«Sólo educadores autoritarios
niegan la solidaridad entre
el acto de educar y el acto de ser
educados por los educandos»
Paulo Freire
Colombia. No cabe duda que el eco de la violencia indiscriminada que se vive en Colombia tiene resonancias a nivel internacional. En este país que habitamos y respiramos, la completa ausencia de una ética política realmente democrática en las instituciones del Estado, es tan sólo una de sus múltiples manifestaciones. Se trata de una violencia que hunde sus raíces en la historia, y que constituye el grave resquebrajamiento social y cultural que actualmente padecemos. En todo caso sabemos que este orden de cosas no es para nada ajeno a los intereses político-económicos que parecen predominar hoy día en el mundo, ya que debido a sus riquezas naturales y a su gran potencial humano, Colombia –al igual que el resto de América Latina- estimula las peligrosas ambiciones de las grandes empresas transnacionales.
Sin embargo, creemos que las resonancias oscuras de la realidad colombiana no deben ser negadas. Es necesario visibilizar de manera crítica y reflexiva dicha realidad, acompañando nuestro ejercicio de análisis con el ejemplo de los procesos organizativos que se gestan en las comunidades, pues es justamente en las comunidades donde se están construyendo alternativas a la violencia. De esta manera será posible para las y los colombianos entender lo que está pasando y, a través de esa conciencia, construirnos una vida humanamente más digna.
Es en este sentido que, en el presente artículo, queremos dar a conocer el camino recorrido por una experiencia de aprendizaje que lleva ya diez años de haber comenzado. Se trata de una iniciativa llevada a cabo por jóvenes y destinada a los jóvenes, basada en las realidades que este sector enfrenta en un contexto urbano particularmente adverso como el que se vive en Medellín. Nos referimos al proyecto del Semillero Estudiantil de Investigación Social (SEISO), cuya propuesta es la construcción dialógica, participativa e interactiva de conocimientos alrededor de las prácticas, técnicas y herramientas de la investigación social. Dirigido y motivado por estudiantes de colegios públicos de la ciudad, el objetivo de este esfuerzo es dotarnos, como jóvenes, de los elementos que nos permitan comprendernos a nosotros mismo y a nuestro entorno, lo mismo que a las realidades sociales en las que nos encontramos inmersos.
La formación de la juventud en Medellín -una de las principales ciudades de Colombia-, no es ajena a las realidades de violencia presentes en todo el país. Los jóvenes de las barriadas y las comunas han pasado por procesos de vida a lo sumo difíciles, donde los factores económicos y socio espaciales son decisivos en la construcción de su imaginario del mundo e identidad política. De manera que, por un lado, gran parte las relaciones entre los jóvenes han sido mediadas por prácticas que reproducen sentimientos de violencia, y que reducen el conflicto social a niveles de disputa, intolerancia y destrucción del otro. Además, no deja de llamar la atención que los medios masivos de comunicación promuevan una identidad juvenil exclusivamente vinculada al consumismo. Desde nuestro punto de vista se trata de una forma más de violencia (en este caso simbólica), que recae sobre un sector de la población resuelto como masa acrítica, que debe cumplir, a través del mercado, con los estándares sancionados como válidos por la sociedad de consumo.
Bajo esta perspectiva, nosotras y nosotros, como jóvenes promotores del SEISO vemos, desde nuestra experiencia, que la solución de esta problemática es todavía lejana. La escuela media secundaria, por ejemplo, ha sido presentada como una posibilidad de progreso para la juventud de las comunas de Medellín; sin embargo, la escuela no ha podido cumplir con las expectativas de aprendizaje de estos jóvenes, ni mucho menos ha generado los mecanismos de análisis adecuados a sus necesidades reales.
Las instituciones educativas de la entidad son regidas por formas de enseñanza tradicional, que promueven conocimientos predeterminados en ambientes altamente jerarquizados. En particular, la enseñanza de las Ciencias Sociales y Humanas termina reduciéndose a la repetición de datos, fechas y sucesos que, sin ninguna reflexión ni sentido crítico de por medio, terminan por aparecer como ajenos a la vida de los jóvenes. Al respecto, creemos que la ausencia de una educación que parta de la experiencia de vida de la juventud, termina siendo una simple acumulación de información, inútil para lidiar con el presente y sin aplicación posible en el futuro. En ese sentido, desde el Semillero Estudiantil de Investigación Social, identificamos a las instituciones de educación media como parte del engranaje de una sistema mayor, en su esencia y naturaleza castrante, opresivo y alienante.
