Una autopista que destruye el patrimonio ambiental y cultural en la ciudad de México

Carolina Bedoya Monsalve

México, DF. Desde el 2013 diferentes colectivos iniciaron la lucha para detener las obras de la Autopista Urbana Oriente (AUO), una vialidad de cuota concesionada a la empresa privada Cementos Mexicanos (CEMEX). La  autopista iniciará en Muyuguarda, Xochimilco, y terminará en la Calzada Ignacio Zaragoza, en la delegación Iztapalapa. La población se opone porque los dos primeros kilómetros de la autopista se encontrarán ubicados en un área Natural Protegida y en diferentes espacios públicos de gran importancia para la comunidad.

En junio del 2013 el gobierno del Distrito Federal anunció la construcción de la tercera autopista urbana de la Ciudad de México. El proyecto fue planeado años atrás pero no habia logrado salir por irregularidades, señala Ximena Gutiérrez, académica de la UNAM y miembro de la organización “Xochimilco Vivo”.  El ex secretario de Obras Públicas, Luis Alberto Rábago,  al hacer el anuncio oficial por primera vez de las obras, lo dijo como si fuera un hecho inminente. Lo sorprendente de esta declaración es que nadie tenía idea de que se iba a construir  una obra de estas dimensiones y menos que era tan inmediato, comenta Ximena Gutiérrez.

“Después de conocer el anuncio, un grupo de ciudadanos nos empezamos a preocupar por esta obra, pero sobre todo por los dos primeros kilómetros, que van desde Muyuguarda a Canal del Chalco”, dice la entrevistada. Esta zona se encuentra en un área protegida, declarada así por las autoridades del Distrito Federal, también está protegida por la Unesco y tiene un nombramiento RAMSA, que se refiere a los ecosistemas de humedales de importancia internacional; entre otros nombramientos.

Un mes después de conocerse el proyecto de la autopista, un grupo de personas a través del portal de peticiones Change.org, iniciaron un llamado a la sociedad civil para la protección de una zona donde se encuentran pantanos, canales, flora y migración de aves, entre otros recursos naturales. Con más de 2 mil firmas, en julio del 2013, el colectivo “Xochimilco Vivo” llevó la petición a la secretaria de medio ambiente (sedema), Tanya Müller García. En respuesta a esto se organizo un conversatorio con expertos y académicos en el tema de los ecosistemas, “la reflexión se centro en, cuál es la pertinencia de esta autopista; si realmente iba a resolver los problemas de movilidad y si valía la pena hacer una obra que impactara tremendamente el ecosistema”, advierte la académica Gutiérrez.  Las conclusiones de este encuentro se centraron en la inviabilidad de la autopista, y la manifestación del impacto ambiental que violaba todos los reglamentos a los que está sujeto esta zona por estar protegida.

Un mes después de entregar la petición, la Secretaría de  del Medio Ambiente del DF (Sedema), decidió rechazar la manifestación de impacto ambiental que sometió la empresa privada Cemex, basado en argumentos de expertos, ya que en la manifestación no se especificaba todo el impacto que iba a tener la obra y tampoco cuales eran las alternativas. “Para nosotros fue un triunfo en el sentido de que se estaba exigiendo mayor calidad en el estudio para justificar esta autopista; se rechazó esta manifestación y se dio un plazo de semanas para que volvieran a presentar el proyecto y aparentemente la empresa privada no pudo justificar lo injustificable; pidieron dos prórrogas y no pudieron someter ninguna manifestación mejorada”, refiere Ximena Gutiérrez.

Un problema de movilidad.

Los colectivos que no aprueban el proyecto aclaran que no se oponen al mejoramiento de la movilidad, incluso están consientes del grave problema que afecta a la ciudad en general; pero enfatizan en la importancia de una decisión inteligente para mejorar el problema. “Muchos dicen que el tráfico en esa zona se podría mejorar  considerablemente regulando el transporte público, entonces ¿porqué no proponen incentivar el uso del transporte público?“, señala la académica. El 80 por ciento de la gente que transita este tramo usa transporte público; Ximena considera ilógico que se le dé preponderancia a una autopista que no será gratuita para la gente, y es algo que no puede utilizar cualquiera, teniendo en cuenta que la zona de Iztapalapa, Tlahuac y Xochimilco son de las que tienen menores ingresos per cápita de la ciudad, “y de hecho ésta serpá una de las autopistas más caras del mundo”.

Desde el sexenio pasado inicio el plan de las autopistas urbanas, la Autopista Oriente es la tercera de la ciudad, por eso Ximena Gutiérrez supone que esta obra corresponde al plan de cerrar este circuito, pues ya está el poniente con el sur, luego el sur con el oriente y de ahí la salida hacia el Estado de México. Las alternativas planteadas por los colectivos van desde la construcción de un tunel, una línea de metrobus o simplemente medir el impacto en la movilidad, regular el transporte público o poner transporte público de calidad, como se ha hecho en zonas de mayor nivel económico de la ciudad.

