En busca de Karen

Fran Richart/Desinformémonos

Sus rostros los encontramos en el metro, en los postes, en los muros, en cualquier lugar donde se pueda enganchar una cinta adhesiva. Generalmente los negamos al pasar. Pero sus retratos en blanco y negro, acompañados con información detallada, siguen ahí aunque vayan cambiando. Son miles los carteles, y miles las madres y padres, hermanos y hermanas, parejas e hijos, que los buscan sin cesar. Aurora es una de ellas y lleva desde el 2 de noviembre buscando a Karen Anayanci Velázquez, su hija de 17 años.

Va sola y lleva una bolsa de plástico, donde carga un diurex y cientos de copias de un afiche emitido por la Alerta Amber del Estado de México. Se encuentra cerca del metro Niños Heroes y sus ojeras revelan que lleva varias noches sin dormir.

Fecha de nacimiento: 27/12/1997. Estatura: 1,58 MTS. Ojos: Café oscuro. Complexión: Delgada. Lugar de Extravio: Col. Benito Juárez, municipio de Nezahualcóyotl. Señas Particulares: Lunar Oscuro en costado izquierdo en labio inferior. Extiende la cinta y lo pega en una cabina telefónica.

“El día primero de noviembre fue a una fiesta con amigos de la iglesia. Fue a una esquina a esperar a un amigo y ya no regresó. No aparecía y doy con la casa de un fulano que sabía que estaba ahí y me lo niegan. Voy con la policía a catear el domicilio pero el chico de la casa la llama, y ella contesta llorando que está bien. La familia del chico me acusó que yo tenía la culpa, porque tenía muchos problemas conmigo, pero mi niña está mal”.

Justamente el 2 de noviembre de hace dos años, Aurora fue a efectuar la misma denuncia. Karen desapareció por primera vez con 15 años, cuando un grupo de hombres la interceptó en su camino a la escuela en Neza. Se la llevaron a Puebla donde sufrió todo tipo de vejaciones. Aurora explica que fue secuestrada a la una de la tarde y a la una de la madrugada estaba en casa.

“Decía que se sentía mal, no me dijo nada en unos días y encuentro un paquete de droga. La confronté y me dijo que hacía días que no iba a la escuela; se desmaya, vomita y me dice que abusaron de ella. La niña no se acordaba de mucho pero le pegaron y le hicieron todo tipo de cosas. En estos dos años ha venido recordando todo lo que vivió. Desde ahí ha sido desgastante, se me enfermó”.

La desesperación de Aurora se multiplica a cada hora, ya que Karen depende de sus medicinas y hace días que no las toma. Desde el episodio de Puebla, la mermada salud de la joven se agudizó con problemas de epilepsia, disautonomia y crisis neuro conversivas. “Tiene conductas muy extrañas, hace cada locura… ¡No sé ni siquiera dónde pueda estar y está enferma! Si no toma la medicina, sino toma la sal, tres litros de agua al día, sus ejercicios para abortar las crisis y convulsiones, pero sus convulsiones no son de movimiento, se queda dormida y no despierta…”, relata sollozando.

La última llamada de Karen se rastreó en Santa María la Ribera, pero se encontraba en movimiento. Aurora explica que le apoyan sus familiares y amigos, que descargan los pasquines de búsqueda desde la computadora “y andan pegando en varias colonias”. A parte de eso, su hija de 24 le ayuda a distribuirlos y tiene que andar cuidando su otro hijo de nueve.

IMG_6844

Karen decía que estaba harta, que no deseaba la medicina, y que mejor la hubieran matado. Su madre explica que en el hospital de referencia no la revisaron bien y no fue hasta que acudieron tiempo después al Hospital General cuando le detectaron traumatismos craneoencefálicos productos de los golpes que sufrió de sus captores en Puebla. Aurora piensa que ese lapso de tiempo que no fue bien atendida, es cuando se desataron todas las enfermedades que padece.

Respecto a sus agresores, elaboraron retratos hablados y Aurora emprendió el camino de buscarlos. “Hasta nos llamaron y nos amenazaron para que le bajáramos”. Explicó su hija desaparecida, que cuando fue “liberada”, le dieron una mochila con las instrucciones que vendiera todo lo que había en su interior y que no revelara nada a su familia, “o los iban a matar a todos”.

“Estos dos años han sido terribles. No solo abusaron de ella sino vio muchas cosas ahí. Recaía y recaía. Se despierta por la noche sudando, llorando, vomitando, no sé si porque recuerda o lo sueña. Ella siempre dice que porqué la dejaron vivir. Y ahora no sé si ya me la mataron, si la van a prostituir o no sé…”. Sus ojos miel se humedecen y mira el retrato de Karen posado sobre la cabina telefónica.

Nunca los encontraron, sentencia Aurora. Y a pesar que la policía de allá tiene conocimiento del lugar donde estuvo Karen en Puebla, “pues dijo que había muchas muchachitas que las tenían en la calle y que venían los camiones y se las llevaban”, las autoridades no actuaron. “¿Y por qué hijos de la fregada no hacen nada?”, espeta.

“El negocio más grande del mundo son las criaturas. Se pierden de todas las edades y el pueblo no hacemos nada, y si haces algo, te matan. Si me matan a mí con tal de encontrar a mi hija no hay problema, pero si me matan, ¿qué voy hacer con mis otros hijos? Diario son miles las madres que están sufriendo la agonía y nadie puede hacer nada. Ni diputados ni abogados ni jueces. Nadie sirve para hacer justicia, por eso solo se la dejo a Dios”.

Aurora se despide mostrando un mensaje que acaba de recibir en el buzón de voz de su celular. Es una llamada desde un número que no conoce y empieza en silencio y luego se oye un grito. “A mi nadie me llama, ¿quién pudo ser?”, se pregunta. La incertidumbre y las conjeturas le embargan constantemente, pero las fuerzas de flaqueza le impulsan a seguir su ruta y a visualizar que va encontrar a su hija. O al menos desea, que aunque no quiera estar con ellos, venga a buscar los medicamentos o que envíe a alguien que venga a buscarlos.

En México, según datos del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas hay 26 mil 599 desparecidas desde 2007 y otros años no especificados, y tan solo en los últimos cuatro meses hubo mil 201 denuncias. Casi la mitad de los desaparecidos se concentra en Tamaulipas, Estado de México, Nuevo León y Jalisco, donde suman 12 mil 158 casos.

Los nadies de los ausentes. Aquellos que valen menos que el papel que los reclama.

 

Para cualquier información sobre el paradero de Karen Anayanci Velázquez, contactar con Alerta Amber México: 01 800 00 854 00 o Alerta Amber Estado de México: 01 800 89 029 40 (llamadas sin costo).

 

Este material periodístico es de libre acceso y reproducción. No está financiado por Nestlé ni por Monsanto. Desinformémonos no depende de ellas ni de otras como ellas, pero si de ti. Apoya el periodismo independiente. Es tuyo.

Otras noticias de los nadies  

Una Respuesta a “En busca de Karen”

Dejar una Respuesta