Corren los tiempos que los casos de corrupción y excesos opulentos de las clases dominantes no dan para un artículo de investigación de doble página, sino para libros enteros. Magníficos compendios de las cabronadas del cabrón de turno. Esta semana, llegará uno nuevo a su librería favorita, de la mano del periodista Emiliano Fittipaldi, quien detalla y documenta las cloacas divinas del Vaticano.
Primer dato en su sinopsis. La curia de Roma posee inmuebles en la capital italiana valorados en más 4 mil millones de euros. Compre un pedazo de cielo pagando su cuota mensual, que decía La Polla Records. El libro de Fittipaldi se titula Avarizia, y se basa en los documentos filtrados por el sacerdote español Lucio Vallejo Balda -que permanece preso en el Vaticano- y la italiana Francesca Chaouqui. Los cables que vieron la luz cimbraron la plaza San Pedro detallando y mostrando las redes de corruptelas entre curas y la dupla político-empresarial italiana.
De los variopintos personajes que pregonan la fe y penitencia a base de cuentas corrientes y cheques en blanco, Fittipaldi desgrana a Tarcisio Bertone, quien fuera secretario de Estado del Vaticano bajo el papado de Benedicto XVI y que presentó su renuncia poco después de la llegada del argentino Francisco. Una de las perlas de Bertone, fue en 2011, cuando llegó a decir que hay estudios científicos que vinculan la homosexualidad con la pedofilia.
Bertone, nada modesto en sus declaraciones, menos lo es en su vida terrenal. Fittipaldi explica en su libro cómo desde la Fundación Bambin Gesú (Fundación Niño Jesús), creada para ayudar al hospital pediátrico que gestiona el Vaticano, salieron fondos para reformar el ático del exsecretario de Estado tras su jubilación. Hay medios que han asegurado que el cardenal llegó a desviar 180 millones de pesos, para sentirse cómodo en su humilde y ermitaña morada.
De esta fundación también han salido fondos para alquilar, por ejemplo, «un helicóptero por la bonita suma de 400 mil pesos», dice el autor en el libro. ¿Quién no es fan de los atascos pudiendo sobrevolarlos?
El prelado Bertone dijo que las renovaciones se pagaron con dinero propio. “Yo pagué con mis ahorros para un apartamento que no es propiedad mía y que se mantendrá como parte de la gobernación del Vaticano», afirmó.
Fittipaldi dice en su libro que Bertone es solo uno de varios cardenales que viven “en apartamentos de 400, 500, 600 metros cuadrados, más ático y terraza”, mientras el propio papa Francisco vive en uno de 50 metros cuadrados.
“Yo no vivo en el lujo”, respondió Bertone en una entrevista publicada en el periódico italiano Corriere della Sera. “El apartamento es de 296 metros cuadrados. Y yo no vivo solo. Vivo con una comunidad de tres hermanas que me ayudan, también hay un secretario que el Santo Padre me ha concedido para escribir la memoria de tres papas – Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Hay una biblioteca, archivos, salas para todos…. «, dijo. Aunque claro, la servidumbre no puede faltar entre los siervos, y las monjas que “le ayudan”, son devotas misioneras que encajan muy bien en su residencia principesca.
Bertone, con el dedo en el atole, terminó recordando que ha trabajado al servicio de los papas “con lealtad y dedicación, y también al servicio de la fundación del Niño Jesús”.
Quien sabe, es probable que para conocer la salvación, primero haya que probarla en el mundo real. O al menos ese es el predicamento que dejará el ilustre del borlete rojo. ¡Matter misericordia!
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La divinidad ya los juzgó.- La Virgen en La Salette: Oración y penitencia.
Dios perdona por que no sabemos lo que hacemos, pero «sus elegidos», ellos SI SABEN LO QUE HACEN, ¿les alcanzará a ellos la misericordia del Conciclio Vaticano II? Seguro que sí, PERO LA VERDADERA MISERICORDIA DEL PADRE CELESTIAL SEGURO NO.