País Vasco. El 11 de febrero de 2012 el gobierno del Partido Popular (PP) aprobó el Real Decreto Ley sobre “Medidas urgentes para la reforma del mercado laboral”, con efectos inmediatos desde el día siguiente.
A escasos días de conocerse el contenido de la reforma laboral y tras analizar la profundidad de la reforma y consultar a las bases, la mayoría sindical vasca -compuesta por los sindicatos confederales ELA (Solidaridad de los Trabajadores Vascos), ESK (Convergencia de Izquierda Sindical) y LAB (Unión de Obreros Patriotas), más EHNE (Federación de Sindicatos Agrarios de Euskal Herria), HIRU (Sindicato de Transportistas Autónom@s de Euskal Herria) y STEE-EILAS (Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Euskadi)- proclamó la necesidad de responder al ataque contra los derechos laborales y convocó conjuntamente la Huelga General en Euskal Herria sur para el 29 de marzo.
Posteriormente, otros sindicatos de las diferentes naciones que componen la amalgama que se oculta interesadamente bajo el término de “Estado Español” convocaron una huelga general en su respectivo ámbito territorial, hasta que -forzados por la presión ciudadana- los sindicatos pactistas españoles Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT) no tuvieron más remedio que convocar la huelga general coincidiendo con la misma fecha que se decidió en Euskal Herria sur.
Si el resultado de la Huelga General ha sido muy importante en todo el Estado español, lo ha sido más aún en Euskal Herria sur. Los ciudadanos y las ciudadanas vascas, conscientes de la importancia de la cita, decidimos -empresa por empresa y pueblo a pueblo- sumarnos a la Huelga y echarnos a la calle para defender nuestros derechos.
Los trabajadores y trabajadoras de Euskal Herria somos conscientes de que esta reforma supone un regalo a la patronal. El poder político se ha plegado frente al poder económico y le ha otorgado todos los instrumentos que históricamente venían reclamando. El poder político justifica su reforma para actuar sobre una de las causas de la crisis: la regulación del mercado de trabajo. Pero los trabajadores y las trabajadoras de EH no nos lo hemos creído. En los últimos treinta y cinco años son más de ocho las reformas que se han promulgado sobre el mercado laboral y los resultados son negativos: más precariedad y mayor temporalidad. El poder político se ha escudado en la crisis. Trataba de engañar a una población que, tras años de crisis económica, debía encontrarse en shock, aterrorizada con la situación e incapaz de reaccionar. Pero los ciudadanos y ciudadanas de EH hemos entendido que ésta no se trata más que de una excusa. El gobierno de Madrid ha impuesto una reforma que no hace más que aplicar las “recomendaciones” del Tratado de Lisboa. Una vieja receta que no pudo aplicarse en tiempos de bonanza económica, y que sin embargo creían poder aplicar escudados tras la crisis.
A grandes rasgos la reforma, además de conceder un poder total al empresario a la hora de despedir a los/as trabajadores/as (reduciendo indemnizaciones, eliminando la necesidad de causas, etcétera…) y en los expedientes de regulación de empleo (EREs); y además de precarizar las contrataciones (permitiendo el despido libre durante el primer año, prolongando los contratos basura y permitiendo su concatenación), reforma el cuerpo jurídico de la Negociación Colectiva Española. Es decir, se ha modificado el mecanismo jurídico que permitía establecer condiciones mínimas laborales acordes a las situaciones particulares de sectores y provincias. Las ciudadanas y ciudadanos vascos hemos interiorizado este aspecto como un intento de centralización e uniformización de condiciones de trabajo en todo el Estado.
Es necesario señalar que los Convenios Colectivos Sectoriales vigentes en Euskal Herria son comparativamente superiores en cuanto a cuantía de salarios y condiciones laborales al resto del Estado, en la medida que respondían a una estructura económica basada en la industria, mucho menos afectada por los problemas del resto del Estado, con condiciones económicas y de vida diferente y sobre todo, a la capacidad de lucha y pelea de la clase trabajadora vasca. Pero la reforma amenaza con eliminar estos acuerdos jurídicamente validos que establecían las condiciones mínimas en las que se podía trabajar en las provincias de Euskal Herria (Gipuzkoa, Bizkaia, Araba y Nafarroa).
En esta situación, la clase trabajadora vasca es consciente de que el actual marco político, donde se nos niega la competencia y la capacidad legislativa, impide construir otro modelo social. Así, cada día somos más conscientes de que necesitamos, con urgencia, construir un Marco Vasco de Relaciones Laborales y de protección social para poder construir otro modelo económico y social en Euskal Herria, única forma de escapar del desastre al que nos están conduciendo desde Madrid. De lo contrario, más pronto que tarde terminaremos hundiéndonos junto con España. En Euskal Herria podemos hacerlo. Tenemos una situación económica distinta pero lo que es más importante, desde nuestra política sindical y social tenemos la oportunidad de marcarnos un camino propio y la fuerza suficiente para recorrerla. Los y las ciudadanas vascas así lo entendimos, y respondimos masivamente al llamamiento de la mayoría sindical vasca tomando las calles de diferentes ciudades.
Así, la huelga resulto masiva: paralizamos prácticamente toda actividad económica. A primera horas del día las calles, a excepción de los piquetes, permanecían desiertas.
En el sector industrial más del 90 por ciento paró, las empresas más grandes cerraron del todo (Volkswagen, la empresa de ferrocarriles CAF, Mercedes-Benz, Michelin, Arcelor), y la mayoría de las pequeñas empresas también. En los servicios públicos la huelga ha sido también masiva, con un seguimiento de alrededor del 90 por ciento y únicamente con servicios mínimos en el transporte, educación y servicios de salud.
Un dato objetivo que demuestra el seguimiento masivo en que el consumo eléctrico disminuyó un 36 por ciento en el País Vasco.
La mayoría sindical vasca convocó a manifestaciones conjuntas al mediodía en las capitales de las cuatro provincias. Los participantes las calificamos de espectaculares e históricas. Miles de trabajadores y trabajadoras nos lanzamos a la calle contra la reforma -en Donostia, Bilbao, Gasteiz e Iruña-. Diferentes columnas de personas comenzaban las demostraciones desde diferentes barrios para confluir en el centro de las ciudades. Más de cien mil personas participamos en contra de la reforma y a favor de la soberanía económica para el País Vasco.
Las expectativas de los propios organizadores fueron superadas por las diferentes mareas humanas que se sumaban a la lucha.
Por la tarde se optó por una configuración menos centralizada; los protagonistas fueron los diferentes pueblos y cabeceras de comarca, donde nuevamente miles de ciudadanos vascos tomamos las calles.
Finalmente, los huelguistas padecimos la represión de la policía: ha habido más de 10 detenidos y un joven de 19 años está hospitalizado de gravedad por golpes de la policía.
Publicado el 02 de Abril de 2012