Ya pasaron 6 meses desde las elecciones presidenciales de Irán (12 de Junio del 2009). A pesar de esto, las protestas y revueltas siguen en las calles de Teherán y otras ciudades, grandes y pequeñas. Pero ¿qué está pasando en Irán?
Al contrario de lo que esperaban el gobierno y la oposición interna del régimen, la participación en las elecciones fue tan masiva que sorprendió a todos. Tal participación se debe sobre todo al odio acumulado de la gente contra un régimen que desde hace 30 años se ha mantenido en el poder con látigo y patíbulo.
A pesar de que los cuatro candidatos principales subrayaron su fidelidad a la carta magna de la República Islámica y las costumbres islámicas de Khomeini, el voto de la gente logró montarse en la brecha interna del poder y producir una fisura profunda.
Entre estos cuatro candidatos, Ahmadinejad y Musavi fueron los protagonistas. Los dos con una larga historia de participación en los órganos gubernamentales. Ahmadinejad, fue ex alcalde de Teherán y presidente en el cuatrienio pasado, y Musavi por su parte mantuvo el puesto de primer ministro durante los años 80, es decir, durante la guerra de 8 años entre Irán e Irak y las masacres de docenas de miles de presos políticos. Así que la diferencia entre ambos no es por las leyes de la República Islámica, ni por la aplicación de las mismas. En el Irán de hoy, el triunfo electoral equivale a ganar el brazo de palanca del poder para lograr rebanadas más grandes del pastel del saqueo de los recursos naturales y financieros del país, de la ganancia de las privatizaciones y contratos multimillonarios (sobre todo en construcción de carreteras, oleoductos, etcétera (ver del mismo autor: Petroleo y militarizacion en el Medio orient. en: http://www.ecoportal.net/content/view/full/65909)). Musavi y sus compañeros reformistas han entendido que seguir gobernando de la misma forma terminará por destruir al conjunto del sistema, lo que significará que también él y sus compañeros tendrán pérdidas; por eso busca cambios adecuados a la nueva situación nacional e internacional. Los llamados reformistas están en competencia con el sector dominante, para salvar el orden islámico.
Pero para el pueblo, la participación en las elecciones no era sólo para elegir entre el mal y el peor. La gente en Irán vive en una gran cárcel, en la que abrir cualquier hueco significa un botín de guerra. Quizá la mayoría de la gente participó en las elecciones con esta idea.
El día después de las elecciones se realizó la primera marcha multitudinaria contra el fraude electoral. Durante ese día y el siguiente, la gente pedía a Musavi, como su delegado, que rescatara sus votos de manos de los defraudadores. Tan sólo dos días después, la consigna cambió y le pidieron que devolviera los votos. Es decir, ya no lo veían como su delegado. Aunque aún eran muy visibles las banderas, pulseras y chales verdes, símbolos cromáticos de Musavi para las elecciones.
Al continuar las marchas, con lo que iba escalando la violencia de las fuerzas de seguridad y los paramilitares, también la gente se volvió más radical. Ya se escuchaba el “Muera el dictador” (referidas al jefe religiosa Khamenei). El régimen trató de censurar la noticia para evitar que se generalizan las protestas, pero con SMS, telefonía celular e internet arrancó otra forma de noticiero: “el otro noticiero”, que informaba de manera casi simultánea las marchas en los Blogs y el You-Tube. El vídeo de la caída de una mujer, Neda Agha Soltan, que solo unos minutos después de que fuera asesinada por la bala de un policía, llegó a todo el mundo (ver <http://www.youtube.com/watch?v=KWod532prgU>) fue un ejemplo contra la censura. Además, la publicación de varios periódicos electrónicos clandestinos llenó el vacío de un noticiero amplio.
El Estado respondió con más represión. El número de arrestados se amplió, y con la violación de mujeres y hombres jovenes en las cárceles, trató de parar las protestas por medio de un ambiente de miedo y terror.
Por su lado, la oposición electoral invitó a la gente a calmarse y a buscar los caminos legales; así trató de parar los actos que señalaban al conjunto del régimen. A pesar de todo, las filas del movimiento de protesta popular no aceptaron su liderazgo ni convertirse en carne de cañón de las diferencias internas del régimen.
