Feminismos de Abya Yala

Francesca Gargallo

Diosas y poetas de Nuestramérica

Quinta parte

Voy a pasar con una poeta que quiero mucho. personalmente la encuentro como una mujer de una fuerza increíble. Hablo de Irma Pineda. En 2019, fue nombrada como la representante. de los pueblos indígenas y afrodescendientes por Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, ante el Foro Permanente la ONU. Irma Pineda es una de las poetas que a mí personalmente me llega más, sea porque he tenido un mayor contacto con mujeres de la cultura zapoteca, amigas sobre todo del Istmo de Tehuantepec, sea porque es una cultura que me cae bien.

La cultura zapoteca y la lengua binnigualazá tiene por lo menos tres variantes: la de los Valles Centrales, la de la Montaña o de la Sierra Norte o Sierra de Juárez, y la variante de la Costa del Istmo de Tehuantepec. Irma escribe en esta última variante y tiene una poesía muy cercana a quien ha participado en los últimos cincuenta años de la vida política, de renovación de este país, en la búsqueda de los derechos de los pueblos campesinos, los derechos de los pueblos indígenas a una vida en la que se defienden los derechos humanos y obviamente eso implica muchas pérdidas personales, es una lucha. que tiene un precio muy alto. Irma era una niña cuando le desaparecen a su padre, persona importante de la COCEI en Juchitán. En la poesía de Irma Pineda, el militar encarna la desaparición de su pueblo, y el odio a su pueblo y la represión a su pueblo. En Guie’ ni zinebe – La flor que se llevó (Pluralia Ediciones, 2013, cualquier poema es extraordinario, por ejemplo:

El silencio fue cortado

cuando nueve palmas escaló el demonio

para tocar la piel del mundo

subió con su verde manto

y nadie pudo ver sus ojos de serpiente con la maldad dilatando la pupila

vino el demonio con su ropa de hierba

disfrazado como un hijo de la tierra

apretó el cuello de la noche que lanzó un grito de ramas quebradas y ahuyentó la paz en los nidos de los zanates

Efectivamente, esto remite a un asalto a un pueblo, a una persona.

La guerra nos declaraste

creíste que éramos polvo esparcido

animal sin fuerza

pequeña luz del alba

Ahora sabes que somos muchos

compañeros de las piedras y los montes

conocemos el lenguaje de los ríos

hablamos con la arena roja junto al mar

Ahora sabes que no estamos solos

miles de ojos nos observan desde la selva

y nos ven danzar junto a la muerte

y te ven llorar entre los árboles

porque tú también conoces el miedo

También el sistema conoce el miedo, este sistema de destrucción y explotación, que intenta acallar a las mujeres, quitar la palabra de las mujeres, borrarnos de la historia, borrarnos de la historia del arte, borrarnos de la historia de la literatura. Cuanto más si escribimos y somos pertenecientes a una cultura indígena. Cuanto más si no tenemos un lugar en la escala social que nos ubica en su cumbre. Cuanto más si somos pobres, si no tenemos títulos universitarios con esta nueva jerarquía academicista del mundo. Cuanto más este sistema cree que somos débiles, pero no es cierto y eso es lo que dice la poesía de Irma Pineda:

Esta es la guerra nos dijiste

y disparaste al aire

para que todos los pájaros se marcharan

esta es la guerra nos dijimos y empuñamos nuestra palabra

Irma sabe lo que significa la palabra, lo sabe muy bien, y sabe que la palabra tiende puentes y que declara un hasta aquí, y sabe que la palabra nos permite, en cambio, decir que sí, decir que no, sabe que la palabra nos permite mediar y dialogar. Y cuando dialogamos nos volvemos realmente divinas, porque dos cabezas que piensan juntas seguramente piensan más que una sola y si la cabeza son cien y si es una asamblea y si es un conjunto de personas que forman la divinidad del conjunto, pues seguramente piensan mucho más que una sola cabeza.

Hay una cosa que me parece muy importante tanto de las diosas como de las poetas: nunca olvidan su cuerpo, su cuerpo está presente y no es solo un cuerpo avasallado es también un cuerpo que goza, un cuerpo que tiene una sensualidad, una sexualidad y qué juega. Voy a terminar con unos poemas de Naxiña’ Rului’ Ladxe’ / Rojo deseo (Pluralia Ediciones, 2018) en que Irma Pineda habla de una ola que viene de un valle, va subiendo y se rompe. Y así sucede con las siguientes que se levantan, porque las olas no son solo la cresta, son todo el movimiento. Así son los amores,no nos vamos a enamorar de repente, la pasión sube y sube y también se acaba hasta que nazca otra. Huellas

De los puertos como de los amores hay que saberse marchar a tiempo

cuando aún se escucha el canto de las caracolas

antes de que la sal carcoma el deseo

y el oleaje borre de la arena las huellas marcadas

por la danza de los sexos

Así también de las charlas sobre poesía, hay que sabernos marchar cuando la poesía nos emociona todavía.

Francesca Gargallo Celentani

Escritora de las más diversas disciplinas que considera la poesía la madre de todos los saberes. Ha estudiado filosofía y estudios latinoamericanos y es una activista feminista que acompaña a diversos procesos de mujeres, admirando siempre su variedad.

3 Respuestas a “Violencia feminicida y ambiental”

  1. Jose Cas

    Te felicito, escribes muy bien y con un aceptable grado de claridad. Sin embargo, deseo llamar tu atención, con el respeto y humildad debidos, al hecho de que deberías revisar con mayor cuidado tu texto final antes de publicarlo, ya que en este trabajo existen varios puntos con errores gramaticales que deberían ser fáciles de editar en una exhaustiva revisión final. Mil gracias.

  2. Nadie te pidió ser revisor de texto, abstente de hacer comentarios que no aportan nada. Se te notan los complejos, «con toda humildad» te lo digo. Es fácil no comentar a lo tonto. Por otro lado, muy hermosos los poemas de Mikeas.

Dejar una Respuesta

Otras columnas