La educación tradicional, vista desde el Semillero, responde a la reafirmación de imaginarios sociales que únicamente satisfacen a los intereses de un sector “privilegiado” y minoritario de la sociedad. Las culturas, vidas y sueños de la mayoría de la gente aparecen como carentes de sentido; y, en muchas ocasiones, como elementos resignificables en función de la neutralización de toda posibilidad de que los sujetos se reconozcan como potenciales elementos transformadores de la sociedad.
Desde el SEISO apostamos a crear fracturas en esa falsa conciencia, impresa en las mentes de las y los jóvenes a lo largo del proceso educativo. Un proceso que denunciamos como dogmático y acrítico, ejercido por docentes-adultos que niegan el saber experiencial en el/la otro(a), y que ven en la verticalidad el único medio de enseñanza; donde, además, ese profesor-autoridad se presenta como el poseedor de la “verdad absoluta”, frente a un grupo de espectadores pasivos –sus alumnos-, que deben recibir como propia la realidad impuesta por otros.
Gracias a la labor social sostenida por el SEISO, hemos trazado el camino hacia una pedagogía alternativa, en donde la materia prima para la construcción del conocimiento sean las vivencias y los saberes mismos de las y los jóvenes. Además, a partir de un constante relevo generacional, hemos podido renovarnos y, al mismo tiempo, nutrirnos de las experiencias acumuladas en estos años. Estamos convencidos de que no hay una educación real si en el proceso de enseñanza/aprendizaje no se encuentran presentes las necesidades, experiencias de vida, saberes, sentimientos, expectativas y sueños de los sujetos con quienes se procura despertar conciencia social y subjetiva.
El SEISO, a partir de la pedagogía crítica, busca romper con el esquema tradicional de educación, reconociendo los saberes de cada sujeto que comparte su experiencia; y proponiendo un relacionamiento horizontal y de solidaridad en los espacios de encuentro juvenil. Y es precisamente desde este escenario que comienza todo un trayecto de exploración, reconocimiento, sensibilización y motivación de las y los jóvenes en torno a elementos de la vida, para comprender las vivencias, aprehensiones, sensaciones y sentimientos; y, con ellos, las causas y consecuencias de estos, para posibilitar el surgimiento de potenciales transformadores de las realidades que nos asisten.
Esta perspectiva que proponemos involucra un modelo metodológico fundado en el diálogo abierto con las y los jóvenes participantes, así como la promoción de la reflexión personal y grupal de las realidades sociales. Para lograr esto de una forma dinámica y realmente participativa, la metodología utilizada se basa en el uso de técnicas interactivas de la investigación social cualitativa, que permiten el fluir dialógico de los saberes. Gracias a esta metodología, los y las jóvenes participantes son protagonistas de las actividades, en tanto que su desarrollo comprende todo su sentir y creatividad; sus experiencias, sueños y visiones del mundo. Del mismo modo, se incita la formación en técnicas y metodologías de la investigación social, como parte de la práctica de un pensamiento crítico, reflexivo y propositivo que posibilite la generación de conocimientos acerca de lo social, así como la apertura hacia las acciones transformadoras.
En este orden de ideas, desde el SEISO apostamos a una educación que favorezca la formación integral de sujetos críticos y reflexivos, capaces de asumir, analizar e influir su entorno. Bajo esta perspectiva, la construcción de conocimiento sobre y para las realidades sociales circundantes, permite que los sujetos no sólo se asuman como actores responsables de su entorno, sino que les provee de herramientas analíticas para cuestionar, indagar y proponer acerca de esas realidades. Todo ello como parte intrínseca de un proceso de investigación social, entendido éste –insistimos- no desde su acepción formal academicista, sino como una actitud que se hace hábito de vida.
Así, la vinculación entre la pedagogía crítica y la investigación social, sitúa la preocupación y la esperanza de una educación consecuente, con un proyecto político que aspire a reivindicar a los excluidos y marginados; reconstruyendo, al mismo tiempo, una vida pública realmente democrática, con el objetivo de extender los principios de libertad, justicia y equidad a todas las esferas de la sociedad. Se busca, pues, posibilitar la irrupción de una juventud y, en general, de una ciudadanía crítica, propositiva y transformadora.
Publicado el 01 de Noviembre de 2011
Estas palabras narran las historias de la libertad, del nuevo pensamiento social, de otras formas de cocinar, hacer y amar. Son palabras de nueva pedagogía, de un nuevo saber. Son palabras que invitan a construir escenarios para la reflexión crítica y las lecturas analíticas que gesten la conciencia, la palabra y la obra del investigador como un habito de vida.
Gracias Semillero SEISO por eso 10 años de insistencia en los sueños, por ser 10 años construyendo un mundo nuevo…