México, Distrito Federal. No creemos en la palabra de los federales y del ejército en la búsqueda de los 38 normalistas víctimas de desaparición forzada, enfatiza Carlos, del comité estudiantil de la Normal de Ayotzinapa. Hay una base del ejército a dos kilómetros de donde fue el tiroteo, y no hicieron nada por detener a los policías. Y hasta hoy, no dan un solo dato de dónde pueden estar los compañeros, insiste el estudiante, por lo que pide que cualquier información se haga llegar directamente a la escuela.
Para los normalistas, el ataque en su contra se trata de terrorismo de Estado para intimidar a las organizaciones sociales; señalan que el gobierno recurre a la desaparición selectiva de activistas y ahora, a las ejecuciones extrajudiciales. En este caso, es más que evidente la responsabilidad del alcalde de Iguala, Guerrero, José Luis Abarca, en la ejecución de tres normalistas y la desaparición de 38 más el 26 de septiembre, señala el estudiante de la Normal Rural Isidro Burgos. El 30 de septiembre, después de pedir licencia a su cargo para facilitar la investigación, el político perredista se dio a la fuga. Y a cinco días del ataque emprendido por la policía municipal y un comando armado, no hay pistas de los jóvenes desaparecidos ni de su estado físico, aunque los testimonios establecen que al menos a 15 se los llevaron las fuerzas del orden en vehículos oficiales. Estamos muy angustiados, dice Carlos.
Los normalistas sostienen que, aunque en los medios de comunicación se insiste en la infiltración del crimen organizado en las fuerzas del orden, ellos no han dado ningún motivo para que el ataque venga de la delincuencia. E indican por qué hacen responsable también al gobernador, Ángel Aguirre Rivero: él cubre de impunidad a los actos que se ejecutan contra los normalistas. Con ese respaldo, el alcalde de Iguala no ordenó el cese al fuego contra nuestros compañeros, describe Carlos.
El estudiante lamenta que, por tercera ocasión en dos años, la Normal se cubre de luto por el asesinato de estudiantes. Y puntualiza que en esta ocasión, igual que en las anteriores, no hay ninguna respuesta del Estado, por lo que es urgente el apoyo social.
Carlos pide que cualquier información que haya sobre los desaparecidos, se haga llegar directamente a los estudiantes de Ayotzinapa. Ante el baile de cifraspues el gobierno dijo que encontró con vida a 13, cuando lo que ocurrió fue un trabajo de las organizaciones de derechos humanos de localización de estudiantes y depuración de listas-, señala que la información oficial la tendrá la página de internet de la escuela. Y clama a los ciudadanos de Guerrero: Si los ven, socorran a nuestros compañeros. Se trata de vidas humanas.
En los medios de comunicación se hizo público el argumento de los policías detenidos por las ejecuciones extrajudiciales: unos alegan no haber disparado, y otros señalan que los normalistas los atacaron con piedras y ellos respondieron con fuego. Los de Ayotzinapa insisten: los jóvenes bajaron de los autobuses a pedir que los dejaran pasar, y los policías comenzaron a dispararles. Estaban indefensos los compañeros, gritaron que los dejaran atender a los heridos, pero les siguieron disparando, sostiene Carlos. Que no quede duda, insiste: el ataque lo realizaron los policías municipales, los mismos que se llevaron detenidos a los que ahora no aparecen.