San Cristóbal de las Casas: La magia del cine en manos de la niñez

Gabriela Sanabria

San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Niñas y niños se sientan en sillas de plástico frente a dos bocinas, una computadora y un pequeño televisor en el que ven las obras creadas semanas atrás por otros infantes. En el proyecto Cinetiqueta, Noé, Arminda, Geovanni y los pequeños tienen una sola cosa en la cabeza: divertirse y pasarla bien, porque viven en una ciudad y en un país violento.

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Hoy, frente al mundo de violencia creciente en el antiguo Valle de Jovel, un grupo de niños y niñas de un barrio popular tiene como alternativa la magia del cine.
Niñas y niños se sientan en sillas de plástico frente a dos bocinas, una computadora y un pequeño televisor en el que ven las obras creadas semanas atrás por otros infantes.
“¿Qué es lo que más les gusta de su ciudad y qué es lo que no les gusta?” Inmediatamente los pequeños y pequeñas hablan y con plumones de colores escriben sus conclusiones, y luego, en equipo, diseñan la historia.
“Lo que más me gusta de Cinetiqueta es escribir las historias”, dice Katerine, una niña de ocho años originaria del municipio Tzimol e integrante del equipo Las Unicornio.
“Me tocaron dos personajes, uno de futbolista y otro de doctor, y me gustó más el de doctor, estuvo bien divertido”, cuenta Kevin Alexander.
El vestuario y la utilería es hecho por los infantes usando lo que encuentran a su alrededor.
“Me gusta que el municipio es divertido, que hay juegos. Mañana viene mi familia a verme en la proyección y me siento nervioso”, cuenta Kevin.
Cada vez que les toca usar la cámara, las y los niños reciben la ayuda del crew de Cinetiqueta.
Las infancias de San Cristóbal no son inmunes a lo que sucede, y en Cinetiqueta está claro.
Niños y niñas escriben sus experiencias, crean sus historias y ellos mismos las convierten en una obra audiovisual.
Tras varios días de creación y otras más de edición, las obras audiovisuales están listas para ser proyectadas.
Arminda Guzmán Álvarez, a petición de su sobrino Geovanni, un joven apasionado del arte urbano, convirtió su casita en el espacio cultural “El semillero”.
Los barrios son bravos y las infancias una flama de esperanza.
Noé Pineda Arredondo lleva cine a los barrios bravos de esta ciudad y, además, lo hace con y para infantes.
Noé, Arminda, Giovanni y los pequeños tienen una sola cosa en la cabeza: divertirse y pasarla bien, porque viven en una ciudad y en un país violento.
Por fortuna, actualmente hay gente preocupada por el bienestar de San Cristóbal de las Casas, con iniciativas ciudadanas, como Cinetiqueta, dice Arturo Lomelí.
Muchos jóvenes, niños y niñas empezaron a vivir en medio del negocio ilegal y de la impunidad.
“Ahí donde no hay cultura cinematográfica, donde no hay formación audiovisual, ahí donde no hay espacios de proyección, se crean comunidades que las construyen”, dice Noé Pineda.

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