En Francia como en Atenco, los aeropuertos envenenan lo que tocan

Siete Nubes

Notre-dame des landes, Francia. Desde hace mas de 40 años, campesinos de la región de Notre-Dame-des-Landes, cerca de Nantes (oeste del país), se oponen a la construcción de un aeropuerto sobre sus tierras. Hoy en día las amenazas de desalojo en contra de los habitantes de la zona se concretan, y la resistencia se hace cada vez más fuerte.

En marzo pasado, una manifestación en contra del proyecto en la metrópoli local de Nantes reunió a cerca de diez mil manifestantes. Éste es el balance de un conflicto cada vez más agudo.

En agosto de 2010 se publicó en Desinformémonos un artículo sobre la lucha de los habitantes de Notre-Dame des Landes, desde los años sesenta hasta hoy, en contra de la realización de lo que, en primer lugar, fue concebido como el futuro “Rotterdam aéreo de Europa”.

El proyecto de los años sesenta, que conllevaba la destrucción de más de mil 600 hectáreas de tierras agrícolas, se enfrentó entonces al movimiento campesino radical de esa época, y parecía que sería abandonado al final de esa década debido a la movilización local y a la duplicación del precio internacional de la gasolina. El aeropuerto de Nantes quedó entonces ubicado al sur del rio de la Loire, cerca del centro de la ciudad, en las cercanías de las famosas fábricas de los aviones Airbus.

Reactivado a principios del años 2000, el proyecto se inscribe hoy en día en el contexto de una nueva política expansionista del alcalde de la ciudad de Nantes, Jean-Marc Ayrault. El edil local, cacique del partido socialista francés, busca trasformar la ciudad que administra desde hace 20 años en una verdadera metrópolis económica de tamaño europeo. Así que, a pesar de que la ciudad cuenta con menos de 500 mil habitantes y dispone ya de un aeropuerto eficiente, tomó la decisión de retomar el proyecto de construcción de un nuevo aeropuerto internacional en la periferia de la ciudad con el fin de atraer a más empresarios, inversión económica y turismo de lujo hasta la región de Nantes. Al mismo tiempo, el proyecto tiene la meta de permitir la reconversión de la zona del aeropuerto actual en nuevas zonas de urbanización, lo que permitirá operaciones inmobiliarias subsecuentes.

En una ciudad administrada por “socialistas” y “ecologistas”, se pretende basar toda la imagen mediática del aeropuerto en el “desarrollo verde” y la lucha en contra del cambio climático. Este hecho no deja de ser irónico para muchos ciudadanos. De hecho, como bien se sabe, el incremento exponencial del transporte aéreo es una de las principales causas del cambio climático debido a los gases invernaderos emitidos, una contradicción que llamó la atención de varias asociaciones y partidos políticos de oposición, que respaldaron entonces a la resistencia local.

Durante los últimos años, se añadieron también a la lucha numerosos jóvenes cercanos a los movimientos okupa, al ecologismo radical y a la red europea Reclaim the fields (reclama el campo), que luchan en contra de la industrialización y de la urbanización acelerada de la sociedad, y buscan el resurgimiento de bases de vida colectiva en el campo. Sumaron así más de un centenar de personas que se mudaron a vivir en la zona amenazada, ocupando las casas abandonadas, creando huertos y hortalizas, y construyendo nuevas cabañas. Con esos nuevos habitantes, nuevas dinámicas locales aparecieron, así como movilizaciones locales incesantes con el fin de impedir el trabajo de los ingenieros y de los oficiales que respaldaban el proyecto.

Esa fuerza, nacida de la confluencia entre el entorno agrícola local, la movilización de los ciudadanos con preocupaciones ambientalistas y los nuevos cuyos ideales se apegan al anarquismo, se pudo sentir durante la manifestación de marzo pasado. Tres marchas bloquearon los diversos puntos de entrada de la ciudad, más de 200 tractores agrícolas fueron movilizados, además de diez mil manifestantes y bloqueos festivos y ofensivos. “La manifestación fue un éxito real”, aseguraron los organizadores.

Pero si tanta gente se moviliza hoy y la lucha empieza a tener un eco nacional es porque, a nivel local, las medidas de presión para empezar las obras son cada vez más fuertes. En agosto de 2010, la concesión del aeropuerto fue otorgada a la multinacional VINCI, líder mundial de obras y construcción de grandes infraestructuras. De acuerdo con los trabajos de investigación preliminares, las amenazas son hoy en día cada vez más concretas: más de quince órdenes de desalojo fueron emitidas en contra de los nuevos ocupantes de la zona, 80 explotaciones agrícolas serán afectadas y un centenar de pequeños propietarios están amenazados de que les sean expropiadas las 650 hectáreas que todavía faltan a los encargados del proyecto. Numerosas presiones son ejercidas sobre esos propietarios reticentes a vender sus tierras y la zona se encuentra vigilada permanentemente por la policía militar, lo que provoca una atmósfera insoportable por los habitantes del lugar.

Ante esas presiones cotidianas, el valor y el respaldo de la solidaridad colectiva a nivel local, nacional o internacional se vuelve cada vez más inspirador, y obliga a los habitantes a buscar aliados más allá del entorno local y acercarse así a varias otras luchas similares en contra de grandes obras industriales nocivas para el medio ambiente, como aquellas en contra de la construcción de una central de gas en Bretaña, de una central nuclear y de las líneas eléctricas de alta tensión en Normandía, o en contra de la destrucción del valle de Susa en Italia para permitir el paso de los trenes de alta velocidad.

También se ha hecho contacto con otras luchas contra la construcción o la extensión de las infraestructuras aéreas, en lugares como Heathrow, Inglaterra; en Fráncfort, Alemania, o con los campesinos de Atenco, en México. Al enterarse de la lucha en Notre-Dame des Landes, varios protagonistas de la lucha histórica de 2001 en contra de la construcción del aeropuerto de México tomaron la decisión de escribir cartas de apoyo y de fraternidad con la lucha de Notre-Dame. “Su lucha y la nuestra es la misma”, escriben, “porque también en Atenco quieren imponernos, al igual que a ustedes, un proyecto aeroportuario. No importa la distancia ni el idioma”, añade un compañero. “Lo que importa es que estemos juntos en esta lucha en contra de estos proyectos que destruyen la naturaleza y envenenan todo lo que tocan”.

También se han creado enlaces con grupos que se enfrentan a la misma multinacional, como los ecologistas de Khimki en Rusia, que intentan impedir la destrucción por VINCI de un gran bosque de la zona para dejar el paso a una autopista. En este marco, una campaña internacional de acción y protesta en contra de VINCI fue lanzada hace un año.

En un discurso leído en 2011 durante una manifestación, algunos oponentes locales expresaban: “En Notre-Dame no luchamos solo contra un aeropuerto, sino contra todo un mundo que lo acompaña. Ellos hablan de planes de ordenación del territorio, de políticas de renovación urbana, de desarrollo económico (pero preferentemente sostenible). Nosotros hablamos de autodeterminación, de lazos de solidaridad, de organización colectiva, de luchas”.

Este verano, del 7 al 11 de julio, el segundo foro europeo en contra de los grandes proyectos inútiles tendrá lugar en las tierras en resistencia de Notre-Dame des Landes. El primero tuvo lugar el año pasado, en el Val de Susa, en Italia. Este foro habrá de permitir que se acerquen aún más las alianzas entre diversas luchas.

Publicado el 16 de Abril de 2012

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