Tomás, un fraile que canta y baila, enfrenta al Estado y ofrece refugio a los migrantes

Iván Castaneira/ Desinformémonos

Tenosique, Tabasco. Al sur del país, en un pueblo cercano a la frontera con Guatemala, donde miles de personas provenientes de Centroamérica se internan en territorio mexicano, vive y comparte Tomás González, un fraile franciscano amante de la poesía de Benedetti, de las canciones de Silvio Rodríguez y de Pedro Infante. Un sacerdote que lee y escribe todos los días, en los breves reposos que le deja una vida dedicada a brindar refugio y hogar transitorio a los cientos de migrantes que sueñan con llegar a Estados Unidos.

La primera vez que alguien se acerca a Fray, como lo conocen comúnmente en la región, se lleva la impresión de estar frente a una persona seria, impenetrable, que no se confía de nadie. Es difícil tener acceso a su intimidad, ni siquiera con los más allegados se abre fácilmente.

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