En China actualmente hay unos 109 millones de personas con una riqueza personal de al menos 10 millones de yuanes, unos 26 millones de pesos, y 67 mil superricos con activos por más 100 millones de yuanes. Además, hay 213 personas con más de mil millones de dólares. El boom económico del país asiático ha incrementado el nivel de vida de millones de sus ciudadanos, pero también ha creado nuevos problemas como la contaminación y la desigualdad.
Los hijos de estos archimillonarios, los “ricos de segunda generación”, son conocidos como fuerdai, y últimamente estos personajes han ocupado los espacios de los medios nacionales y la atención del pueblo llano chino, ante el exceso de lujos que muestran a través de redes sociales.
Se les ve conduciendo coches insultantemente aristocráticos que, gracias a los altos gravámenes a la importación, pueden costar un millón de dólares o más. Varios de ellos cuelgan en la redes sociales fotos ostentosas y vulgares arranques sobre sus hazañas.
Recientemente, Wang Sicong, el hijo del magnate y billonario chino, Wang Jianlin, conocido por sus grandes propuestas inmobiliarias a nivel internacional, tomó la decisión de regalarle dos Apple Watch de oro puro a su perro y mostrar su compra en las redes sociales.
Un Apple Watch de oro se vende en China al costo de 126 mil yuanes, unos 328 mil pesos, aunque no es el único capricho que Wang Sicong ha brindado a su mascota, ya que en otras fotos ha aparecido junto a bolsos de marca Fendi o bebiendo agua embotellada Fiji.
El fuerdai Wang siente más pasión por los videojuegos que por las multimillonarias transacciones financieras del Grupo Wanda, empresa que fundó su papa. Él se dedica a dirigir la compañía informática Invictus y a través de su cuenta de Sina Wibo se dedica a la ardua tasca de realizar críticas de videojuegos.
Una de los comentarios más infames de este junior, fue la respuesta que realizó cuando le preguntaron si le preocupaba tener amigos con dinero y él respondió: “No me preocupa si tienen o no dinero, porque nadie puede tener más dinero que yo”. Wang suele definirse como un “gao fu shuai”, que significa literalmente alto, rico y guapo, y disfruta marcando distancia de los “diaosi” o “pelos púbicos”, una expresión despectiva con la que algunos se refieren a los jóvenes de clase humilde.
Su padre, Wang Jianlin, prefiere no hacer comentarios sobre las opiniones de su hijo. Aunque, según ha trascendido, se arrepiente de no haber tenido más hijos. “Mi mujer no quiso tener más cuando éramos jóvenes y ahora es demasiado tarde”, reconoció.
¡¡UN BOLUDO CON PLATA!!
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