Las marchas continuaron hasta el inicio del año escolar a finales de septiembre, sobre todo el Día de los Escolares de Secundaria (4 de noviembre), y durante el Día de los Estudiantes (7 de diciembre).
En medio de las marchas y protestas, la mañana de 22 de diciembre el gobierno había determinado ejecutar por ahorcamiento a 2 personas en un acto público en la ciudad de Sirjan. La rabia de la gente se convirtió en una revuelta, en la que atacaron a las fuerzas gubernamentales, salvaron a los dos condenados y quemaron el patíbulo. (Ver <http://www.youtube.com/watch?v=gC5o34uqPg0>).
Finalmente, el 27 de diciembre del 2009, Ashura se convierte en un día de protesta contra el régimen islámico (Chiíta) de Irán.
Ese día la masa ataca una estación de policía y la quema. La participación de la gente en las protestas de Ashura, significa un nuevo desafío al gobierno islámico. Las celebraciones de Ashura fueron una herramienta en manos del gobierno para movilizar a la gente a su favor. Sin embargo, la población convirtió esta celebración en un acto de protesta y se apoderó del espacio del enemigo. Esta situación produjo un grave problema para el Estado. Entre otras efemérides, el próximo mes (11 de febrero) es el aniversario de la revolución contra el Shah. Desde su llegada al poder, el régimen islámico trató de presentarse como el único dueño de esta revolución. En caso de que ese día la gente tome la iniciativa, le dará un duro golpe al gobierno.
Apenas unos días después de las protestas del Ashura, Musavi emitió su comunicado número 17, en el que denomina las protestas como actos extremistas e inaceptables. Musavi manifiesta que está preparado para enfrentarse con el movimiento independiente popular y aliarse con la fracción dominante. Pero parece imposible que lo logre; la diferencia ya creció demasiado para que las dos fracciones quepan en el mismo sistema. Para sobrevivir, cada una de ellas debe eliminar a la otra. Probablemente la única salida para ambas fracciones sea calmar al movimiento popular a través de una represión masiva con sus fuerzas combinadas, lo que pudiera tener un resultado diferente. Quizá si la situación económica mundial y la situación interna del país no se encontraran en crisis, se hubiera podido calmar la situación a través de la satisfacción de las necesidades básicas de la gente. Pero en estos momentos no es así.
Fortalezas y debilidades del movimiento popular actual
Una de las características destacadas del movimiento actual es que no tiene ningún liderazgo, ni personal ni de grupo alguno. Salvo los primeros días, en los que la gente cargaba banderas verdes y fotografías de Musavi, lo que significaba la aceptación de su liderazgo, después de un tiempo relativamente corto apenas se observa una que otra bandera verde aislada en las protestas populares. Tampoco se observa alguna señal de los grupos y organizaciones opositoras que reclamen la dirección. Las masas en Irán manifestaron que no aceptan ningún modelo tradicional y conocido de liderazgo. Si en el pasado la inexistencia de un organismo central significaba debilidad, esta vez, tal inexistencia, a pesar de que pudiera obstaculizar una acción homogénea y de nivel nacional, es la fuerza del movimiento de protesta. Las marchas populares en Irán son un arco iris en el que cada una de las diferentes tendencias participa a su manera. Al lado de los modos pacifistas de manifestarse, se observan las ofensivas contra las fuerzas policiacas, la quema de motocicletas y automóviles e incluso de los edificios de las fuerzas de seguridad.
La amplia participación de las mujeres, que en los pasados 30 años siempre formaron la primera fila de las protestas y resistencia contra el régimen, todavía es la muestra de su fuerte determinación.
Para que este movimiento pueda encontrar dirección y rumbo claros, tiene que florecer antes, tiene que crear y templar a sus verdaderos portavoces. Sólo de esta forma puede barrer los pensamientos y las viejas costumbres que ya se parecen a los establos de Augias y conseguir un cambio a fondo. Nada es previsible. El cambio de la situación a favor de las clases desposeídas -que es la mayoría de la sociedad iraní- depende de la lucha compleja, de la búsqueda y descubrimiento de nuevas ideas y métodos de lucha y también del equilibrio de fuerzas, tanto internas como internacionales.
Publicado el 01 de Febrero de 2010