Vicam, Sonora, 19 de septiembre de 2014. Los hostigamientos en Vicam no se hicieron esperar. Apenas tres días después del auto de formal prisión contra Mario Luna Romero, vocero de la tribu, la Policía Federal apareció sobre la carretera federal 15 para fotografiar a los yaquis que realizan el bloqueo de la vía. Los elementos federales huyeron al recibir un llamado de atención de los yoeme. El acoso se produce justo unas horas después de la reunión de yaquis de los ocho pueblos tradicionales para decidir sobre sus próximas acciones.
La noche anterior, un auto con hombres vestidos de civil se apostó frente a la casa de la familia de Luna Romero. El secretario de la autoridad tradicional advirtió anteriormente, en entrevista con la periodista Gloria Muñoz Ramírez para el diario La Jornada, que responsabiliza directamente al gobernador Guillermo Padrés Elías de cualquier cosa que pueda suceder a sus parientes.
En la noche, en una reunión de autoridades tradicionales y yaquis de los ocho pueblos de la tribu, se decidieron las acciones que seguirán para lograr la libertad de su vocero y la cancelación del Acueducto Independencia, que desde 2010 amenaza con llevarse la poca agua que les queda. Se escucharon voces de coraje e indignación, y se denunciaron los daños ocasionados en la tribu por la detención de su vocero y la campaña de miedo, que continúa con las órdenes de aprehensión contra algunos indígenas, entre ellos Tomás Rojo. La primera decisión de los yaquis fue que el caso de Luna Romero se llevará a instancias federales, dada la tensión política que hay en el estado de Sonora y la clara parcialidad del juzgado III, que dictó el auto de formal prisión por privación ilegal de la libertad y robo de auto cometido por dos o más personas con solamente testigos de oídas como pruebas.
En las calles de Vicam que después de las lluvia, volvieron a su aspecto polvoriento habitual-, la presencia de civiles preguntando por algunos miembros de la tribu genera inquietud entre la gente. A pesar de este ambiente de incertidumbre, los yaquis transmiten tranquilidad porque, a decir de uno de ellos que no quiere proporcionar su nombre, no debemos nada, no tenemos que esconder nada y mucho menos debemos de tener miedo. El Acueducto Independencia, promovido por el gobernador panista Guillermo Padrés Elías quien fue denunciado en días recientes por poseer una presa ilegal en uno de sus ranchos- es parte del programa Sonora Sistema Integral. A pesar de que los yaquis ganaron todos los recursos legales que interpusieron contra la obra, ésta se encuentra terminada casi en su totalidad, con dos de las cuatro bombas hidráulicas en funcionamiento. Los ocho amparos ganados, que legalmente llevan a la cancelación del Acueducto que abastecería a empresas instaladas en Hermosillo, no evitaron la amenaza al agonizante río Yaqui, parte fundamental de la cosmogonía y vida de la nación yoreme.
Un recurso legal ganado por los yaquis ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (contra el Manifiesto de Impacto Ambiental presentado para edificar el acueducto) obligó al gobierno a emprender una consulta a la tribu; el proceso se detuvo por la aprehensión del vocero Luna Romero. Juan Domingo Molina, asesor técnico de la tribu, denuncia que «nada de lo que se exige en tratados internacionales se ha cumplido, los manifiestos ambientales no señalan nada de los daños irreparables que ya tenemos y los futuros. Nos quedamos ahora en la etapa informativa de la consulta y claramente está muy parcial». En un reportaje publicado en Desinformémonos, Enriqueta Lerma explica que el río Yaqui no sólo tiene una significación mítica, sino también histórica pues representa el eje de ordenamiento territorial tradicional. Por siglos, sus ocho pueblos ancestrales: Belem, Huirivis, Rahum, Potam, Vícam, Tórim, Bacum y Cócorit, se asentaron en su margen, cambiando el lugar según su creciente y desviación. Ahora deben de improvisar sus rituales en el río cuando éste se encuentra seco, que es la mayor parte del año. Por eso, los yoeme que sobrevivieron a guerras, revoluciones y dictaduras-, aseguran que están dispuestos a luchar con sudor y sangre para que no se seque el río que les dio la vida.