Destrucción del patrimonio ambiental y cultural

Los Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco son regiones de humedales y lagos; lo único que queda de la zona lacustre de la Ciudad de México, lo que antiguamente formaba la Cuenca de México. Ximena Gutierrez explica en entrevista con Desinformemonos, que debido a las caracteristicas que posee este lugar es de suma importancia en la regulación del clima, en la infiltración de agua al manto acuífero, y en el mejoramiento de la cálidad del aire. También explica que es uno de los últimos lugares ecológicos que quedan en esta ciudad de cemento. La zona de Xochimilco y Tláhuac es Monumento histórico, Patrimonio Mundial Cultural y Natural.

Xochimilco ahora está en riesgo inminente por la contaminación y el problema del agua. Los expertos estiman que Xochimilco se terminaría de urbanizar en el 2050, además de todo el peso cultural que tendría. También subiría la temperatura de toda la ciudad tres grados, y se perdería la fauna que es endémica, señala la experta. Un ejemplo es que especies endémicas como el Ajolote se encuentran en peligro de extinción, en el 2013 no se encontró ninguno y en lo que va de este año tan sólo han encontrado uno.

Zonas en peligro por la obra

La autopista comprende 14 kilometros en total, de Xochimilco a Iztapalapa. En Iztapalapa, aunque no afecta zonas de reserva natural, si perturba lugares de esparcimiento importantes para la comunidad, tales como espacios deportivos, zonas verdes y plazas cívicas. El descontento de la gente es que Iztapalapa es la delegación que menos áreas verdes tiene por cabeza, además de ser un lugar conflictivo por la densidad poblacional. “Ellos dicen que si les quitan esas pocas áreas verdes les afectará la cohesión social”, señala. En iztapalapa además hay pozos de agua que tendrían que llenar de cemento, y hay que resaltar que en ésta delegación hay problemas de agua, como el resto de la Ciudad de México, que debido a su crecimiento poblacional y a la mala planeación urbanistica atraviesa problemas graves de abastecimiento del vital líquido.

Resistencia y organización

Tanto en Xochimilco como en Iztapalapa la gente le ha puesto un alto a las obras que el gobierno quiere imponer para beneficiar a la gente de clases más altas, refiere Ximena Gutiérrez, pues esta obra sólo “beneficiará al que tenga dinero para pagar una cuota por transitar por esta autopista”. La gente en Iztapalapa se ha organizado más y es entendible, dice la activista: “está delegación es densamente poblada, está llena de casas a la orilla de periférico, y ellos sí ven el daño mucho más cercano. Por eso cada semana se reúnen en asambleas, y han salido al periférico con picnics, conciertos, jornadas culturales”. En Xochimilco la parte donde se realizaría la obra es una Reserva Natural, por lo tanto no hay casas. La lucha en este lugar consiste en informar a la gente para que haga consciencia de la importancia de preservar estos lugares. Hemos hecho jornadas de información, allí celebramos el día internacional de los humedales, tareas de limpieza, músicos, etcétera. Refirió la académica.

La Ciudad de México ha sido finalista y ganadora de varios premios que conceden a ciudades de vanguardia, específicamente en el tema ambiental. Por eso, comenta la fundadora de Xochimilco Vivo, “no se entiende cómo todo lo que esté fuera de la Condesa o Reforma no amerita ninguna política de cuidado del medio ambiente. Mientras dan fideicomisos para hacer más autopistas, suben el metro y el transporte público no es de calidad. La política de medio ambiente de la ciudad es muy contradictoria”, finaliza

La Autopista Urbana Oriente, continúa.

Según información de La Jornada, el secretario de obras señaló que el proyecto “va porque va”. Aunque en enero este año la manifestación de impacto ambiental que tenía que hacer la empresa no pasó. el proceso debe de iniciar de nuevo, es decir, la autopista no está cancelada. “La información del gobierno es muy contradictoria y escasa, no sabemos qué está pasando, tenemos que estar persiguiéndolos, principalmente al secretario de Obras Públicas y a la Secretaría de Medio Ambiente. La exigencia ahora es que no se les viole el derecho a la información real y verás; el derecho a la consulta previa y pública”.

Aprender de los errores

La académica entrevistada advierte que hoy más que nunca se debe reflexionar sobre los errores del pasado y aprender de ellos. El Distrito Federal es una ciudad construida sobre muchas fallas de urbanismo y planeación, “estamos padeciendo ahora esos errores con una ciudad contaminada, con problemas de agua, con una ciudad que se está hundiendo. Acabar con lo que queda de Xochimilco significaría un daño considerable en toda la ciudad”, dice.

En Xochimilco quedan los últimos remanentes lacustres, esto es un patrimonio natural y cultural. “Todavía estamos a tiempo de rescatar estos espacios tan únicos y no hay ninguna razón para que el gobierno no se apoye de la academia para construir soluciones inteligentes de movilidad para preserva estos espacios”, concluye la activista.

17 de marzo 2014

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