Se perdieron las palabras

Yolanda

Luego de conocer el Caracol V Roberto Barrios, a la Junta de Buen Gobierno, a las y los maestros de la escuelita zapatista, las bases de apoyo nos dan un resumen de los libros que tendremos que estudiar durante nuestra estancia en la Escuelita Zapatista.

El lenguaje envuelve y se transforma. Todas y todos los del EZLN tienen una forma de hablar que las y los estudiantes no conocemos. A través de veinte años de lucha por la tierra, alimentación, salud, educación, vivienda, trabajo, independencia, igualdad, autonomía, libertad, participación, resistencia, justicia y la democracia, la paz y la experiencia han creado un lenguaje propio que no se escucha en otros lugares.

Dentro de su organización, que es de por sí impresionante, nos percatamos que desde el CIDECI y hasta la comunidad, todas y todos saben lo que tienen que hacer, quiénes vienen, a dónde van, qué vamos a hacer, cómo, cuándo, dónde y con quién. ¡Todo! La logística de esta Escuelita es ejemplo para muchos, reflexión para todas y enseñanza para los que tenemos la oportunidad de vivir la experiencia.

La creación de una forma de autogobernarse a través del trabajo colectivo en la siembra y al deshierbar la milpa; al vacunar o desparasitar el ganado; al promover la educación y la historia del movimiento zapatista en la escuela; al comprar, organizar o colaborar en la cooperativa; al visitar y conocer los servicios que ofrece el centro de salud; al participar con la palabra en las asambleas; al respetar y promover la participación de las mujeres y al comprender aceptando y adoptando un nuevo orden familiar, ha dado paso a un lenguaje que refleja la madurez de las comunidades.

Pareciera que pasa desapercibido, pero para quienes estamos como estudiantes y estudiantas, vamos aprendiendo una nueva forma de comunicarnos, de ser y de vivir. No intentamos hablar tsotsil, tzeltal, chol o tojolabal. Sería inútil, pues a duras penas aprendemos a saludar, a decir buenos días u otra palabra para saludar a las familias y comunidades que nos reciben. Inmersos en la dinámica de la Escuelita Zapatista, la escuelita de la realidad donde lo imposible es posible, aprendemos que un tú, un yo, desaparecen para ser un Nosotros. Sin importar con quien hablemos, lo que preguntemos, lo que nos expliquen o lo que vemos, todas y todos tienen un lenguaje común en donde no existe lo personal, sino lo comunitario, en donde desaparece lo individual para dar paso a lo colectivo. En donde el problema de uno es atendido por varios, la tristeza es compartida porque la felicidad está enraizada en los corazones de todas y todos. Donde la casa, al igual que la mesa, la hamaca, el agua, el café, el té, el arroz, los fideos, los frijoles, los chayotes y las calabazas se acompañan de la palabra que es para todas y todos.

Dejamos de ser tú y yo, damos la bienvenida al nosotros que nos abraza, nos envuelve, nos cobija y da soporte como la hamaca al dormir.

Publicado el 27 de Enero de 2014

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