Complicidad global

Helena Scully

Alfredo y la lucha contra el 41 bis. Tras el fin de la huelga de hambre

“Alfredo Cospito, tras 180 días de ayuno y haber puesto en peligro su propia vida, habiendo adelgazado 50 kilogramos y comprometido sus funciones motoras como consecuencia de daños en su sistema nervioso periférico, el 19 de abril de 2023 ha decidido poner punto final a la huelga de hambre.”1

Han sido seis meses de poner el cuerpo en lucha contra la tortura, 180 días de huelga de hambre que han resonado en varios puntos de Italia y el mundo, con movilizaciones de solidaridad internacional de distintas componentes del mundo del activismo que han obligado, por asi decirlo, a que por primera vez los reflectores de la prensa italiana nombraran como forma de tortura al hoyo negro del 41 bis, la cárcel dura que priva a las personas detenidas de cualquier tipo de interacción con el exterior, nada de libros, contacto físico, fotografías, cuatro paredes de cemento, una hora al día de aire encerrado en otras cuatro paredes de cemento. 180 días arriesgando la vida en la lucha contra un sistema de aniquilamiento del ser humano, un régimen en el que, no hay que olvidar, se encuentran más de 700 personas en Italia.

Cospito inició la huelga de hambre el 20 de octubre del 2022 como protesta en contra del régimen carcelario establecido por el artículo 41 bis, en el que se encontraba desde marzo del mismo año, y contra la cadena perpetua, bajo la acusación de haber puesto dos artefactos explosivos a las afueras de una escuela de la policía militar de Fossano, junto a Anna Beniamino, siendo acusados de «masacre contra la seguridad del Estado”, que conlleva automáticamente a la cadena perpetua.

El pasado 19 de abril, Flavio Rossi Albertini, abogado del anarquista italiano hizo público el fin de la huelga de hambre. Un día después de que el Tribunal Constitucional de Italia reconociera como válidos los atenuantes al delito que se le imputa: “Masacre contra la seguridad del Estado”, (el atenuante principal y más importante es que en la acción por la que se les acusa no hubo ninguna persona herida y nadie perdió la vida); anulando con esto la cadena perpetua sin posibilidad de reducción de años, declarando “inconstitucional la prohibición para aplicar cualquier tipo de atenuante, ante un caso de reincidencia reiterada, para todos los delitos cuya pena máxima sea fija y prevea exclusivamente la cadena perpetua”2. Esta, como bien dicen el abogado y los compañeros y compañeras de Cospito, no ha sido una victoria de Estado de derecho, sino que es el resultado conseguido por la huelga de hambre y el movimiento amplio de solidaridad internacional que no ha parado en los últimos meses.

Cospito ha arriesgado su vida y la sigue arriesgando en este difícil momento de lenta recuperación de la facultad de alimentarse, así como la recuperación de los daños al sistema nervioso que ha dejado en su cuerpo estos seis meses de ayuno, con altas posibilidades de que los daños sean permanentes.3 Pero con la firme convicción de seguir luchando contra del régimen 41 bis al lado de todos y todas las presas que se encuentran en este estado de detención, también por esto Cospito tomó la decisión de suspender la huelga de hambre en espera de la respuesta al recurso de carácter vinculante enviado a la Convención Europea de Derechos Humanos, en el que se denuncian las graves violaciones a los derechos humanos que infringe el brutal instrumento del 41 bis, al igual que la cadena perpetua. La respuesta a este recurso tardará dos o tres años y la tenaz lucha seguirá de diversas maneras hasta terminar con la tortura que inflige en este momento sobre el cuerpo de 748 personas el Estado italiano.

Ver la desbandada de turistas desconcertados que tropiezan entre los adoquines de las callejuelas romanas desgastadas por sus presencias efímeras y destructoras durante todo el año, espantados por el grito de la solidaridad con Alfredo Cospito y en contra del 41 bis, “arriba la vida, abajo la muerte”, es una imagen que da gusto y un grito que resuena en varios puntos de este planeta por distintas razones entretejidas.

Imposible no traducir ese grito en un “que viva la vida, que muera la muerte”, traducciones que fortalecen y hacen vivo el entretejido que cada día se vuelve más resistente.

1 Comunicado de prensa tras el fin de la huelga de hambre de Alfredo Cospito de su abogado Flavio Rossi Albertini.

2 Comunicado de prensa tras el fin de la huelga de hambre de Alfredo Cospito de su abogado Flavio Rossi Albertini.

3https://ilrovescio.info/2023/04/20/lanarchico-alfredo-cospito-ha-terminato-lo-sciopero-della-fame-intrapreso-dal-20-ottobre/

6 Respuestas a “Mi cuerpo es mi última protesta. Alfredo y la lucha contra el 41bis”

    • Axel ortiz

      El privilegio de ser hija de personas muy pensantes; la conozco y quizá no tiene barrio, (tiene mundo). A ti no te conozco, pero se que yo sí tengo barrio y tú no sabes lo que es eso lo que tienes es resentimiento de clase. Saludos a Elena gracias por la info sobre Cospito, saludos. Fuerza.

      • Lizeth

        Nací en uno de los barrios más pobres de Latinoamérica. El problema profundo, es querer pertenecer a la idea de tener barrio. No tiene mundo, tiene miedo y vergüenza de sus privilegios, porque nunca los nombra. No habla de haber sido parte de la gentrificación de la Santa María, y cree haber nacido con talentos natos, cuando solo intenta copiar, nunca supo quién era, porque siempre se lo dijeron. Y es una niña clasista y egocéntrica, que desde su perspectiva de niña rica, no tiene mucho pa decir. Solo está aquí por apellido, así se maneja el clasismo lamentablemente.

      • Lizeth

        Nací en uno de los barrios más pobres de Latinoamérica, por eso sé identificar cuando alguien intenta apropiarse de esa identidad. No hablar de que fue parte de la gentrificación que critica en el otro texto, es grave; decir que criticas a lxs que construyen cuando tienes media manzana por herencia de tu abuelo europeo, es grave. La gente rica que quiere camuflarse en el barrio es peligrosa. Ocupa espacios por apellido, eso se llama clasismo, y ella sabe muy bien que cree tener talento nato al copiar a sus padres, pero jamás nombra sus privilegios creo por vergüenza. Nos es resentimiento de clase, es hueva de que lxs ricxs generalmente no tienen nada que decir y escriben pura mamada.

  1. Johann ex sensei

    No sabía que Francesca y Helenita vivieran en la Santa María. Yo las conocí hace 25 años en una escuelita en la Condesa, Helenita fue mi alumna cuando me dedicaba a impartir clases del camino de la mano vacía (karate) una niña muy alegre no menos que su mamá, las veía irse en su bicicleta con canasta para niño y su pequeño casco, una pequeña que no le importaba estar descalza, que no le daba miedo el kumite aunque derramara algunas lagrimas. Nostalgias de aquellas que no se borran.

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