“Somos los mismos personajes viviendo la misma historia, pero cien años después,” asegura el obrero Antonio Navarrete, al referirse al paralelismo entre la huelga actual en la mina Cananea, en el estado de Sonora, y la suscitada en este mismo lugar en el preámbulo de la Revolución Mexicana de 1910.
Esa es la visión uno de los obreros de la mina productora de cobre más importante de México y una de las más importantes en todo el mundo. Sus observaciones son compartidas por muchos de sus compañeros, en especial los que con él tienen la responsabilidad de difundir la lucha que les ha tocado protagonizar, en defensa de su empleo, de sus derechos más elementales y del futuro de su ciudad.
Tiene razón Antonio, los paralelos son impresionantes, no resulta exagerado decir que tantas cosas no han cambiado, que a pesar del tiempo los mineros de Cananea deben seguir batallando por defender derechos tan elementales como un salario justo, condiciones de seguridad e higiene apropiadas, el respeto a su organización sindical.
Los mineros en su propia voz
La huelga de los mineros de Cananea, la actual, se inició el 30 de julio de 2007, lleva más de 2 años y 8 meses de duración; sus motivos son la falta de seguridad e higiene, “nosotros decidimos no permitir que la empresa dejara de cumplir o de mejorar las condiciones de seguridad e higiene y prevenir un accidente como el que se dio en Pasta de Conchos, el 19 de febrero de 2006”, dice Antonio Navarrete, de la comisión de difusión de la sección 65 de Cananea.
Baudelio García Félix, el otro integrante de la comisión de difusión de Cananea entrevistado para Desinformémonos, rechaza que la huelga haya iniciado para defender a su líder nacional Napoleón Gómez Urrutia; “durante dos años antes del inicio de la huelga, una comisión mixta de seguridad e higiene, integrada por representantes de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, de la empresa y el sindicato, levantó actas en las que se estableció que la empresa incumplía unas 600 medidas de seguridad”. Explica también que la empresa incumplía la entrega de becas para los estudios de los hijos de los trabajadores de la mina así como su derecho a la atención médica.
“Te podemos decir que las becas que nosotros estamos solicitando y que la empresa unilateralmente dejó de cumplir con ellas no son para beneficio de los hijos de Napoleón. La clínica obrera por lo cual nosotros estamos solicitando que se reabra, ya que desde 1999 la empresa Mexicana de Cananea unilateralmente dejó de cumplir con la obligación que tenía para prestar de el servicio a las familias de los trabajadores dentro dicho nosocomio. No es para que se atienda la familia, ni los hijos de Napoleón”, asegura enfático Baudelio, “el hospital del Ronquilloi el cual nosotros estamos exigiendo que se mejore las condiciones de prestación salud que es para los trabajadores”.
Clemente Felix Lara es el otro miembro de la comisión de difusión de Cananea que accedió a dialogar con nosotros en la cafetería del hotel propiedad de sindicato minero, donde viven desde hace meses cumpliendo la función de informar sobre la situación de su movimiento, él tiene claro que los problemas con el Grupo México empezaron desde que el consorcio compró la mina.
Antonio abunda en evidencias para demostrar que el gobierno de Carlos Salinas entregó un negocio sumamente rentable, luego de haber invertido millones de dólares en infraestructura y modernización de diversas áreas de la mina. “Cuando el precio del cobre estaba a 1 dólar 20 centavos la libra, en 1989, se viene un conflicto en plena revisión de contrato, pues nos declaran una quiebra técnica. Cuando se había invertido en la mina, un solo departamento costó 600 millones de dólares; estaba reciente estaba nuevo, que es el departamento de concentradora. También en el departamento de fundición se hizo una inversión de millones de dólares, porque los gringos exigían que se mejorara el manejo de los contaminantes. Entonces, ¿cómo pueden declarar en banca rota una empresa que se está remodelando, que se está ampliando?, cuando en el tajo teníamos una plantilla de veinte camiones nuevos y cada camión tiene un costo de un millón de dólares”.
Una vez comprada la mina, dice Antonio, se pusieron un plazo de 10 años para destruir el contrato colectivo; “lo advertían en las aulas con los trabajadores, en las diversas áreas de trabajo, decían que en 10 años nos partirían la madre y se llevarían el contrato colectivo de trabajo”.
Por eso la declaración de quiebra fue acompañada con la ocupación de la mina con 5 mil efectivos militares el 20 de agosto de 1989. Sólo fue posible el retiro del ejército con la presencia del entonces secretario de Desarrollo Social, Luis Donaldo Colosio, quien recibió las enérgicas demandas de más de 3 mil mineros que en asamblea le exigieron intervenir para terminar con la ocupación “yo lo veía que hasta sudaba Colosio porque se les cuestionaba, uno de los compañeros le cuestionaba, que si no se acordaba cuando el traía guaraches”.
Así fue que lograron los mineros de Cananea la reapertura de la empresa, cuando parecía destruido su contrato y eliminado su sindicato. Tuvieron que resentir el despido de 719 compañeros, a costa de recuperar la fuente de trabajo.
El sindicato es parte indisociable de la comunidad
Se vuelve inevitable preguntar, ¿por qué es diferente en Cananea? ¿Por qué hay esa inquebrantable disposición de lucha? ¿Por qué es diferente la sección 65 del sindicato minero, cuándo tan terrible es el desprestigio que ensombrece a todo el sindicalismo en México?
“Nosotros decimos el sindicato no lo forman 12 dirigentes o compañeros del Comité, sino que el sindicato somos todos los trabajadores. Entonces si el gobierno y las empresas tienen quien los defienda, en el sindicato también tienen que salir los dirigentes a defenderlos. Pero como lo van hacer los trabajadores si muchos de ellos no conocen a sus dirigentes, entonces esa es una maña también perversa, sucia de parte de algunas organizaciones”.
