México, Distrito Federal. El totalmente inesperado movimiento estudiantil del Instituto Politécnico Nacional (IPN) es la respuesta a una agresión neoliberal contra la educación en México, sostiene el profesor normalista y participante del movimiento de 1968, Enrique Ávila Carrillo. Los jóvenes enfrentarán, como primer obstáculo, a la maquinaria priista que domina al magisterio politécnico y tratará de desmovilizarlos en el año de aplazamiento de la reforma, agrega. Si logran vencerla, podrán echar abajo la reforma educativa que ya avanzó en los niveles de primaria y secundaria, considera.
Bajo el hashtag #TodosSomosPolitécnico , los estudiantes realizaron una marcha el 25 de septiembre, y llaman a un paro de labores para el día 30 para protestar contra un nuevo reglamento interno y contra la reforma educativa. Entre otros puntos, con los cambios se elimina la posibilidad de bajas temporales, se establecen cuotas obligatorias para actividades hasta ahora gratuitas, como talleres y deportes; los donativos se hacen también obligatorios y se da poder a las autoridades para castigar las alteraciones al buen orden en los planteles, además de inhibir la movilización y la protesta, explican en redes sociales: Nos implantan una educación tecnificada en lugar de científica y crítica. Se mantienen un paro en casi 30 planteles politécnicos.
La reforma educativa emprendida por los gobiernos neoliberales, informa el profesor Ávila, autor de libros como El Atlas de la Historia de México, ya golpeó a las escuelas primarias y a las secundarias, que ya se están privatizando. Los padres tienen que pagar mayores cuotas; en algunos casos, tiene que cooperarse para pagar al profesor de música; y los comedores en las escuelas de tiempo completo son un negocio lleno de corrupción, destaca Ávila Carrillo.
El siguiente golpe de la reforma educativa va contra las preparatorias, y la reforma en el IPN es la cereza del pastel, califica. Se trata de desmantelar los planes educativos, de elitizar la educación y de cerrar las posibilidades de crecimiento intelectual y social de los egresados, describe.
El Poli, que es uno de los orgullos educativos de México, fue la alternativa del cardenismo para los hijos de los obreros y campesinos, con el objetivo de crear técnicos para la autosuficiencia industrial de México, explica el entrevistado. Era la posibilidad de movilidad social para amplios sectores, resume. Otro de los orgullos educativos, el normalismo, también está bajo ataque, como se demuestra con los asesinatos y desapariciones de estudiantes de Ayotzinapa, abunda.
Los obstáculos, al interior
El profesor normalista explica que le pareció inesperado el movimiento estudiantil, pues el Poli, salvo algunas escuelas como la de Economía y la de Biológicas, estaba políticamente muerto. Sin embargo, al ver la magnitud de la reforma y a la Policía Bancaria Industrial resguardando las instalaciones, los estudiantes se levantaron, indica.
El reto de los jóvenes será el consolidar un frente sólido y amplio con la mayoría de las escuelas del IPN. El principal obstáculo, valora, será que la mayoría de los profesores son orgullosamente priistas, por lo que el año de aplazamiento anunciado por la directora del instituto servirá para imponer, cooptar, expulsar a estudiantes y presionar académicamente a quienes destaquen como dirigentes, vaticina.
Ahí es donde habrá serios problemas, pues el priismo tiene muy disciplinados a sus cuadros a través de la corrupción, explica Ávila Carrillo. Los estudiantes tendrán que remar contra la gran mayoría de sus profesores, pero de lograr consolidar el movimiento y cerrar filas de una manera muy fuerte, los politécnicos serán la punta de lanza para echar abajo la reforma que ya avanzó.