En Movimiento

Raúl Zibechi

Medio siglo de la revolución de 1968

Fue una auténtica y verdadera “revolución mundial”, como asegura Immanuel Wallerstein, porque cambió el mundo de forma drástica e irreversible. El sociólogo estadunidense añade, a modo de provocación y polémica, que fue incluso más importante que las dos grandes revoluciones que todos recordamos: la francesa y la rusa.

Esta forma de encarar los sucesos históricos desafía, por cierto, el sentido común de las izquierdas y de las academias. Pero ese es, justamente, el punto fuerte del pensamiento crítico; la capacidad de desafiar las convenciones establecidas, las inercias y el pensamiento cómodo, como señalan los zapatistas.

Sin embargo, cuando hablamos sobre los sucesos de 1968 podemos comprobar que el foco aparece ligado a las manifestaciones de París, donde millones de jóvenes (estudiantes pero también obreros), desafiaron a las autoridades: desde las estatales y universitarias hasta las dirigencias sindicales y las del todopoderoso Partido Comunista.

Desafiaron también el patriarcado. O, mejor, fueron los primeros pasos del largo caminar de las mujeres y de quienes viven sexualidades diferentes a las hegemónicas, en la deconstrucción del sistema patriarcal.

1968 fue una revolución política, cultural, social. Que impactó en la vida cotidiana al introducir modos de vivir nuevos, que muy pronto se hicieron carne entre los jóvenes.

Deberíamos, empero, ampliar la mirada para incluir no sólo lo sucedido ese año, ya se trata de un proceso iniciado tiempo atrás y que continuó durante algunos años. Pero, sobre todo, debemos ir más allá de los sucesos parisinos y europeos e incluir a todo el mundo, con sus especificidades.

Las luchas estudiantiles mexicanas y la masacre de Tlatelolco forman parte del imaginario colectivo de aquel año, quizá por la brutalidad del régimen que envió tanques y paramilitares contra los jóvenes, y por la cercanía con los Juegos Olímpicos.

Falta poner la mirada en hechos no menos relevantes. La fundación del Partido de los Pobres data de 1967, de la mano del profesor de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Lucio Cabañas. En la misma genealogía, aunque apenas anterior, debería colocarse la primera acción importante de la guerrilla mexicana, el asalto al cuartel de Madera, en Chihuahua, por campesinos, estudiantes y profesores normalistas del Grupo Popular Guerrillero, el 23 de setiembre de 1965.

Recordar la brutalidad del régimen, que anticipaba otras de la misma calaña, al pasear los cadáveres de los guerrilleros en camión por la ciudad a modo de escarmiento.

Enfocar también la ofensiva del Tet, en Vietnam, contra la ocupación militar de los Estados Unidos, que provocó un viraje en la guerra. La ofensiva consiguió mostrar las debilidades militares y políticas del ejército más poderoso del mundo, que llegó a tener medio millón de soldados en Vietnam. Los comunistas vietnamitas tuvieron 50 mil bajas y no consiguieron liberar ninguna ciudad durante largo tiempo, pero crearon las condiciones para la primera derrota militar en la historia del imperio.

En América Latina, la revolución de 1968 provocó cambios políticos de larga duración. La insurrección de los obreros fabriles y de los estudiantes en la ciudad de Córdoba (Argentina), conocida como Cordobazo, hundió al gobierno militar de Juan Carlos Onganía. Mostró que las dictaduras podían ser desafiadas y derrotadas en las calles, ya que los manifestantes pusieron en fuga a los policías y sólo se replegaron ante la aparición del ejército.

Se generó un ciclo de luchas que sólo pudo ser frenado con golpes de Estado en casi todos los países. En la década de 1970 la mayor parte de los países sudamericanos tienen regímenes militares, que tampoco pudieron impedir el el activismo de los movimientos populares.

Cuando conmemoramos 1968, debemos no sólo enfocarnos en lo que sucedió en las grandes alamedas, sino sobre todo en las relaciones sociales en la vida cotidiana, en los vínculos entres varones y mujeres, entre jóvenes y adultos, entre obreros y patrones, entre pueblos y gobernantes. En esos años comenzaron a abrirse grietas en la dominación, se crearon las grandes organizaciones que hoy están en la primera fila de las luchas y los de más abajo (mujeres, indígenas, negros) aceleraron sus movimientos …. hasta hoy.

Una Respuesta a “Las raíces del conformismo”

  1. Silvina Alvarez

    Admirable coherencia y compromiso demostrando que es posible construir un sistema relacional con principios saludables, solidarios y de autonomía. Desarrollar y sostener un modelo contrahegemónico. 👏👏👏💪

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