Yo siempre me quedaba pensando en esto y llegué a la conclusión, ya en mi formación universitaria, de que lo hacía porque hay verdades tan grandes, tan abarcadoras o tan contundentes que a veces nuestros oídos son demasiado pequeños para escucharlas. Así pues, cuando a uno le dicen que ha muerto su primo, que ha muerto su hermana, que ha muerto su padre, que ha muerto su hijo, nuestra primera respuesta es la negación: mi hijo no puede estar muerto, mi hermano no puede está muerto. Frente a esta negación siempre existe la posibilidad de la justificación, y es así que, por ejemplo, en nuestra ciudad las justificaciones de la muerte han sido constantes. “Era puta, era narco, en algo andaba”,  de tal suerte que la impunidad permea y nunca tuvimos claridad de quiénes son los que mueren en una supuesta guerra contra el narcotráfico. Y digo supuesta guerra porque uno de los privilegios de vivir en la frontera, donde se dan los grandes tráficos legales o ilegales, es precisamente que conocemos la dinámica de esos tráficos, por eso, cuando los sectores narco-empresariales de la ciudad deciden incentivar una lucha contra el narcotráfico lo primero que decimos nosotros es “no queremos esta guerra” porque es absurdo que los narcotraficantes se combatan a sí mismos.

Teníamos esa claridad, pero necesitamos elementos cuantitativos, teníamos que documentar qué era lo que iba pasando a nuestra ciudad, y fue así que antes de que iniciara la guerra contra el narcotráfico un grupo de seis jóvenes se integraron al Frente Nacional Contra la Represión para dar una lucha contra la militarización y tratar de ir documentando qué era lo que pasaba en nuestra ciudad. Sobre la marcha fuimos denunciando que los que morían eran los bajos estratos de la población. Fuimos denunciando que las fuerzas militares actuaban en colusión y cubrían a los escuadrones de la muerte que ejecutaban, primero de uno en uno, después de dos en dos, y después en masacres en nuestra ciudad. Pero no sólo nosotros, sino los medios de comunicación lograron también cubrir las denuncias de ciudadanos, de cómo participaban las fuerzas federales, militares en un momento y federales después, en esa estrategia que decía que iba contra los narcotraficantes, pero que nunca tocaba las grandes esferas de la criminalidad, ni el lavado de dinero.

En Juárez moría el cholo, moría el punketo, moría el que hacía malabares en las calles, el trabajador de maquila, el estudiante, en su mayoría jóvenes. Por eso no es de sorprender que el Frente Plural Ciudadano sea un núcleo en su mayoría de jóvenes, muchos de ellos universitarios, y otro gran sector de trabajadores de la calle que decidieron decir no a la guerra de Calderón.

Hay un punto que cambia nuestra postura frente al gobierno en cuanto a la exigencia de justicia, paz y desmilitarización. Ese punto es la masacre de mi colonia, en Villas de Salvárcar. Anterior a eso los antros de nuestra ciudad estaban completamente vacíos, los padres no dejaban ir a sus hijos a los antros porque en los antros ejecutaban, porque ahí estaban los criminales. Entonces era preferible adaptar una casa en la calle Villa del Portal, acondicionarla para que los muchachos pudieran tener su fiesta. Una fiesta donde ni siquiera hubo alcohol, y donde murió, por ejemplo, el compañerito Enciñas, que era el mejor promedio del estado de Chihuahua en secundaria. Los que murieron ahí, los chavos, recibieron balazos contundentes al pecho y a la cabeza. Las mujeres no, a las extremidades. Era como si fuera una política de terror, por eso nada más una compañera falleció.

