Bloqueos carreteros para detener el robo de agua a los yaquis

Giovanni Velázquez

Vícam, Sonora, México. Autoridades tradicionales y el pueblo yaqui se mantienen firmes y anuncian acciones más contundente a más de una semana del inicio del bloqueo de la carretera internacional número 15 (México-Nogales) a la altura del pueblo de Vícam. Esta acción es una respuesta a la negativa del gobierno estatal a detener la operación del Acueducto Independencia, cuya ejecución extrajo ilegalmente los primeros volúmenes de agua de la presa El Novillo.

La extracción comenzó a principios de mayo, a pesar de que el gobierno estatal no cuenta con los permisos de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) para el trasvase y de que tiene en contra la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que ratificó el amparo a favor de la Tribu en contra del Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA), instrumento necesario para el funcionamiento legal de la obra.

El 8 de mayo, la SCJN resolvió en su primera sala otorgar la seguridad del Estado a las autoridades tradicionales del pueblo de Vícam, a través del expediente 631/2012 por la violación de su derecho a la consulta por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). Sin embargo, ni el gobierno de Sonora ni las autoridades federales giraron las instrucciones para detener la construcción del Acueducto Independencia; por el contrario, hicieron caso omiso al mantener encendidas las bombas que la misma CONAGUA habilitó para perpetuar el robo del agua del Río Yaqui.

La tribu yaqui, desde que se anunció la construcción de la obra a través de los medios de comunicación –nunca directamente a ellos-, ha denunciado el despojo del agua necesaria para su existencia, la ilegalidad de la obra y, sobre todo, la pretensión de exterminar a su pueblo por parte de Guillermo Padrés Elías, gobernador de Sonora, respaldado en su momento por Felipe Calderón y ahora por Enrique Peña Nieto – quien no se ha pronunciado ni visitado la entidad para responder a las promesas de su campaña electoral.

Como en septiembre de 2011 y noviembre de 2012, la Tribu ejerce su derecho a la protesta al realizar bloqueos intermitentes de la carretera, los cuales (a medida que pasa el tiempo y siguen sin tener respuesta de ninguna instancia responsable) se hicieron permanentes sobre la carretera, caminos vecinales y brechas que comunican el sur con el norte del estado. La carretera está en una parte del territorio reconocido como propiedad de los yaquis por decretos presidenciales en 1937 y 1940. La vía de comunicación es un préstamo de tierras, pero el territorio sigue siendo de la Tribu.

Las protestas al sur de Sonora iniciaron con la megamarcha del 28 de mayo en Ciudad Obregón, denominada “Respeto al Estado de Derecho” y encabezada por la Tribu y el movimiento ciudadano “No al Novillo”. Al término de la marcha iniciaron los bloqueos en los accesos principales del municipio de Cajeme para exigir el restablecimiento del Estado de derecho ante las constantes violaciones a él cometidas por el gobernador de Sonora. En días posteriores, la Tribu anunció (después de realizar las correspondientes asambleas en la Guardia Tradicional de Vícam, donde se discutió la necesidad de continuar con las acciones de resistencia civil) la instalación de un campamento sobre la carretera y su bloqueo en caso de que CONAGUA no apague las bombas en la presa “El Novillo”.

El llamado a la concentración en el punto cercano al kilómetro 47, visible por la presencia del puente peatonal, recayó en las “Brigadas en Defensa del Río Yaqui”. Éstas, mediante un comunicado dirigido a “todas las tropas de la Tribu Yaqui, autoridades tradicionales y pueblo en general”, invitaron a “participar en la protesta sobre la carretera en Vícam, ya que Guillermo Padrés logró conectar ilegalmente un tubo a la presa El Novillo y está robando esa agua que nos pertenece y mucha falta hace en nuestro territorio para abrir y regar nuestras tierras, pero también para tomar agua sin enfermarnos y algo mucho muy importante, revivir el Río Yaqui que hoy está totalmente seco”.

Dicho comunicado enfatiza que: “Ya nos han robado mucha agua, por eso no debemos permitir que sigan desviando nuestra agua hacia otra parte; aquí nos hace falta. El daño que nos han provocado ya es mucho, unamos esfuerzos y rescatemos juntos el agua para todos los yaquis que habitamos este territorio; no es necesario que seas gobernador, capitán, comandante o secretario para defender tu derecho a una vida digna, somos yaquis y eso es suficiente para que sea escuchada tu voz y actuemos en consecuencia”.

Desde el puente peatonal, donde se localizan las lonas que señalan que la Tribu no descansa ni da tregua, se aprecia una larga fila de tráileres, camiones de carga, autobuses y automóviles particulares esperando a que la tropa yoeme dé la orden para permitir el flujo. Éste se reduce más a medida que la tensión crece ante la inexistencia de diálogo por parte del gobierno federal, lo que no impide dejar el paso a las ambulancias que sin problemas dejan atrás el bloqueo.

Las tropas siguen alertas, pues en 2011 una manifestación similar fue reprimida por las policías estatal y federal. Se suman las recientes declaraciones del procurador de justicia del estado, Carlos Navarro Sugich, sobre la intervención de la policía; las del secretario de gobierno, Roberto Romero, desconociendo a las autoridades de la Tribu; y las del delegado en Sonora de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Javier Hernández Armenta, confirmando una demanda contra los manifestantes ante la Procuraduría General de la República (PGR) de acuerdo al artículo 533 de la Ley de Vías Generales de Comunicación.

Confiados en que el único fuera de la ley es el gobernador Guillermo Padrés, el Fondo de operaciones Sonora SÍ y las dependencias federales, los yaquis logran lo que años de intervención gubernamental han buscado evitar: la unidad de los “Ocho Pueblos Tradicionales”. Lo demostraron las autoridades de Loma de Guamúchil, pueblo yaqui que en los últimos años fue el centro de operaciones de los yaquis afines al gobierno (conocidos como torokoyoris) que privilegian los intereses partidistas por encima de sus hermanos yaquis. Sin embargo, Loma de Guamúchil se sumó a los bloqueos después de que las tropas y el pueblo sobrepasaran a sus autoridades al no sentirse representados por ellas.

Las redes sociales también sirven para denunciar e informar lo que ocurre en Vícam, ante la poca o nula información de los medios regionales, que dan prioridad a la nota roja, donde la violencia, la extorsión, la inseguridad, las pérdidas económicas y el calor afectan a los transportistas y viajeros. Dejan de lado el punto de vista yaqui, que reconoce las afectaciones a la población pero señala que quienes serán exterminados por el robo de su agua son ellos.

En pleno verano y con las temperaturas que se alcanzan en el desierto sonorense, día y noche se concentran mujeres y hombres de todas las edades a la orilla de la carretera, pues se anunciaron medidas más contundentes si no hay respuesta. Y a las voces en lengua jiak que dicen “Namakasia achaim kaabe amau tawabaane” (firmes compañeros, que nadie quiera quedarse atrás), la mujeres preparan la comida, llega la gente de los otros pueblos yaquis y la bandera ondea, anunciando que la autonomía se vive todos los días y se defiende a cada momento.

Fernando, integrante de la tropa yoeme y siempre vigilante, hace un señalamiento para recordar a sus mayores, los que murieron defendiendo el territorio yaqui: “El olor a rebelión invade el ambiente aquí en Vícam. En los rostros de mis compañeros de brigada se nota un gesto de una victoria anunciada. Namakasia”, concluye.

Publicado el 17 de junio de 2013

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