Aprendiendo a morir
La intolerancia ante los villanos y farsantes marca mi vida a la par de la buena relación con los moderados y uno que otro derechista como fuera mi cuñado Javier de la Peza de raigambre cristera. En oposición, la Teología de la Liberación con el dominico Miguel Concha que fuera superior de los dominicos, del Centro Cultural Universitario y Hugo Carvajal, editor de El Correo del Sur y brazo derecho más bien izquierdo de Sergio Méndez Arceo, apodado El Obispón Rojo, por el muy activo derechista Ertze Garamendi, ha sido exalumno mentor de la religiosidad revolucionaria concretada en la Revolución Popular Sandinista.
Así la he llevado hasta ahora que vuelvo consigna el título de una película muy buena sobre Manuel Benítez, El Cordobés: “Aprendiendo a morir”. Sostengo que la muerte puede ser preparada no solo con el balance final sino con el enfrentar la angustia y a la par la frustración y el ridículo, todo lo cual pasé por el trance del recorrido por mi vida como dicen que ocurre al final rumbo a Stockton, nombre del capítulo final de Soldados de Salamina de Javier Cercas, novela sobre la guerra por la Republica Española. Se trata del nombre de un pueblo gringo famoso porque ahí van a morir los boxeadores en situación final con sus cuerpos en pésimo estado. Los camaradas en cuestión en la novela piensan y deciden. Asumen el final de sus vidas como fatalidad sin más posibilidad justiciera. Aborrecen el asilo de ancianos y los cuidados a sus incapacidades. No tanto para convocar al regocijo propio del Discurso por las Flores de Carlos Pellicer donde afirma: “el pueblo mexicano tiene dos obsesiones: el gusto por la muerte y el amor a las flores…antes de que nosotros habláramos castilla hubo un día del mes dedicado a la muerte” con Mictlantecuhtli presidiendo en cuclillas como si pariera pese a los signos mortuorios de su cuerpo. Entre mis papeles viejos es posible que sobreviva una foto de la serie de Ricardo Salazar para los primeros programas de TV UNAM a mi cargo.
Así es la cosa, no tan celebratoria sino testimoniante del respeto que se merece el juego de la vida siempre recién parida o por parir si observamos con cuidado a nuestro alrededor donde siempre hay alguna señal de lo que permanece pese a todo. En las mitologías suele plantearse el tiempo como lucha entre la oscuridad y la luz, la luna y el sol que desparrama estrellas en el cielo. Las ofrendas tradicionales en los días de muertos donde es convocada la memoria viva de los seres queridos para ocupar lugar principal.
“Volveremos por todos los caminos, volveremos”, imprime Alberto mi nieto a la par de sus grabados y dibujos de diablos. Frente a mí al igual que en la ofrenda, luce un diablo en plano americano con un cuerno roto y un ojo morado. Tampoco al diablo le va bien en la disputa de las almas. La frase es el final de un elocuente poema escrito en la prisión por Louise Michel dirigente de la Comuna de Paris en 1871. La latencia de la revolución total construida en menos de tres meses en París prueba la necesidad de resolver la construcción comunitaria armada contra los despotismos herederos de la Santa Alianza coordinada por las monarquías europeas para terminar a sangre y fuego con los comuneros cuando en otros lugares de Francia y de Europa empezaba a dar frutos el ejemplo revolucionario que llegó hasta América. En el propio 1871 hay en México un periódico La Comuna de apropiación libertaria. La participación de las mujeres proletarias en esta gesta enfrentó a la guardia monárquica para dar lugar a las barricadas en los barrios y a la participación activa en organización del poder popular con figuras de toda Europa. El internacionalismo se manifestó como necesidad libertaria. En México, Herón Proal organizó a las prostitutas de Veracruz en defensa de sus viviendas con una insurrección que cundió en el corredor textil hasta Puebla. La reducción a “adelitas” de las mujeres en la Revolución Mexicana es una malversación burguesa de la constante emancipación que incluye el repudio libertario a las rezanderas que cultivan el culto a la muerte. Todos y cada uno de los proyectos libertarios en América cuentan con un destacado contingente femenino por la vida plena con argumentación histórica y participación combativa. De aquí la proclama del 25 de noviembre como el Día Internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres en homenaje a las famosas hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa masacradas antes de la cuidadosa ejecución del más tirano de los asesinos apoyado por el gobierno norteamericano: el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo acribillado en su auto inútilmente blindado. A finales de 1960 Las Mariposas, como las nombra el pueblo, fueron muertas a golpes. La historiadora Julia Álvarez da cuenta de esta gesta en una memorable novela.
Colectivo Híjar
Colectivo cultural y político dedicado a la elaboración de mantas y gestión de acciones por la memoria en México. Participa en actividades y publicaciones sobre la crítica y la memoria históricas y la praxis estética necesaria.