Nosotros como Frente Plural Ciudadano (antes no lo éramos, en ese momento era la Asamblea Ciudadana Juarense, que se articuló tras la muerte del profesor Manuel Arroyo Galván, universitario investigador del movimiento obrero) nos lanzamos a la colonia y empezamos a hablar con los padres afectados. De hecho, nosotros solemos decir que en la intervención de Luz María Dávila en el Cibeles, en esa reunión con los grandes empresarios y con aquellas organizaciones que se disponían a administrar del plan “Todos somos Juárez” para aminorar el dolor de nuestra ciudad, nosotros decimos que esa intervención se la debemos a un compañero que estuvo ahí lavando trastes y haciendo el champurrado durante el novenario, porque cuando llegó Calderón y citó a todos los padres en Casa Amiga, Luz María Dávila volteó y nos dijo “¿Qué hacemos, plural, no singular, qué hacemos?” Le explicamos la estrategia del Estado que nosotros veíamos que se estaba desarrollando en nuestra ciudad, y fue la única de todas las madres que dijo “Yo no voy a Casa Amiga”, donde el presidente se reunió en privado, encerró a las psicólogas de Casa Amiga en la cocina y pudo decirles a las mamás que se había equivocado.

Nosotros hablamos con las compañeras de derechos humanos y logramos inscribir como activista de derechos humanos a Luz María Dávila, por eso estuvo ahí, por el trabajo de unos jóvenes y de unos activistas que lograron romper el cerco de seguridad, y que cuando se enteró que los federales nos estaban reprimiendo en el Cibeles, mientras ellos negociaban cómo repartir recursos a los jóvenes, confrontó al presidente: “cómo era posible, asesinan a estudiantes, y cuando los estudiantes protestan son reprimidos”.

Ahí se dio el rotundo rompimiento con el gobierno federal. Visita que hacía Felipe Calderón a nuestra ciudad, visita que protestábamos por todos los medios posibles. Represión hubo. Recuerdo mucho a una madre que perdió a su hijo universitario, de hecho estuvo en el templete y sus palabras al terminar fueron las del Movimiento de Jóvenes de Ciudad Juárez. Terminaron las madres de Ciudad Juárez diciendo: “Ciudad Juárez no es cuartel, fuera ejército de él”.

Esa madre, cuando los federales empiezan a reprimir y los estudiantes empiezan a aventar piedras y los federales nos las vuelven a aventar, sale descalabrada, toma la piedra y se va caminando entre las piedras directo hasta el federal, y se la da y le dice: “Toma, vuélvemela a aventar, ya me quitaron a mi hijo, lo demás ¿qué importa?”. Eran ejemplos tan contundentes como lo de los Reyes Salazar, cuando Josefina Reyes decide oponerse  y encabezar la lucha contra la militarización y ve cómo su familia fue poco a poco masacrada, y ve cómo los activistas que se iban sumando a la protesta sus casas fueron quemadas o los compañeros amenazados. O cómo olvidar cuando hicimos la primera protesta contra la militarización, que el ejército nos rodeó la casa y dijo al casero que ahí habitaba un grupo guerrillero subversivo y que iban a reventar. Jamás, jamás los jóvenes de Ciudad Juárez en Movimiento tuvimos miedo.

Cuando decían que el Valle de Juárez era muy riesgoso como para llevar a Josefina a enterrar, nosotros dijimos: es lo mínimo que se merece la compañera, y nos fuimos en caravana a enterrarla. Podríamos dar muchísimos ejemplos de dignidad de los compañeros que han mantenido una lucha por sacar a los militares de nuestra ciudad. Por eso es comprensible que después de tres años de lucha, las organizaciones de Ciudad Juárez le digan a México: con el gobierno ni pacto ni diálogo, a este gobierno, hay que derrocarlo.

