En Hawaii: el desafío es derrotar el temor a la libertad

Augusto Al Q’adi Alcalde

Waimanalo, isla de Oahu. Es la «Aina», la Tierra, las Islas de Hawaii.
El paraíso, dicen muchos. Pero hay revuelas en el paraíso, y hay luchas, luchas dignas y creativas.

Hay muchos y muchas Nadies. Maleko Kahoalani es uno de ellos, sin techo, en las playas con su carpa y familia, en medio del acoso del “gobierno”.

Y así se expresa esta voz de la tierra y de las olas:

Hawaii tiene todavía el único palacio real en territorio estadounidense. Puertas imponentes de hierro, abrazadas por guirnaldas de flores fragantes (Leis), todo ello enmarcando el emblema de una nación que ya no es más Hawaii.

Justo allí, en ese mismo sitio, el golpe de estado de 1893 fue ejecutado por los granjeros estadounidenses de la caña de azúcar.

Derrocaron a nuestra reina Liliuokalani, y la tuvieron prisionera allí dentro. Justo allí, los leales seguidores de la reina lloraron amargamente cuando la bandera de Hawaii fue quitada y la bandera de los Estados Unidos de Norteamérica se izo alto y desvergonzada en el mástil.

Y en ese mismo sitio, en el palacio Iolani, muchos de nosotros hawaianos tenemos la certeza en nuestro corazón de que la Nación de Hawai se restablecerá nuevamente… Quizás.

Algunos hablan de que este acto sería un acto de secesión, pero no es así, dado que Hawaii nunca «cedió» legalmente su soberanía o su territorio. No hace mucho los hawaianos votaron tres contra uno en favor de la soberanía, en una elección que estuvo sólo abierta a «hawaianos nativos»
En este territorio más de 40 diferentes grupos de resistencia a la ocupación están activos.

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