Otra vez no pude entrar a la UNAM

Sofía Sánchez Morales

México, DF. Al dar a conocer los resultados del segundo examen de selección para la licenciatura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el pasado 15 de julio, 90 por ciento de los aspirantes se enteraron que no tendrán  la oportunidad de continuar con sus estudios. El problema, explica el académico Hugo Aboites, “es que el Estado no ha dado una respuesta satisfactoria en 30 años”.

Mediante su portal de internet, escolar.unam.mx, la máxima casa de estudios dio a conocer que 68 mil 817 estudiantes no fueron aceptados por esta institución. A éstos se suman los 110 mil 854 que quedaron fuera en el examen de febrero, lo que arroja un total de 173 mil 671 jóvenes que se quedaron sin un lugar en la universidad pública más grande del país. De los 191 mil 261 exámenes de selección aplicados, tan sólo hubo espacio para 17 mil 590 personas.

Muchos de los jóvenes que no lograron un lugar en las universidades públicas se han unido al Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (MAES), el cual se formó en el 2006 “recogiendo la herencia de los anteriores movimientos de rechazados, particularmente de la lucha en contra del examen único de 1996, pero también ante la profundización de los efectos que han generado en materia educativa las políticas neoliberales impuestas por los últimos gobiernos y por el Banco Mundial”.

El secretario de Educación Pública, José Ángel Córdova Villalobos, declaró que está dispuesto a “ayudar” a los jóvenes rechazados, a través de la instalación de líneas telefónicas que informen a los estudiantes acerca de las ofertas educativas que existen en el valle metropolitano. Declaró que al menos el 75 por ciento de los rechazados tendrán cabida en universidades tecnológicas, mientras que el resto podrán tomar lugares en las modalidades de educación a distancia. “Con ello estaríamos cubriendo prácticamente a todos, tanto en educación superior como los poquitos que son de educación media superior”, dijo el funcionario.

Sin embargo, el académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Hugo Aboites, considera que estas universidades tecnológicas no son una opción satisfactoria, pues “no son atractivas para estudiantes, ni para empleadores”.

En su página de internet, los integrantes del MAES señalan que “estas supuestas alternativas en realidad representan una trampa, en lo que se refiere a las opciones de formación técnica y tecnológica, consideramos que éstas no son en realidad universidades (que cumplan con las tres funciones básicas de docencia, investigación y difusión de la cultura), sino centros de capacitación para el trabajo, basados en la concepción de un profesionista deshumanizado, y que basan sus perfiles profesiográficos y sus planes de estudio en las necesidades de las empresas enclavadas en su localidad”, y agregan que “ la alternativa de la educación a distancia no puede ser vista como la solución al problema de la cobertura, no sólo por la falta de acceso de un gran espectro de la población a una computadora con internet, sino porque sólo representa una posibilidad para algunas carreras y para algunos sectores de la población que, por su edad u ocupaciones, prefieren optar por una modalidad semi presencial”.

El problema de la falta de lugares en las universidades no inició en el 2006, “este problema tiene más de 30 años. En los años setenta el crecimiento de la matrícula era de un 200 por ciento. En los ochenta la matrícula sólo creció un 35 por ciento, pero esto se tomó como consecuencia de la época de crisis que vivía el país. En los noventa no se recuperó el crecimiento matricular, hubo apenas un 56 por ciento de aumento y desde el 2000, el crecimiento ha sido de 39 por ciento. El Estado no ha dado una respuesta satisfactoria en 30 años”, explica Hugo Aboites.

Esta situación deja a miles de jóvenes desprotegidos, ya que, a diferencia de otros grupos sociales que “tienen alguna protección”, su  único patrimonio la educación. “Es una vergüenza que un país que tiene los recursos de México (décimo cuarta economía mundial) ocupe uno de los últimos lugares en cobertura de matrícula en América Latina, y ya no comparemos con Europa”. En el país, se da cobertura a aproximadamente el 30 por ciento de los jóvenes, mientras que en países como Argentina, Brasil, Venezuela, Paraguay, Panamá y Cuba, entre otros, las cifras son de al menos 65 por ciento. En Europa los números suben hasta 80 y 90 por ciento de cobertura.

Quien debe responder a la demanda educativa es el Estado mexicano, que “ha olvidado a estos jóvenes, más de siete millones que no tienen acceso a educación ni trabajo formal”.  Para ellos “se deben crear más instituciones basadas en el modelo de la UNAM, que es el que le ha generado al país, generación tras generación, buenos profesionistas”, y las instituciones ya existentes, UNAM, UAM, Instituto Politécnico Nacional (IPN), entre otras, “deben acatar la modificación al artículo 3 constitucional: educación media superior como derecho, no privilegio; por lo que no debería haber exámenes de ingreso”.

Contrario a las opiniones negativas que existen sobre el pase reglamentado que otorga la UNAM a los estudiantes de la Escuela Nacional Preparatoria y el Colegio de Ciencias y Humanidades, el doctor Aboites considera que éste debería fortalecerse y el examen eliminarse como método de selección. ¿Las razones? “Se han realizado estudios que demuestran que el examen es discriminatorio: los jóvenes de menores recursos obtienen menor calificación, las mujeres obtienen menor calificación, hay una diferenciación que no se observa entre los alumnos de pase reglamentado”.

En Europa y Estados Unidos ya no se utilizan los exámenes de preguntas cerradas para medir la elegibilidad de los futuros alumnos. Se hacen entrevistas, ensayos, exámenes de preguntas abiertas, se evalúa el currículum, se toma en cuenta el promedio. “Se cree que el examen es justo y académico”,  pero la cantidad de jóvenes que se quedan fuera de las aulas por menos de cinco aciertos da cuenta de que “el problema no es la falta de talentos, es la falta de lugares”.

Los jóvenes del MAES tienen ocho demandas básicas, entre las que se encuentran “que se garantice el derecho a la educación media superior y superior, pública, gratuita y de alto nivel académico para todos los jóvenes que lo soliciten y que hayan concluido el nivel de estudios inmediatamente anterior; la cancelación del examen de admisión; que se aumente el presupuesto destinado a la educación media superior y superior y que se creen nuevas instituciones públicas con excelencia académica. Pero “las autoridades se han negado siquiera a discutir estos planteamientos”, explica Atzelbi Hernández, integrante del MAES.

El MAES lleva a cabo una serie de acciones que iniciaron el lunes 16 de julio con la realización de la Primera Asamblea de Rechazados de la UNAM, en la que acordaron mantenerse como parte del movimiento Yo soy 132 y se sumarán a la marcha del domingo 22 de julio, de Los Pinos al zócalo. Además, realizaron un semáforo informativo frente al Senado de la República el 18 de julio. El sábado 21 de julio llevaron a cabo la Primera Asamblea de Rechazados del IPN y el 31 de julio, se llevará a cabo un diálogo con la Secretaría de Educación Pública (SEP), que se comprometió a convocar a diversas autoridades de las instituciones públicas de educación superior.

Las autoridades y las instituciones se encuentran ahora en la posición de tener que dar respuesta y solución a los miles de jóvenes que demandan una educación gratuita y de calidad. “La solución es muy sencilla, el problema es que no hay voluntad política”, finaliza Hugo Aboites.

 Publicado el 23 de julio 2012

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