Una multitud indignada y adolorida despide a Samir Flores, defensor del territorio asesinado en Amilcingo

Miguel Tovar

Amilcingo, Morelos. Un cortejo popular inunda las calles de Amilcingo. Todo el pueblo despide a Samir Flores con música, flores y mucha tristeza. “Samir moriste, pero nunca te vendiste”; “Si Zapata Viviera, con nosotros estuviera”, “Samir no murió, el gobierno lo mató”, “Samir vive, vive y vive”, fueron algunos de los gritos seguidos de aplausos y vivas, además de gritos de rechazo a la termoeléctrica de Huexca (¡Agua sí, Termo no!) contra la cual Samir encabezó la lucha no sólo en esta comunidad, sino prácticamente en todo el Oriente de Morelos. “De Norte a Sur, de Este a Oeste, ganaremos esta lucha, cueste lo que cueste”, corearon camino al panteón comunitario.

En el pueblo no se admite la declaración del fiscal de Morelos que vincula el asesinato al crimen organizado. “Su lucha contra la termoeléctrica y el gasoducto de Huexca es el fondo de todo”, reitera Samantha César, del Frente de Pueblos en Defensa del Agua y de la Tierra de Morelos, Puebla y Tlaxcala, organización a la que pertenecía también Samir.

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