Por el libre y digno tránsito de migrantes en México

Arthur Lorot Fotos: Encarni Pintado y Arthur Lorot

Estado de México, México. El camino hacia el comedor de Huehuetoca es largo, no por la distancia sino por el deterioro de las carreteras. En las paredes se lee la propaganda electoral y, entre ella, un anuncio llamativo:

«Amigo migrante, no te dejes sorprender.

En Huehuetoca no existe la Casa del Migrante».

 

Para el que haya ido a Lechería (a 30 kilómetros de aquí) y haya visto a los centenares de migrantes deambulando por las vías, la llegada al comedor de Huehuetoca, instalado hace un mes por el Movimiento Migrante Mesoamericano (3M), es sorprendente. Aquí no se ven grupos de migrantes. Aquí no se ve el comedor, escondido en un callejón sin pavimentar. Ni siquiera ocupa por sí solo una casa, sino que la comparte con dos inquilinos más.

Al lado del zaguán negro que tocan los migrantes para recibir comida y palabras de apoyo, una lona cubre los cinco impactos de bala que dejó la agresión del sábado 21 de julio. Irineo Mújica Arzate, defensor de derechos humanos y miembro del 3M, narra a Desinformémonos: «A las dos de la mañana, fuimos despertados por una balacera. Por supuesto no salimos, y es en la mañana que descubrimos los impactos».

Los migrantes preocupados que esperaban frente a la entrada les contaron que un grupo de ellos fueron balaceados en la noche, a horas que corresponden con el atentado. La policía también confirmó el hecho, pero no persiguió a los atacantes, sino a los migrantes agredidos; además, afirmó a los activistas que no es de su responsabilidad proteger a los migrantes, porque son delincuentes y que «por unos pagan todos».

El fotoperiodista Mújica denuncia el doble discurso de las autoridades: «El subsecretario de gobernación del Estado nos invitó a hablar con él, y mientras estabamos allá, pintaron paredes completas para alejar a los migrantes. Al mismo tiempo que nos presentó un mundo color de rosa y nos pidió silencio para poder ‘ayudar’ a los migrantes, el presidente municipal, junto con la delegada del INM (Instituto Nacional de Migración), anunció que la violencia se auto-perpetró y que se abrió una investigación en mi contra».

Para él, «la intimidación está orquestada para sacarnos de la zona. Ahora resulta que aparte de ser víctimas, nos pueden encarcelar. Si un delito es dar de comer, que me encarcelen, porque lo más parecido a las balas que tenemos son los frijoles». Explica que «las autoridades y el crimen organizado aquí son la misma cosa, y los migrantes representan una fuente de negocio. No nos quieren porque somos una ventana sobre lo que pasa en la zona».

Señala Irineo Mújica que esta estrategia de criminalización de los defensores de derechos humanos es muy común. Recuerda que en julio del 2010, cuando realizó una huelga de hambre de 17 días encadenado frente a las instalaciones del INM, para denunciar la agresión y el robo de documentos del que fue víctima por parte de la misma institución, lo acusaron de espía norteamericano.

El caso de Huehuetoca no es una excepción, sino la regla de la gestión del flujo migratorio centroamericano en el país, como lo recuerda a Desinformémonos Javier Urbano, coordinador del programa Asuntos Migratorios de la Universidad Iberoamericana (UIA): «Tenemos un problema grave que sólo estamos conteniendo.

«La mejor solución sería que no vinieran; por eso deberíamos establecer programas de desarrollo en los países de Centroamérica». Consciente de  la poca probabilidad de realización de su propuesta, el investigador sigue: «Si no se puede parar el tránsito, hagámoslo digno».

Para Javier Urbano, la ley de migración, que espera su normativa desde hace más de un año, es un buen paso, aunque señala sus omisiones: «Primero, no define las herramientas para su aplicación. ¿Quién va a garantizar los derechos de los migrantes descritos en la ley?»

Lamenta el universitario la ausencia de protección complementaria para las categorías de migrantes que lo necesitan: «No sólo son jóvenes en buen estado de salud, sino también mujeres, niños, personas mayores, que han sido víctimas de crimenes de todo tipo en el camino. Deberíamos atenderlos de manera específica».

Javier Urbano insiste en que la migración se concentra en ocho estados específicos de la República, y que son necesarios mecanismos de descentralización para responder a las necesidades locales: «Los municipios afectados deben tener un presupuesto especial para la atención a migrantes».

Las soluciones propuestas por el académico se enfrentan a la corrupción, como lo reconoce el mismo: «El migrante se ha vuelto un gran negocio. Por eso debemos civilizar a los policías, capacitándoles y subiendo su sueldo».

La colusión de las autoridades con el crimen organizado ha sido denunciada por todas las organizaciones que trabajan en el tema de la migración. Fabiola Mancilla, economista y trabajadora freelance del Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI),  afirma a Desinformémonos que «con el gobierno priista entraron los Zetas en el Estado de México. Tenemos que formar a los funcionarios para que dejen de perjudicar a los migrantes.»

Mancilla insiste en la necesidad de campañas de sensiblización de la población: «Tenemos que ser incluyentes con los migrantes a través de trabajos comunitarios, pero también con la población, para que vean que no son sus enemigos». Propone la activista no abrir albergues sin encuestas preliminares, como se hizo en Querétaro, y así contar con el apoyo de los vecinos para presionar a las autoridades.  «Como dicen, ‘los políticos y los perros, sólo a periodicazos entienden’. Por eso necesitamos a la opinión pública de nuestro lado».

Señala la economista que «los activistas hacemos lo que los gobiernos no hacen. Yo no tengo por qué existir si cumplen con sus deberes». Añade que  «las organizaciones civiles tememos mucho a que el PRI (Partido Revolucionario Institucional) tome el poder porque la situación del Estado de México se va a expandir a todo el país».

Marta Sánchez, fundadora del Movimiento Migrante Mesoamericano, insiste en que «las soluciones son sencillas, pero falta la voluntad política». Irineo Mújica explica que «México se ha convertido en el patio trasero de Estados Unidos y tiene que cuidar la fachada de la casa. No tenemos por qué impedir el flujo migratorio de Centroamérica, cuando nosotros también vamos allá».

Para concluir, Irineo Mújica relativiza la importancia de las últimas elecciones: «Yo no le creo a ningún partido. Esperaremos a que la gente haya crecido y ya no acepte estos abusos, porque los cambios no vienen de los partidos sino de la gente misma. La pregunta es ¿cuánto, como sociedad, estamos dispuestos a aceptar?»

 Publicado el 30 de julio 2012

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Una Respuesta a “Por el libre y digno tránsito de migrantes en México”

  1. OSCAR DAVILA

    Es de mi concernimiento, y atento deber; prestar ayuda humana, y valorizar a nuestros hermanos del sur, en su larga y difícil travesía por mi muy amado, pero tristemente, mal gobernado país.
    Para mi desgracia, no cuento con el aporte económico, ni el tiempo requerido en esta humilde y honorable labor. Pero solemnemente espero poder ayudar en alguna manera, a mis hermanos migrantes, que me llenan el alma de orgullo, y los ojos de lagrimas, cuando veo su valerosa lucha por una mejor vida. La misma, que pelea mi padre, aya en los Estados Unidos.
    Les deseo sinceramente, lo mejor a todos.
    Atte. Oscar Davila

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