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Guerrero, México. En la Montaña de Guerrero, donde habitan los na savi, hombres y mujeres de la lluvia; los mephaa, hijos e hijas del fuego; los nahuas, de palabra sabia y dulce; los nanncue ñomdaa, con su palabra de gua, los pueblos han clamado secularmente por justicia.
El olvido al que han sido condenados es tan fuerte y doloroso que causa muertes de niños y niñas por falta de atención médica; muertes de mujeres y hombres a manos de corporaciones policiales corrompidas; muertes de jóvenes que dejan la vida en el camino, migrando hacia esta país en busca de mejores oportunidades. Muertes, en fin, causadas porque las autoridades simplemente no protegen los derechos básicos de quienes menos tienen.
Aun así, los sabios de cada pueblo, hombres y mujeres de corazón limpio que a lo largo de su vida han servido al pueblo, han luchdo siempre por defender el territorio, la lengua, la identidad y, sobre todo, la dignidad.
En el informe de los 20 años de actividades del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, se dibujan no sólo dos décadas de defensa de los derechos humanos, sino los rostros, las historias y los números de los agravios contra los pueblos y de sus resistencias.