Antonio habla de organizaciones que se dicen independientes y democráticas, se pregunta cuántas asambleas realizan, cada cuánto. “Vamos hablar de nosotros, la sección 65 jueves tras jueves, llueve, truene, nieve o relampagueé, sea jueves santo, sea navidad, cualquier otro día festivo nosotros realizamos nuestras asambleas. Asambleas general ordinarias, donde se tratan específicamente los puntos o las quejas de los trabajadores que se dan al interior de la mina”.
Las esposas preparan temprano la cena para los mineros que tienen asamblea los jueves; los hijos saben que es ahí donde se aprueba, cuando es necesario, ir a la huelga. “Nuestros hijos nos dicen ahí viene agosto. Las revisiones de contrato son 27 y 28 de agosto”, aclara Antonio. Es parte de su cultura, el sindicato explica a la comunidad y, a su vez, ésta explica al sindicato.
En las asambleas han llegado a participar los jóvenes hijos de los mineros para demandar la lucha por más becas, lo mismo que atención médica. Cada semana se toman acuerdos democráticamente, que deben ser cumplidos, “porque el siguiente jueves, el comité tendrá que presentar el informe respectivo”. Las críticas, los reclamos no enfrentan ninguna censura, dicen.
El máximo ejemplo del significado del sindicato y la repercusión de la vida de la comunidad lo fue la asamblea celebrada unos días antes de la sentencia del tribunal contra la huelga en Cananea. “El acuerdo de resistir y enfrentar el desalojo es de las esposas, de los hijos, de los padres, de los hermanos… porque todos ellos participaron en la asamblea, todo un pueblo que están exigiendo justicia.
“Sólo queda ejercer los derechos de hecho”
Es evidente, para nuestros entrevistados que en el conflicto actual se encuentran ante un aparente callejón sin salida, enfrentando al patrón, a los funcionarios gubernamentales y el carácter propatronal de las leyes. Esto luego de que un tribunal colegiado avaló el acuerdo de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje que declaró terminadas las relaciones laborales en Cananea.
La cámara de senadores ya aprobó un acuerdo demandando al gobierno federal el retiro de la concesión al Grupo México. Nuestros entrevistados aseguran de que en sus manos, bajo su administración la mina puede funcionar. “Si se nos otorga la concesión de la mina, estamos en condiciones de echarla a andar, somos capaces de operarla, somos capaces de salir adelante con ella. Tenemos el ejemplo de los compañeros de Pascual, de los compañeros de Euzkadi.
Sin embargo, tienen claro de que la batalla es muy complicada y en sus manos está la resolución de la huelga y sus demandas. “Lo que a nosotros como trabajadores nos queda —concluye Baudelio— es seguir dando la resistencia, seguir luchando por lo que realmente es nuestro, por la seguridad para nuestras familias, para la comunidad misma” y explica que también es parte de su lucha obtener mejores condiciones para la explotación de la mina, que eviten contaminar el aire y las aguas de las que vive su estado.
“En Cananea, y tú lo sabes bien —advierte—, la gente está dispuesta incluso a dar la vida por defender lo que es la mina. Lo hemos dicho y lo seguiremos diciendo, si la mina no se abre con los trabajadores de la sección 65, no se va abrir, la vamos a quemar”.
Clemente es categórico, “pues lo que nos queda a los trabajadores es realizar el derecho, a principios del siglo pasado el derecho de huelga se ejercía sin necesidad de una notificación o algún permiso para los trabajadores. En 1906 no había un sindicato, sino una coalición que defendía el interés de los trabajadores por tener mejores condiciones de trabajo, mejores salarios, una jornada digna, tener más tiempo para compartir con la familia y eso es lo que seguimos defendiendo”.
Antonio concluye la charla aportando su reflexión, “decimos que mientras existan hombres con sueños hay esperanza, cuando los mineros no retrocedamos la esperanza vive y esa es la postura que queremos trasmitir a todos los compañeros de este país, para que luchemos para mejorar esas garantías, que conservemos este espíritu de lucha que necesitamos”.
Grupo México entre los más poderosos del mundo
En un solo año, según el reporte financiero del cuarto trimestre de 2009, el Grupo México alcanzó una utilidad neta consolidada de más de 887 millones de dólares, 197 millones de dólares más que lo que gastó en comprar la Mexicana de Cobre, en 1988, y 362 millones más que lo que costó la Mina de Cananea, adquirida en 1990.
En el mismo reporte, Grupo México se reconoce como la primera empresa mundial en reservas de cobre, luego de la exitosa “reorganización” de Asarco, que es dueña de la razón social a través de la cual, son controladas la mayoría de las acciones del emporio transnacional Southern Copper Corporation, encabezado por Germán Larrea, y opera las minas de la compañía en Estados Unidos.
Es tan rentable el negocio, que el GM ha decidido invertir en los próximos tres años, la friolera de 3 mil 900 millones de dólares, de los cuáles 2 mil 950 van a la División Minera del grupo.
Para el 2010, anuncian una producción estimada en 720 mil toneladas de cobre “sin incluir producción alguna de Cananea, ésta producción sería adicional en el caso de contar con las condiciones legales/laborales que permitan su reapertura bajo un nuevo contrato colectivo que asegure la productividad y eficiencia, así como una adecuada representación de sus trabajadores”.
Ese es el poderío económico y, por supuesto, político que los obreros de Cananea se han dispuesto a enfrentar, junto con los de Sombrerete, Zacatecas, y Taxco, Guerrero, que también se encuentran en huelga desde hace cerca de 3 años.
Publicado el 01 de Mayo de 2010