En mi rancho dicen: la mula no era arisca, la hicieron. Tras la masacre de Villas de Salvárcar empezamos una nueva propuesta, la propuesta se llamó Nada en Juárez sin Justicia – Marcha del Coraje, el Dolor y el Desagravio. Nuestra demanda: no nos sentamos a las mesas ni agarramos dinero porque la sangre de nuestros muertos no se negocia. A lo largo de este movimiento hemos visto como han surgido tres tipos de movimientos en nuestra ciudad: un movimiento muy claro con la demanda de desmilitarización encabezado por todas las organizaciones de Ciudad Juárez en un Frente Civil Juarense, que empezó con un grupo de cinco muchachos, eso se ha ganado. Pero también surgió un movimiento que nosotros denominamos de blanco, un movimiento que pedía paz a secas y que consistía en pedir más militares: militares en las escuelas, en los hospitales para combatir a los criminales, que siempre resultaban ser los criminales de abajo, esos que la pobreza los lanza para allá, y que no se justifica, pero que tampoco podemos olvidar que hay una violencia de los de arriba, pero que a ellos no los tocan, a esos les dan pensión presidencial, les ofrecen la gubernatura o la presidencia municipal .

De estos tres tipos de movimientos surgió otro con el asesinato del maestro Manuel Arroyo. Era un movimiento similar al que encabeza Javier Sicilia, pero en pequeño en nuestra ciudad. Era un movimiento que pedía paz con justicia también, y había un sector empresarial que peleó porque aquel sector que pedía desmilitarización renunciara a su demanda a cambio de apoyarlos con logística, con apoyos económicos para que fuera una marcha muy bonita, pero sin la exigencia de que los militares salieran de las calles. Esa marcha la ganamos, y todas las marchas de Ciudad Juárez fueron poco a poco siendo ganadas por el movimiento que exigía desmilitarizar nuestra ciudad. Hoy creemos que esta lucha que se vio en pequeño en Ciudad Juárez se está desarrollando hacia el interior de un movimiento digno, noble, bien intencionado, pero donde, a partir del ejemplo del arca de Noé tenemos pavorreales, tenemos urracas, tenemos gallos, tenemos gallinas, pero también tenemos leones dispuestos a defender nuestro país.

En ese sentido, parece que tenemos una lucha ideológica al interior del arca, y tal parece que se empieza a gestar una rebelión en el arca entre los que quieren mantener al ejército en las calles y los que quieren sacarlo. Es una actitud respetuosa desde el arca en la cual estamos y de la cual no nos podemos bajar porque no hay barco al cual volverse a montar, y tenemos que hacernos del timón del arca para llevarlo a buen puerta. La lucha debe ser fraterna entre aquellos que no piensan igual que nosotros y sólo va a ser construida a partir del diálogo, de la discusión y un proceso de democratización que es lo mismo que le estamos exigiendo a las autoridades.

Creemos que el gobierno federal no va a parar su estrategia de militarización. Darle tres meses de plazo de tiempo significa la muerte de más compañeros, de activistas. La lista de nosotros ya es muy larga: Josefina Reyes, Marisela Escobedo, Susana Chávez, el líder de los comerciantes ambulantes Géminis Ochoa, el líder de agro dinámica nacional, Villarreal Marta, el gallito de Casas Grandes, periodista, el choco, periodista, muchísimos que tal pareciera que es como quirúrgico, pues aquellos que son capaces de aglutinar a la gente, son descabezados. Es una estrategia perversa que nosotros, en un mundo de desastre ecológico y en el cual proponemos opciones como el ecosocialismo, sectores reaccionarios optan por lo que nosotros denominamos ecologismos maltusianos.

Me gustaría que el debate continuara y que fuéramos fraternos, siempre unidos, porque lo que viene creemos que se está extendiendo al país y es una estrategia para América Latina. Las bases norteamericanas que están construyendo en Monterrey, en Puebla, siguen avanzando. La base de Fort Hood fue cambiada de una base de defensa antiaérea a una base de combate terrestre. En Juárez los norteamericanos nos han construido el consulado más grande de Latinoamérica. Ya hay una base aérea en Ocotillo, California, para aviones de esos que se utilizan para bombardear Iraq. Entonces la cosa no es sencilla y necesitamos trabajar en unidad para poder sacar a este gobierno de la república.

Ponencia presentada por el autor en el foro Diálogos y Debate sobre la Emergencia Nacional y el Pacto por un México con Justicia y Dignidad, organizado en la UNAM, el pasado 23 de mayo.

Publicado el 01 de Junio de 2011

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